jueves, 12 de julio de 2012

Pelea menos ama-más

Cada pareja—incluso esas empalagosas que parecen estar locamente enamoradas—discuten. Pero cómo peleas hace la diferencia cuando se trata de una relación sana y feliz. Al identificar los estilos de pelea que están arruinando tu relación y aprender a comunicarte—incluso cuando parece imposible porque estás hirviendo de rabia— podrás mantener una relación más fuerte y sólida.

La experta en relaciones y autora de libros, Alisa Bowman, habla sobre las peleas en su sitio Web, Project Happily Ever After, y su nuevo libro que lleva el mismo título. La pregunta es, ¿cómo peleamos de manera justa?

Estilos de pelea que hacen daño

Aunque pelear y discutir con tu pareja es inevitable, nunca es divertido. La pregunta es: ¿Cómo podemos hacer que el proceso sea más justo, menos destructivo?

“El primer paso para pelear de manera justa es aceptar que tu estilo de pelea no está funcionando. Muchos tenemos tácticas de pelea disfuncionales y seguimos empleándolas”, explica Bowman. Y es que, pelear de manera destructiva puede afectar tu matrimonio más de lo que piensas. Asimismo, no comunicar tus sentimientos y pensamientos es perjudicial para la relación íntima porque lleva al resentimiento emocional, ya que un resentimiento acumulado contamina el deseo a la intimidad (especialmente en la mujer). Y sabemos que la intimidad es un componente clave para la satisfacción marital.

Sin embargo, hay parejas, (por más comunicativas que sean) que no pueden dejar de lado el orgullo y esa actitud de: “yo tengo razón y tú estás equivocado”. Por lo que pelean de manera obstinada, enfocándose en su propia perspectiva del problema y en “ganar”, en lugar de ponerse en los zapatos del otro y buscar soluciones.

Recuerda que si una persona es la que siempre cede, el otro se vuelve inflexible. Una pareja es una relación de dos en la que se debe dar y a recibir de forma equitativa.

Tácticas disfuncionales

“Las tácticas disfuncionales más comunes incluyen la ley del hielo, no tener sexo y la venganza”, explica Bowman. Y es que cuando una mujer se siente herida, hace algo para herir a su pareja, ya sea culparlo, darle ultimátums, amenazarlo de cierta manera (“si no haces esto entonces…”) o rogarle (“por favor haz esto… solo esta vez).

“Cambia tu estilo de pelea por uno más funcional”, aconseja la experta. Aunque sabemos que nos ponernos “defensivas” y “respirar profundo hasta calmarnos” es más fácil en la teoría que en la práctica, ten en cuenta estas tres habilidades a la hora de la pelea.

1 Escucha. Escucha lo que tu pareja tenga que decir prestándole toda tu atención, sin interrumpir ni formular un ataque. Cuando estés escuchando, intenta entender su lado de la historia, no pienses en lo que dirás para “ganar la pelea”.

2 Se asertiva. Es la habilidad de pedir lo que quieres sin ponerte a la defensiva. Para ser más asertiva haz lo siguiente: habla con un tono de voz suave. “Una voz suave hace que tu pareja se concentre más en escucharte, por lo que te prestará más atención. Por el contrario, un tono de voz elevado lo pone a la defensiva y se puede cerrar a la charla”, explica Bowman. Por otro lado, usa la menor cantidad de palabras posible. Mientras más hables, más fácil que pierdas su atención. “Mientras menos oraciones uses, más probable que cada palabra sea escuchada. Comunícate en tres oraciones o menos. Y por último, habla con cariño, no enojo. “Sonríe. Usa un tono cálido. Tócalo”, aconseja Bowman.

3 Soluciona problemas. Muchas veces los argumentos son un resultado de dos personas tratando de controlar el resultado en lugar de solucionar el problema. Recuerda que siempre habrá soluciones diferentes; el objetivo es encontrar una en la que ambos ganen y estén de acuerdo.

Aunque requiere práctica desarrollar estas habilidades, mejorarás tu “estilo de pelea” empleándolas. Sé paciente. Puede que explotes de vez en cuando, y está bien… sigue intentando. Eventualmente serás capaz de ver que estás mejorando y comenzando a pelear de manera saludable.

LAS CLAVES

Tú y tu pareja pelearán de vez en cuando. Es un hecho. A pesar que no siempre tienes control sobre qué te altera, tienes control sobre cómo manejas la situación. La comunicación saludable y positiva en toda relación debe comenzar por el respeto, la consideración, la empatía, una mente abierta y un tono calmado. El siguiente paso es que cada uno considere sus objetivos antes de comunicar sus pensamientos y sentimientos con el otro.

La experta en relaciones y divorcios Laurie Puhn, autora del libro, Fight Less, Love More: 5-Minute Conversation to Change Your Relationship Without Blowing Up or Giving In, da algunos tips para evitar, o sobrepasar, cualquier pelea en la pareja.

1 Piensa antes de reaccionar. Antes de comenzar una pelea con tu pareja, pregúntate: ¿en realidad me afecta que haga esto o diga el otro? Si no vale la pena, evita pelear de algo que no te afecta a ti, ni a la relación.

