jueves, 11 de agosto de 2011

Espacio privado del adolescente

En la búsqueda de personalidad, a partir de la pubertad las personas necesitan de cierta privacidad y respeto a la intimidad; dejar de compartir el cuarto con sus hermanos menores es algo que debe considerarse.

Claro está, que deben establecerse reglas claras de convivencia, pero cualquiera de ellas no deben invadir la privacidad del adolescente, afirma la psicóloga, Nuria Fillat. El niño quiere tener su intimidad, especialmente cuando se acerca a la adolescencia se vuelve mucho más receloso de sus secretos.

El tiempo ideal para dejar que un niño o púber comience a experimentar su privacidad es cuando ellos lo piden. Siete, diez años, por ejemplo, aunque hay personas que la buscan antes, señala la psicóloga.

Explica que es en su intimidad que el adolescente prueba a imaginarse a sí mismo y a confrontarse también consigo mismo. “Este es un ejercicio que le ayuda a prepararse para el momento en que deba enfrentarse con la diversidad de cambios rápidos que le toca vivir en esta etapa”, señala Fillat, quien ofreció una charla en la sobre la adolescencia en la Escuela de Padres.

El púber o adolescente necesita tener un espacio propio suyo reservado donde pueda soñar y fantasear sobre sí mismo. Pero no sólo hay ilusiones en su intimidad, también temores, decepciones y desencantos cuando sus deseos son contrastados con su propia realidad.

Este recelo del adolescente preocupa a muchos padres que creen que están perdiendo la confianza de su hijo, pero corresponde a esta etapa evolutiva en que el adolescente necesita crearse un espacio interno para poder representarse a sí mismo, sus ilusiones, deseos o miedos para poder llegar a adquirir una identidad propia, añade la psicóloga.

SILENCIO La preocupación del por qué los hijos no cuentan nada y se encierran en el cuarto, hacen que los padres se interesen más en la privacidad e intimidad, al punto de buscar algo en la habitación.

“Los padres han de ser cautelosos con la expresión no cuenta nada, pues hay cosas que, normal y sanamente, los hijos no cuentan - ni contaron, ni contarán- a los padres como sus sueños, primer amor, pensamientos de fuga, sus preocupaciones o el temor a quedarse solos”, dice la terapeuta familiar.

4 áreas de privacidad e intimidad

La psicóloga sintetiza en cuatro las áreas que se debe (sin cuestionamiento) respetar la intimidad de los jóvenes: sus relaciones sexuales, las notas en los diarios de vida, sus intereses por lo prohibido y los amigos. “Aprender a escuchar los silencios es fundamental para evitar malentendidos en cualquier contexto comunicativo cotidiano”, afirma.

Para entender el mensaje del silencio hay buscar el contexto de la intención comunicativa, añade.

Puntos de vista de los expertos

El sociólogo Javier Elzo opina que la comunicación se complica hoy día en muchas familias por el agobio que viven los padres. “Los adolescentes tienen un doble sentimiento: por una parte la necesidad de hablar con sus padres de lo que a

ellos les interesa - no de lo que interesa a sus padres- y, por otra, algo nuevo que antes no se tenía, el temor y cierta preocupación por no molestar a los progenitores”, explica.



1 comentario:

  1. Mi madre nunca me dejo tener puerta en el cuarto y menos un cuarto propio....... /sob
    Pero bueno la verdad no veo en que me afecto hasta ahora, mas bien soy una persona muy liberal y hablo de cualquier cosa sin miedo social.

    ResponderEliminar