martes, 15 de enero de 2013

Niños discapacitados, la crianza y el estrés

Javier y Camila se casaron jóvenes y tuvieron su primer hijo al que llamaron Efraín. Estaban felices, pero poco a poco se dieron cuenta de que el niño no era normal. Para empezar, cuando nació no quiso "el pecho" de la madre, y al pasar el tiempo le detectaron autismo, lo que repercutió para que no aprenda a hablar. Para la psicóloga clínica, Cindy Cáceres Antelo, el manejo del estrés es una habilidad importante para cualquier padre, pero es especialmente para aquellos que tienen un hijo con alguna discapacidad, puesto que son más vulnerables ante las tensiones y a menudo pueden sentirse aislados, sobrecargados por el trabajo y experimentar enojo y frustración, lo cual dificulta aún más los desafíos propios de la crianza.

Shock, negación y reconciliación. Según la página elcisne.org, especialistas de distintas área, vinculadas tanto a la discapacidad como a la psicología, coinciden en que para la mayoría de los padres la llegada de un hijo con discapacidad produce un estado de shock que luego es seguido por un período de duelo que puede acarrear dolor y que está relacionado con la pérdida del niño “ideal” y el proyecto de vida familiar. Lo que conlleva a un proceso de etapas de negación, enojo y resentimiento, antes de poder comenzar a sanar las heridas e iniciar un período de aceptación y reconciliación con el suceso.

Cuatro instancias. En ese sentido, Cáceres indica que el proceso del estrés ligado a los padres de niños con discapacidad se puede dividir en cuatro instancias. El primero es el factor de tensión de la situación que excede las capacidades de adaptación de un individuo. Otro son los síntomas físicos, psíquicos y emocionales provocados por la situación estresante. Una tercera instancia está ligada a los recursos que se desarrollan para controlar los efectos de un factor de estrés como apoyo del entorno, habilidades interpersonales, etc. Por último, están las estrategias de afrontamiento o maneras específicas en que una persona utiliza los recursos disponibles para evitar, hacer frente o reducir los efectos del estrés. "Aquí hablamos de la asistencia a un grupo de apoyo para padres, contratación de un cuidador domiciliario, o simplemente discutir los temores y preocupaciones con un amigo u otro miembro de la familia", explicó.

Cómo ayudar. Los padres invierten una gran cantidad de energía en cuidar de los niños. Para combatir el estrés deben evitar trasnochar, y tomar una siesta siempre que se pueda. Abrir espacios para la pareja, aunque sea por un corto período de tiempo a través de la ayuda de familiares o de un cuidador. Buscar contención en los amigos y personas cercanas. Hablar sobre los problemas sin dramatizarlos, exteriorizar las angustias y los miedos sin quedar “fijados” en ellos. Compartir las preocupaciones es un gran reductor de estrés, y hacer deporte.

Tome en cuenta estos pasos para aliviar el estrés

Cuide la salud con una buena dieta y ejercicio regular. Lo cual ayuda a mantener el sistema de defensas. Evite la fatiga, reconozca el agotamiento y encuentre la manera de trabajar con relevos. Tómese un tiempo en la semana para uno mismo. Resérvese distintos momentos para las propias actividades. Aprender a decir "no" ante las peticiones que interfieren con los tiempos importantes y vitales. Reduzca el número de actividades externas que hacen que la familia se sienta apresurada. Evite la distensión a través del consumo de alcohol y de drogas, ya que pueden potenciar el estrés. Practique la gestión del tiempo, realizando un cronograma semanal. /

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