lunes, 5 de marzo de 2012

Si pones reglas y las justificas de forma coherente, tu hijo no tendrá problemas para obedecer

Si como padre tienes razones válidas y coherentes para que tu hijo adolescente te obedezca, no tendrás problemas con su conducta. Pero si sólo muestras autoritarismo y una actitud caprichosa, entonces tu relación de padre e hijo se irá deteriorando cada vez más.

Cuando los hijos se van poniendo jóvenes empiezan a cuestionarse todo lo que les pasa por la mente. Por eso es importante que aprendas a razonar antes de dar una orden, explica el psicólogo Carlos Velásquez. “Si el argumento que tienes para que tu hijo te haga caso es coherente, el muchacho no tendrá problemas en cumplir sin que debas presionarlo”.

Por ejemplo, si te pide permiso para salir con los amigos, negocia y dile que puede salir siempre y cuando retorne a casa antes de la medianoche. Entonces, él preguntará por qué no puede quedarse un poco más. Tú le dirás: porque eres muy joven y la calle es peligrosa, quizá podría presentarse algún problema y a esa hora no habrá nadie para socorrerte. Si tu respuesta es válida, él entenderá el porqué de tu negativa de dejarlo más tiempo fuera. Pero si contestas: “porque así lo digo yo”, él creerá que es sólo un capricho tuyo.

Velásquez señala que el ser tolerante y el saber escuchar a los jóvenes a esa edad es muy importante, debido a que los adolescentes ya pasaron la etapa de la moral, de la obediencia (hasta los 12 años aprenden a obedecer a las personas que son adultas, sin cuestionarlas). Después de los 13 años, los chicos cuestionan todo y es cuando presentarán posturas encontradas contigo. “Si no se cumplen los compromisos, entonces se debe sancionar pero con límites. No puedes decir algo así como “llegaste una hora después de la acordada, por lo tanto nunca más volverás a salir”. Lo que corresponde decir es algo que esté dentro de lo razonable: ‘como llegaste tarde, no saldrás en dos semanas’”, aclara Velásquez.

La psicóloga Danny Tarqui expresa que no se trata de imponer órdenes a los hijos sin dar las debidas razones, sino de hacerles entender que los límites existen y que deben ser respetados para que exista orden en la casa. “Para esto, el ejemplo que un padre o madre puede dar es muy importante. Así, el hijo sabrá que debe cumplir con ciertas normas porque es parte de las costumbres y valores que su familia cultiva y porque todos lo hacen”, dice Tarqui.

Razones coherentes

La solicitud que se haga debe ser razonable, lógica y coherente. Esto permitirá que los papás tengan argumentos válidos para la aceptación del hijo, considerando que éste es un ser pensante que debe responder a reglas.

Negociar

También se debe negociar con inteligencia para luego ceder y hacer que ambos, tanto el padre como el hijo, ganen y eviten enfrentarse.

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