sábado, 15 de septiembre de 2012

Niños con aislamiento tienen trabas cognitivas al crecer

Los niños que sufren negligencia grave y aislamiento presentan problemas cognitivos y sociales cuando crecen, según un estudio del Hospital de Niños de Boston (EEUU), que publicó ayer la revista Science.

El aislamiento social durante las primeras etapas de la vida impiden que las células que conforman la materia blanca del cerebro maduren y produzcan la cantidad adecuada de mielina, el “aislante” graso de las fibras nerviosas que les ayuda a transmitir mensajes a larga distancia dentro del cerebro, según los investigadores.

El estudio también identifica la senda molecular involucrada en estas anormalidades, muestra que el aislamiento la trastorna e indica que podría ser un objetivo para el tratamiento con medicamentos.

Finalmente, la investigación señala que el momento en que ocurra la privación de contactos sociales normales es un factor importante en el grado de impedimento. El equipo investigador, encabezado por Gabriel Corfas y Manabu Makinodan, del Centro F.M. Kirby de Neurobiología en el Hospital de Niños de Boston (Massachusetts) trabajó en un modelo con ratones poniéndolos en aislamiento por dos semanas.

Cuando el aislamiento ocurrió en un “período crítico”, que comienza tres semanas después del nacimiento, las células llamadas oligodenddrocitos no maduraron en la corteza prefrontal, una región cerebral que es importante para la función cognitiva y el comportamiento social.

Como resultado, las fibras nerviosas tenían revestimientos más finos de mielina, que es producida por los oligodendrocitos, y los ratones mostraron impedimentos en la interacción social y para el funcionamiento de la memoria.

Los estudios realizados con niños criados en instituciones con un alto grado de descuido -incluido otro estudio reciente del Hospital de Niños de Boston- han encontrado cambios en la materia blanca de la corteza prefrontal, pero no era claro el mecanismo de los cambios.

El nuevo estudio se suma al creciente conjunto de pruebas de que las llamadas células gliales, incluidos los oligodendrocitos, hacen mucho más que simplemente darle apoyo a las neuronas y, en cambio, participan activamente en el montaje de los circuitos cerebrales a medida que reciben aportes y estímulos del ambiente.

La mielina es esencial para la velocidad y la eficiencia de las comunicaciones entre las diferentes áreas del cerebro.

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