jueves, 23 de febrero de 2012

Intuición femenina

Tu mente interpreta las informaciones que vienen a través de los cinco sentidos y te transmite la voz del corazón y la conciencia. Atrévete a escucharla y obtendrás una comprensión más profunda de la realidad”

Sijam Ismael | licenciada-psicóloga

Esa persona te dio un mal tincazo. No quisiste salir anoche porque sentiste que algo malo podría suceder… ¿Qué es el sexto sentido o la intuición? ¿Realmente existe o, son nuestros miedos o deseos los que se manifiestan? Muchas nos preguntamos si realmente está ahí. Aunque científicos y expertos debaten sobre la existencia de un sexto sentido, y aún se cuestionan si es cuestión de feromonas, intuición o instinto, lo único que sabemos es que está ahí.

“Además de la vista, oído, gusto, olfato y tacto, poseemos otro sentido que no es físico: la mente, que nos permite aumentar la sensibilidad, la creatividad, la inspiración, la imaginación, enriquecer la comprensión o interpretar señales. Algunos lo llaman intuición, otros, sexto sentido”, explica la licenciada-psicóloga Sijam Ismael.

Investigaciones revelaron que leer la comunicación no verbal es una habilidad que las mujeres la tenemos más desarrollada.

Estudios han demostrado que, en general, las mujeres somos más empáticas que ellos y abiertas a mensajes emocionales.

Por otro lado, psicólogos evolucionistas creen que es así porque a lo largo de millones de años, las mujeres hemos aprendido a interpretar las emociones de nuestros bebés: la madre se ve obligada a leer los matices emocionales en la expresión no verbal del recién nacido porque es un factor esencial para su supervivencia.

Para Sijam, este nivel se desarrolla mediante la frecuente interacción con las personas. “Se llega a conocer tan bien las reacciones, gestos, muecas, tonos de voz, lenguaje no verbal, rasgos físicos, expresiones emocionales típicas… que cuando nos comunicamos, siempre que estemos interesados, podemos conocer, interpretar y anticipar reacciones y formas de actuar de los demás”, indica

Comprendiendo la intuición

Aunque parece que la intuición nace de alguna misteriosa fuente interna, en realidad es una forma de razonamiento inconsciente—es la manera que nuestros cerebros coleccionan y guardan la información. Sin embargo, la intuición es una facultad de la mente abstracta, que no llega a la conclusión mediante un camino lógico o explicación racional.

“La intuición se presenta de diferentes formas, simplemente sabemos que algo no está bien sin saber por qué, sabemos que a alguien le pasó o pasará algo o que la decisión no es la correcta, aunque todo señale que sí va resultar; nos impulsa a arriesgarnos sin saber por qué (y ganamos); o intuimos que la situación se va a complicar sin saber por qué… escuchamos una vocecita que nos advierte algo…”, dice Sijam.

La intuición también es entendida como un salto mental de inspiración o comprensión súbita de un problema (lo que se conoce en inglés como insight) o captar un conocimiento desde otro punto de vista, encontrar la pieza que faltaba en un rompecabezas.

“Es una comprensión más profunda e interna de lo que aparentemente muestra una situación, objeto o experiencia de vida”, explica.

Aplícala a tu vida

Desde cómo lidiar con un asunto cotidiano a las decisiones más importantes de tu vida, la intuición es útil. Pues en algunas decisiones de la vida, la racionalidad no basta, y la intuición nos permite atravesar el proceso de pensamiento lógico y alcanzar la mejor solución.

“Las decisiones racionales son buenas cuando el problema está perfectamente definido, cuando tenemos toda la información disponible, tiempo para analizar las variables, evaluar y comparar todas las alternativas posibles. Pero no siempre tenemos todas las condiciones para encontrar soluciones en la vida real. Se nos puede presentar un problema mal definido, carecemos de partes esenciales de la información, o no disponemos del tiempo necesario para analizar todas las alternativas. Nos vemos obligados, miles de veces cada día, a tomar decisiones en base a nuestra intuición”, afirma la experta.

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