martes, 6 de noviembre de 2012

Los hijos antiautoritarios

Desde hace décadas que el mundo ya no es el mismo. La tecnología nos ha invadido hasta llegar a niveles insospechados, se han hecho más cortas las distancias en medio de una vida que se acelera cada vez más y nuestras relaciones interpersonales siguen una lógica que ya no es la de antes.

Las relaciones entre parejas, amigos y entre padres e hijos son diferentes que en el pasado. El 8, 9 y 10 de noviembre, la empresa Herramientas para la Vida, que dirige Elizabeth Machicao , presentará una conferencia interactiva de los psicólogos Claudia Messing y Benjamín Zarankin titulada “¿Por qué es tan difícil ser padres hoy?”, dirigida a padres y educadores para transmitirles una serie de herramientas para manejar la relación con sus niños.

Según Messing, con quien Miradas se contactó vía Skype, en los últimos años se ha operado un cambio psíquico-estructural en la sociedad, que es evidente en los niños y jóvenes pero no tanto en los adultos.

El modelo de conducta entre padres e hijos, afirma Messing, ha empezado a transformarse desde fines de los 60.

“En 1968 ocurre el Mayo Francés; en Argentina tuvimos un proceso que se llamó El Cordobazo; cambia la música, cambian las costumbres, el acceso a la sexualidad y cambia notablemente el modo de vinculación entre padres e hijos. Los vínculos se tornan mucho más cercanos, más tiernos y afectuosos. Se ha erradicado el miedo de los vínculos familiares”, dice la especialista, quien explica que el modelo autoritario y vertical que regía las relaciones familiares hasta fines de los 70 hoy ya no existe.

La desaparición del autoritarismo trae consigo cambios de conducta y requiere habilidades nuevas y diferentes por parte de padres y educadores.

Debido al colapso de la distancia vertical entre padres e hijos, los niños se ubican en una posición de paridad frente a los padres, en un sitio de “autosuficiencia imaginaria” frente a sus progenitores y educadores, explica Messing.

“Los niños empiezan, desde muy chiquitos, a copiar a sus padres en todo, en sus actitudes, movimientos, gestos, pero también en sus sentimientos”, asegura. Se establece una “paridad inconsciente” de los hijos con respecto a los padres, lo cual implica también que los niños se sientan tan autónomos como sus padres. Ya no es suficiente prohibirles tal o cual conducta ni es tan sencillo castigarlos, como solían hacer los padres en el pasado.

“Es más difícil ponerles límites, los chicos son menos manejables y esto genera impotencia en los padres incapaces de manejar la situación”. Esta paridad, esta “autonomía imaginaria” de los niños, es lo que Messing llama “simetría inconsciente”.

De acuerdo con Messing, los padres deben construir una nueva autoridad frente a sus hijos.

“La simetría inconsciente de los chicos obliga a los padres a cambiar a un modelo de autoridad mucho más humilde”, comenta.

“Estos niños piden ser respetados y el modelo de ‘esto no se hace porque lo mando yo’ ya no va, porque el chico se pregunta: ‘¿Y por qué tengo que hacer lo que vos quieras?’. A los niños no les gusta ser mandados, pero sí aceptan muy bien cuando un adulto les da razones y se conecta con ellos y, sobre todo, que puede plantearles sus propias limitaciones”, explica Messing.

Agrega que otra de las características de la “simetría inconsciente” es la falta de conciencia de los propios límites, debido a que el llamado “proceso de individuación” no se termina de concretar por completo.

Si bien el niño copia a sus padres en todo y se siente tan autónomo como ellos, no termina de “separarse” y de diferenciarse por completo como un individuo, distinto a sus padres. Una individuación que aún se encuentra en proceso se manifiesta en los niños que si bien se sienten “a la par” de sus padres, también son en extremo dependientes.

“Está, por ejemplo, el caso de las madres que les cargan todo a los chicos, que les hacen todo y los chicos cuentan con sus padres para todo. Se produce una contradicción: los chicos se sienten muy autónomos y muy autosuficientes y simultáneamente son incapaces de responsabilizarse de sus propias cosas en la vida cotidiana; esto genera una confusión muy grande en los padres, que se ven en la necesidad de desarrollar un método de comunicación que les permita manejar la relación con sus hijos”, explica.

Herramientas

La primera herramienta que los padres pueden usar, en este nuevo escenario, no es otra que la comprensión, es decir, comprender lo que sucede con sus hijos, para poder intervenir.

Si el niño se enoja, no es aconsejable responderle con enojo; en lugar de ello, el padre o madre puede intentar lograr ser escuchado por el niño, “explicarle por qué no puede jugar todo el tiempo o ver la tele todo el día”.

El nuevo método de comunicación implica respetar al niño como a un ser pensante y conducirlo hacia la toma de responsabilidades, “llegar a acuerdos con él, evitar una negociación permanente; acuerdo significa hablar de las dificultades cotidianas y que el chico tome en cuenta lo que sus padres dicen, así como hacer evaluaciones permanentes de los acuerdos”, dice Messing.

Ponerse a discutir de igual a igual con el hijo lleva directamente al fracaso de cualquier comunicación efectiva; a pesar de la “paridad inconsciente”, Messing sostiene que el padre nunca debe olvidar que su función es ser el padre. “Somos iguales como seres humanos, pero ocupamos diferentes lugares y roles, y cada uno tiene que ocupar su propio rol”, afirma Messing.

