viernes, 4 de enero de 2013

Excusas que no se tragan las mujeres

A veces te da flojera recogerla de su casa, ir al té con sus amigas, o estás en una fiesta y no contestas el teléfono. ¿Qué le dices luego para explicarle tu comportamiento? Pues ellas se saben de memoria nuestras excusas y nos cuentan algunas imperdonables.

“En tema de llamadas, el pretexto más común es: ‘Se acabó la batería de mi celular’, cuando en realidad lo tiene apagado”, reflexiona Marisela. “Lo que yo hice fue regalarle una batería más y... sólo cambiaron las excusas”.

“Justo cuando me llamaste, mi celular estaba en el bolsillo y en lugar de ponerlo en vibración lo había dejado en silencio”, le ha escuchado Mercedes a su novio una decena de veces.

Pero claro, cuando la excusa se hace cada vez más y más recurrente, los pretextos adquieren niveles de asombrosa complejidad. “Un día me dijo que no me había llamado porque justo estaba tendiendo su cama y, como vivía en el 12 piso de un edificio, al sacudir las frazadas salió volando el celular por la ventana y, para su mala suerte, justo cayó en el garaje y un auto le pasó encima. Y como no sabía mi teléfono de memoria...”, se ofende Daniela.

¿Y cómo reacciona una chica ante ese tipo de excusa? “Depende”, aclara la afectada, “si estás jovencita puede que seas tan ingenua para decir: ‘Ay, pobrecito, se quedó sin celular, fija me iba a llamar’” y te pones en modo sado-pelotuda de esperar pacientemente la llamada... que jamás llega. Pero cuando ya los conoces, le dices: ‘No hay lío, todo pasa por algo. Justo esos días apareció el ex de mi vida y me volvió a buscar’”.

Los mandados y la situación global

“Era jovencita y mi chico todas las tardes se excusaba porque tenía que ir a comprar pan o hacer cola para el gas por orden de su mamá. En realidad se había arreglado con una amiga del barrio... cuando nos enteramos, lo largamos las dos”, es el recuerdo cándido de Isabel.

A veces la situación es más picante: “Pesqué en la computadora de mi ex una videollamada con su ‘dizque’ mejor amiga en la que ella se estaba masturbando y él también. Me dolió, y le pregunté: ‘¿qué es esto?’. Él me dijo que la pobre nunca tuvo un orgasmo en su vida y que él quería ayudarla a que tenga uno”, se apena Cristina.

“¡Todo es culpa de la crisis mundial! ¡En serio!”, se justificó un novio de Martha, tratando de explicarle que no era que él no quisiese regresar pronto a La Paz, sino que los problemas globales le impedían conseguir vuelos a Bolivia.

Pero claro, no sólo los hombres damos excusas... ellas tienen las suyas. “Cuando vivía con mi perrote Horacio, no me gustaba quedarme a dormir en la casa de mi chico. Yo siempre le decía que tenía que sacar a pasear a mi perro temprano en la mañana y que ‘con el dolor de mi alma’, no podía quedarme. Sólo así podía dormir sola y cómoda en mi camita”, sonríe Antonia.

Clásicos

Las 20 consultadas, citadas todas con nombres ficticios, destacaron estas tres excusas: ‘Es que tengo mucho trabajo’, ‘No escuché mi teléfono’ y ‘No entraba la llamada’.

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