martes, 3 de mayo de 2011

Las disputas entre hermanos son normales, aunque se les debe poner un límite.

Las peleas entre hermanos son algo normal que forman parte de la vida. Siempre habrá desacuerdos que propicien una discusión o pelea y, aunque son muchas las causas que pueden dan lugar a un pleito en casa, normalmente no existe una razón específica para que se produzcan. Una buena actitud de los padres hará que se reduzcan.
A la par de las modificaciones que suceden en los cuerpos de los adolescentes, también se suscitan cambios emocionales que influyen en el estado de ánimo, el humor y las diferentes manifestaciones de afectos y las peleas entre adolescentes hermanos son muy comunes, ya que se encuentran en una etapa de rebeldía en la que viven cuestionándose cosas y la familia no es una excepción, señala el psicólogo Andrés Moreno.

TODO CON MEDIDA. Las peleas entre hermanos son normales y frecuentes, forman parte de la vida cotidiana de cualquier familia. Los motivos son infinitos, cualquier cosa puede originar una pelea: la televisión, agarrar el teléfono, quién va primero al baño, etc. todo puede convertirse en motivo de discusión, explica el experto. "A pesar de que la rivalidad y las peleas sean normales, no quiere decir que simplemente se deban aceptar, pero tampoco que debamos reaccionar de forma desproporcionada ante ellas. Los padres deben saber que éstas ocurrirán, por lo que deben fomentar en el hogar la idea de compartir y ceder ante las cosas, en vez de rivalizar y tener una actitud posesiva con el resto de sus hermanos", añade.

DETRÁS DEL PLEITO. Por otro lado, Moreno señala diversas causas que pueden originar una pelea. "Muchas de ellas nacen de la rivalidad y los celos. El deseo de competir con sus hermanos para demostrarse a sí mismo y a los demás su capacidad es muy común. Es una forma de adquirir seguridad", dice.
Otra causa puede ser el deseo de llamar la atención de sus padres, también muchas veces el origen de la pelea entre adolescentes es, la ropa o que le han agarrado algo de su cuarto que le pertenece sólo a él. "Debemos enseñarles a compartir y a ser generosos con sus cosas, de igual manera, tienen que entender que cuando un hermano no le deja lo que él desea tiene que aceptarlo" dice el psicólogo.
El aburrimiento y la inactividad pueden propiciar también las disputas.

¿Y LOS PADRES? Según la explicación, la actitud de los padres es fundamental para reducir las peleas y que el ambiente familiar y la convivencia sean cordiales y tranquilos. Los papás deben tener en cuenta que a todos hay de demostrarles cariño y evidenciarles el amor que sienten por ellos, tanto con palabras como con hechos.
No deben intervenir en las peleas, tienen que dejar que ellos aprendan a resolver sus conflictos solos, sí intervendrán cuando la pelea sea física y, en tal caso, deben dejarle muy claro que no van a permitir esa actitud. Es importante incentivar a los hijos a la conversación. Tras una fuerte pelea, es muy importante que los padres tengan la costumbre de conversar con ellos, para que una vez calmados narren lo sucedido y puedan reflexionar sobre lo ocurrido. Es aconsejable acostumbrarlos a exteriorizar sus emociones, así le ayudan a no acumular rencores.

ACTITUD

Los padres deben buscar el equilibrio y saber cuándo intervenir.

FOMENTA

Las peleas no son del todo malas, ya que son de ayuda para un futuro.

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