miércoles, 10 de agosto de 2011

VAGINISMO cuando el sexo duele

No es un problema que las mujeres comenten a viva voz, pero lo cierto es que un gran porcentaje de féminas se ven imposibilitadas de llegar a la penetración durante el acto sexual

María Claudia (28) no sabía por qué le resultaba imposible tener relaciones con su esposo. Hace poco se casaron, tuvieron su noche de bodas, viajaron a su luna de miel pero no pudieron consumar el matrimonio. Ella tenía deseo sexual. Cuenta que comenzaban con los besos, las caricias y todo el preámbulo previo al sexo; sin embargo, llegado el momento, era imposible la penetración porque inmediatamente sentía un dolor inexplicable. Fue por ello que junto con su pareja acudieron a un sexólogo en busca de ayuda y gracias a las terapias a las que se sometió pudo superar el problema.
El vaginismo es la imposibilidad de realizar el acto sexual, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina, indica el sexólogo Erland Roca Chaar y agrega que las mujeres que padecen este problema pueden disfrutar de los juegos sexuales e incluso llegar al orgasmo, siempre y cuando no se produzca la penetración.
Cabe remarcar, advierte el ginecólogo Raúl Hevia, director de la maternidad, que no es lo mismo vaginismo que dispareunia, ya que esta última es el dolor o molestia antes, durante o después la relación sexual, mientras que el vaginismo es la imposibilidad de tener relaciones sexuales debido a un espasmo involuntario.

Hay dos tipos
El vaginismo puede ser total o parcial, explica la sicóloga Claudia Tórrez. “Es decir que puede producirse por una contracción total de la vagina a la mínima estimulación externa de la misma, o puede producirse un cierre solamente parcial de la misma, por lo que en ocasiones puede llegar a darse la penetración, pero de una forma que puede llegar a ser dolorosa o molesta tanto para el hombre como para la mujer”, detalla.
Al respecto, Erland Roca Chaar afirma que hay dos tipos de vaginismo:
Primario: Se da cuando una mujer nunca ha sido capaz de tener relaciones sexuales o llegar al coito. Es comúnmente descubierta en las adolescentes, cuando quieren usar tampones, tener relaciones sexuales o al ir al médico para practicarse un Papanicolaou. “Una mujer puede tener vaginismo y no darse cuenta hasta el momento en que intenta tener una penetración vaginal”, explica el sexólogo.

Secundario: Es cuando una mujer ya ha tenido relaciones sexuales normales y de repente se siente incapaz de ello. Esto puede ser por causas físicas como infecciones vaginales, trauma durante el parto, o secuelas después de una cirugía ginecológica, o por causas sicológicas. “El hecho de que ya haya logrado tener una penetración de forma satisfactoria es un factor que predispone a que el problema se pueda solucionar de mejor forma”, expresa.

Las causas
Según los expertos, el vaginismo es una enfermedad sicológica que se manifiesta con esa poderosa respuesta física, como es la contracción de los músculos de la vagina. Vale decir que las causas pueden ser sicológicas y/o fisiológicas.
Las fisiológicas, indica Raúl Hevia, pueden darse debido a malformaciones, infecciones urina rias, una mala irrigación vaginal, cistitis u otros problemas o enfermedades infecciosas.
Mientras que las sicológicas se presentan por ciertos traumas como una violación, abusos, una mala experencia sexual o presión psicológica para llegar a tener las primeras relaciones cuando no se está preparado.
En criterio de Liliana Zabala, terapeuta sexual, las experiencias traumáticas en cualquier etapa de la vida, como una violación, un abuso sexual o cualquier incidente asociado a la sexualidad o a la zona genital, pueden conducir al vaginismo.
También los problemas con la pareja, que pueden causar ansiedad entre ambos, pueden provocar o contribuir al vaginismo, agrega la experta.