2 Pregunta. “Si él se niega a hacer eso que te dijo que haría o a cumplir el compromiso que te hizo, lógico que te afectará. Pero antes de comenzar una pelea y atacarlo, descubre qué sucedió. Un buen detective nunca asume. Pregúntale con un tono neutral: “¿qué sucedió?”. Quizá tiene una buena razón, quizá no, pero no estás atacándolo por algo que no hizo. Demuéstrale respeto al escuchar lo que tiene que decir antes de juzgarlo”, aconseja Puhn.

Una vez que entiendas que tu pareja no hizo lo que le pediste, pregúntale cuándo lo hará. Estará dispuesto a hacer lo que le pides si lo ayudas con la solución, no cuando le ordenas.

3 Encuentra soluciones. “Tomar decisiones juntos puede ser una fuente de peleas. Si uno de ustedes hace planes para los dos sin preguntarle al otro, no te enredes en ese argumento del “no debiste”. Enfócate en la solución y no divagues… Se clara con tu propósito—estés pidiendo ayuda con las tareas de la casa o quieras ahorrar más dinero—y mantén la pelea enfocada, sin desviarte a otros temas, lo que puede ser peligroso para tu relación. Finalmente la clave para lograr una resolución exitosa no es enfocarte en el problema—viejo o nuevo—pero en la solución.

4 Pide perdón. “Una mala disculpa puede instigar una segunda pelea. Una buena manera de pedir perdón es conectar el error con el valor, como decir: “Lo que hice no fue respetuoso, considerado o desleal”. La mayoría del tiempo, cuando alguien está enfadado contigo, no es sólo por lo que sucedió, pero porque perdió confianza en ti. Cuando él sabe que entiendes que ese error amenaza un valor mayor, lo aprecia más.

5 Resuelvan el problema: “Investi-gaciones demuestran que dos tercios de los argumentos entre parejas casadas no fueron resueltos. Eso es porque la mayoría tenemos “peleas malas” que se enfocan en el pasado con el intento de probar que “tu tenías razón y el no”. La clave para finalizar esa eterna pelea de una buena vez es enfocándote en el futuro mientras guías la conversación hacia una solución comprometida. Sólo así no tendrán la misma pelea la próxima semana.

6 Deja la actitud de “todo o nada”. Cuando estés frustrada con tu pareja porque se olvidó recoger la ropa de la tintorería (otra vez) es fácil que caigas en la pelea empleando el típico “nunca” o “siempre”: “Nunca recoges la ropa de la tintorería” o “nunca ayudas en casa”. ¿Realmente? ¿Siempre? Ir a los extremos no ayuda a la discusión. Enfócate en lo que apreciarías si él recoge la ropa o lava los platos.

7 Se empática. Cuando estás molesta, es difícil sentir empatía por tu pareja. Pero canalizar tu lado empático no solo disminuye tu enojo, te ayuda a entender mejor la posición del otro y promueve una comunicación saludable. Y es que la empatía es la clave para argumentar mejor y para ponerte en los zapatos del otro. Siempre es bueno solucionar las discusiones en el momento, pero si estás muy sulfurada ese momento, tranquilízate y soluciónala lo antes posible. Es decir, nunca dejen que pasen demasiados días, pues el resentimiento irá alimentando la relación. Es importante buscar el momento adecuado, y es necesario que ambos se hayan tranquilizado y puedan tener la mente calma para hablar con total naturalidad de lo sucedido.





DATO CURIOSO

Durante una discusión, él se queda mudo. ¿Te preguntas por qué? Porque es hombre. Investigadores aseguran que los hombres están programados para no disfrutar esas conversaciones profundas y personales que las mujeres amamos. Hablar sobre los temas emocionales segrega oxitocina, y en las mujeres, el estrógeno incrementa los efectos calmantes de esta hormona. No obstante, en el caso de ellos, la testosterona disminuye las propiedades de la oxitocina, incrementando la ansiedad y la angustia. Cuando eso sucede, ellos esquivan y evaden la conversación (o a ti), una respuesta automática cuando se sienten emocionalmente “inundados”. Mentalmente está huyendo de la situación, un mecanismo para “auto- calmarse”.

Cómo afrontarlo. El ritmo cardiaco del hombre en este estado puede elevarse considerablemente, y algunas partes del cerebro se “apagan”, especialmente si piensa que lo estás culpando o acusando. Así que si quieres mantener una conversación, y que te escuche, no emplees acusaciones. Por ejemplo, si estás discutiendo sobre el tiempo que pasa en el trabajo, di algo como: “sé que el trabajo es importante para ti, pero prácticamente vives en la oficina y te extraño”. De esta manera, no se cerrará. Mientras que, si lo confrontas y acusas, si lo hará.



QUICKIE

Una investigación señala que las parejas que manifiestan sus sentimientos y resuelven conflictos viven más. Cuando ambos suprimen su frustración, la muerte prematura es dos veces más probables que en los otros.

Tú hablas y el no deja de mirar la TV. Por más que te moleste este típico comportamiento masculino, él necesita su “espacio en blanco”. Nosotras tomamos una tina o hacemos yoga. Ellos lo hacen frente a la TV.

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