“Soy tu espejo”

Con la “simetría inconsciente” y al copiar en todo a los padres, los niños están mucho más expuestos también a los sentimientos, pensamientos y estados de ánimo de los padres.

“Se produce una mimetización inconsciente, esto se produce a través de las ‘neuronas espejo’, aquellas que nos permiten saber lo que el otro siente; son las responsables de la empatía y del contagio emocional, como cuando uno entra a un lugar y sabe si hay ‘mala onda’ o como cuando estamos cerca de una persona deprimida y al poco rato sentimos sueño. Cualquier tendencia a la impulsividad o a la ansiedad es copiada y redoblada por los niños”, asegura la especialista.

La reacción de un padre frente a un “berrinche” de su hijo es “contenerlo”, explica Messing. Se trata de una contención física y emocional; los padres “agarran al niño y al mismo tiempo lo abrazan muy amorosamente; se lo sujeta y se le habla muy amorosamente, se le dice que tienen que dejarse contener y ayudar. Hay que hablarles con tranquilidad y se les invita a que se sientan protegidos por los padres. Es un abrazo amoroso y firme a la vez, y puede ser que el chico en ese momento se ponga muy loco en un principio”, dice Messing.

Si se construye una relación estrecha y fuerte con los hijos desde que son pequeños se evita llegar a problemas como el Síndrome de Deficiencia de Atención u otros desórdenes que actualmente se suelen medicar.

Claudia Messing recomienda, por tanto, “explorar al máximo las herramientas naturales que los padres tienen a su alcance para contener a los hijos. La medicación se debe reservar para los casos realmente extremos y cuando hay un problema neurológico”.

La adolescencia tan temida

La paridad inconsciente sigue ahí cuando los chicos se convierten en adolescentes.

Esta psicóloga argentina explica que el joven en la adolescencia “se siente peligrosamente cerca de los padres y tiende a desconectarse emocionalmente de ellos”. “Son esos chicos que no saludan, que se aíslan”, afirma.

“Éste es un momento muy delicado debido a que, si la desconexión emocional continúa, los chicos suelen buscar otras emociones fuertes para paliar esa desconexión. Los padres pueden tratar de restablecer la comunicación con los hijos; deben ‘liderar la comunicación’ y siempre tratar de evitar cualquier confrontación porque aceptarla es luchar con el joven por el poder. Lo que debe hacer el padre o la madre es dejarle saber al hijo que no accederá a una pelea, porque lo que quiere es comunicarse con él y que espera a que se serene para hablar. Otro elemento que los padres deben tener en cuenta es la pertinencia del momento para iniciar una conversación”, sostiene Messing.

“Se debe hablar cuando ellos escuchen y es fundamental acercarse con respeto porque ellos se sienten tan peligrosamente cerca, que si el padre no se aproxima con respeto, el joven se siente totalmente invadido por el adulto”, sostiene.

“El adulto debe señalar el problema y pedir y construir respuestas. Hay que ir con cuidado por su vulnerabilidad y lograr que el chico se involucre y proponga soluciones a los problemas”, puntualiza.

La simetría inconsciente de los chicos obliga a los padres a cambiar a un modelo de autoridad mucho más humilde.

Poner al adolescente al hielo es una herramienta
Sin embargo, se dan casos en que los adolescentes no responden positivamente a los esfuerzos de los padres.

En este caso, la psicóloga Claudia Messing sugiere “retirarse emocional y afectivamente” del hijo, vale decir, seguir haciéndoles la comida y todo lo que se hace normalmente pero, al mismo tiempo, “ponerlo al hielo”.

Se debe anunciar al chico el “retiro emocional” y las razones de esa decisión. “Es una herramienta muy poderosa que tienen los padres y generalmente hay respuesta, a menos que ya exista un problema de adicción”, dice Messing.

Finalmente, esta psicóloga sugiere que los padres también trabajen consigo mismos, con su propia impulsividad y su ansiedad, y se pregunten: “¿Qué me dice este problema que tengo?, ¿qué nos dice de nosotros la impulsividad y la descontención de nuestro hijo?, ¿qué me está mostrando mi ansiedad, mi ataque de pánico?, ¿qué tengo que cambiar o aprender?, ¿tengo que aprender a ser más tolerante conmigo mismo y con los otros?, ¿tengo que salir de la idea de mi propia omnipotencia y de la creencia de que si yo no lo puedo todo soy una persona que falla? Porque fallar es parte de la vida”.

Finalmente, Claudia Messing señala que el cambio que se ha dado en la sociedad y en el mundo durante las décadas pasadas “es maravilloso . La simetría también obliga a los padres a ser más democráticos entre ellos y con sus hijos, escucharse, tratarse con respeto; extremar el cuidado hacia el hijo, pero sin someterse ni consultarle todo”.

La conferencia “¿Por qué es tan difícil ser padres hoy?” es la primera de muchas organizadas por Herramientas para la Vida, con el fin de tratar temas de educación, de violencia y de racismo, entre otros, y de hacer de la nuestra una sociedad mejor.



(La conferencia interactiva se llevará a cabo el 8, 9 y 10 de noviembre en el teatro del colegio Franco Boliviano a las 19:00. Más información en el teléfono 767-22227.)

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