Otros factores determinantes
Asimismo, la sicóloga Claudia Tórrez cita entre las causas del vaginismo:
• Haber tenido una educación demasiado estricta o puritana con respecto del sexo, que termina viéndose como algo sucio o por temor a ser utilizada por los hombres. Generalmente esto se da en ambientes muy tradicionales o en los que no hay una buena comunicación sobre la sexualidad entre padres e hijos.
• Temor al dolor que pueda producir la rotura del himen. En mujeres en que sus amigas han podido perder la virginidad antes que ellas, muchas veces se habla o se comenta sobre la primera vez. Si las experiencias que escuchan al respecto son dolorosas se puede crear cierto temor al sexo por el daño que supone y a la larga se puede generar el vaginismo.
• También en ocasiones tiene que ver con algún tipo de complejo, inseguridad o temor al rechazo, ya no solo relacionado con el coito en sí, sino por la valoración que la otra parte puede hacer respecto del propio cuerpo.

Factores de riesgo
Algunas mujeres son criadas con la creencia de que una relación sexual es algo malo y peligroso, señala Liliana Zabala.
Quizás hubo poderosos tabúes culturales o religiosos que dejan sentimientos de culpabilidad o vergüenza cada vez que la mujer tiene algún deseo sexual.
“Cuando la educación sexual de las mujercitas es inadecuada, pueden crecer pensando que es físicamente imposible llegar al coito”, agrega.

¿Tiene solución?
Por fortuna, asegura Claudia Tórrez, el vaginismo es un problema que tiene solución y, de hecho, es bastante sencillo de abordarlo desde una terapia sexual. El primer paso es consultar a un profesional especializado, que le ayudará a entender qué es lo que está causando el problema y cómo solucionarlo.
“Por suerte la vagina tiene la ventaja de tener gran flexibilidad, por lo que mediante un entrenamiento adecuado y ciertos ejercicios concretos se puede ir consiguiendo la dilatación suficiente para lograr la penetración sin molestia alguna, lo que facilita la eliminación de ideas erróneas sobre el sexo, de tal forma que la mujer pueda disfrutar de su sexualidad”, explica la especialista.
Como decimos, lo más recomendable para superar el tema es acudir a una terapia sexual y poco a poco, con diversos ejercicios, aprender a tener el control sobre los músculos de la vagina. Estas terapias no suelen ser demasiado largas, de hecho suelen ser de las más breves siempre que la persona ponga de su parte y saque tiempo para hacer diversos ejercicios, pero el tiempo de superación puede oscilar entre las 8 y las 16 sesiones, aproximadamente.

Tratamiento
Lo primero que se debe hacer, dice Liliana Zabala, es determinar cuáles son las causas del problema, si son fisiológicas o sicológicas.
Agrega que si la causa es sicológica, el vaginismo puede ser tratado con una sicoterapia individual o de pareja para ayudar a superar el trastorno. Una terapia sexual también es un tratamiento efectivo. El objetivo es tratar el trastorno para que las mujeres puedan tener un acto sexual libre de dolor y acabar con el patrón sicosomático que acompaña a este mal.
El tratamiento consiste en una terapia que fusiona la educación y la asesoría con ejercicios de comportamiento, los mismos que comprenden contracción y relajación de los músculos del piso pélvico. Se recomienda hacer ejercicios de dilatación vaginal en los que se usan dilatadores plásticos. No obstante, es importante que esto se haga bajo la dirección de especialistas. Esta terapia debe involucrar a la pareja y poco a poco se puede incluir un contacto más íntimo, hasta culminar con la relación sexual.
Liliana dice que si la causa es fisiológica u orgánica, el profesional médico es quien determinará cuáles son las pautas a seguir para eliminar el malestar del vaginismo.
Aunque se han llevado a cabo pocas pruebas controladas, muchos estudios científicos prueban la eficacia del tratamiento para esta enfermedad. En todos los casos en donde se ha utilizado la dilatación, se ha alcanzado éxito del 90 al 95% e incluso del 100% de los casos.

La buena noticia es que la mayoría de los casos de vaginismo, ya sean de tipo primario o secundario, tienen solución

Terapia individual
Son muchos los factores que pueden contribuir al desarrollo del vaginismo en ellas, estos pueden ser físicos, sicológicos y en algunos casos, ambos. El tratamiento que se debe aplicar depende de cada caso y del motivo causante de esta enfermedad

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