lunes, 26 de noviembre de 2012

La química del beso activa el organismo y el placer sensual

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Agencias
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El famoso beso entre Burt Lancaster y Deborah Kerr en la película De aquí a la eternidad.
Con un beso se activan hasta unos 30 músculos faciales, 17 de ellos relacionados con la lengua, se transfieren nueve miligramos de agua, otros 0,18 de sustancias orgánicas, 0,7 de materias grasas, 0,45 de sales minerales, además de millones de gérmenes, bacterias y microorganismos, y se queman, a lo largo de tres minutos, unas 15 calorías. En otras palabras, detrás de un beso, por simple que éste sea, hay un universo químico muy complejo.

Para el ser humano, besarse no supone algo trivial, sino que se produce un intercambio de sensaciones y de emociones muy profundo. Jean-Luc Tournier, autor de la Pequeña Enciclopedia del Beso, reconoció que “no hay acto alguno que permita una implicación voluntaria del ser tan total como el beso”.

El deseo de besar hasta tiene un nombre científico: filemamanía. Siempre queremos más, porque el beso es una droga natural. El cerebro es adicto a la oxitocina, que se produce cada vez que nos besamos. Esta hormona influye en funciones básicas como el enamoramiento, orgasmo, parto y amamantamiento, y está asociada con la afectividad, la ternura, el tocar, el sentir y si cabe, el amar, señala el diario catalán La Vanguardia.

El beso y el placer

De acuerdo con la consultora sexual británica Relate, la liberación de endorfinas, que se produce cada vez que juntamos nuestros labios con la pareja, combate el desánimo y evita caer en la depresión. Porque el beso, antes que nada, es placer.

La posición fisiológica de la boca hace que ésta sea, de entre todos los órganos erógenos que tiene nuestro cuerpo, la que está situada más cerca del cerebro, el centro donde se producen las sensaciones y las emociones.

Para tener una idea: las terminaciones nerviosas que se activan en el beso involucran el tamaño de un área cerebral, la que controla la boca, más grande que la relacionada con los genitales.

Según un estudio de la Universidad de Viena, cuando cerramos los ojos y fundimos nuestros labios con nuestra pareja en un abrazo apasionado, las pulsaciones cardiacas suben de 60 hasta 130 por minuto, se libera adrenalina, baja la tasa de colesterol y al intercambiarse bacterias, se refuerza el sistema inmunitario.

Pues sí. Vivimos mejor y vivimos más gracias al beso.

Por un beso
Motivación El investigador alemán Arthur Sazbo sostiene la idea de que las parejas que se despiden con un beso antes de irse a trabajar tienen menos absentismo laboral.


Símbolo El beso tiene un significado para el ser humano que se remonta a tiempos muy antiguos. La costumbre tiene su origen en las sociedades prehistóricas, en las que las madres alimentaban a sus bebés con la boca.

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