martes, 22 de enero de 2013

Tres conceptos sobre el amor


¿HACERNOS AMAR?

La fortuna, la gloria, el prestigio y el denuedo personales son acicate para hacer brotar el amor. Ellos con mayor o menor éxito, comprometen la atención humana y así actúan a manera de un halo que ilumina virtudes y oculta defectos; sin embargo, la riqueza predispone al amor menos fácilmente, porque ella no es cualidad de la personalidad.

Entre los incentivos del amor, el que se encuentra próximo a resumir por su eficacia a todos, es la cultura, es decir el monto y calidad subidos de cultura personal que permite mostrarse constantemente nuevo, renovado y por tanto capaz de provocar la atención, manteniéndola distante de la monotonía soporífera. Entregarse a la cultura es prepararse para amar ya sea cuando ésta cultura se alimente de arte o filosofía, en las que se encuentra temas de conversación o modelos de conducta.

Rinden efectos positivos sobre el régimen de nuestra atención la moda, el virtuosismo y las alabanzas. La elegancia anualmente en la forma de moda estimula la atención del otro sexo.

El hacer muy bien lo que se sabe hacer permite las conquistas de los músicos que convierten en sonidos sus deseos y sus quejas y así logran hacerse atender.

Las alabanzas juegan el papel de presentes que llaman la atención compensando nuestras inferioridades, sobre todo cuando aluden a cualidades importantes que nos faltan.

El buen humor, la dulzura, la sencillez llaman nuestra atención a través de la satisfacción que ellas nos proporcionan; entre aquellas satisfacciones que nos seducen se encuentran la intervención del trabajo.

Concluimos este parágrafo que podría ser más extenso mencionando como otro catalizador positivo de la atención lo que llamamos “corte”, que no es sino el conjunto de rodeos que se parecen a las ceremonias y a los juegos que se proponen agradar.

DISUASORES DEL AMOR

Grande es la muerte prematura de los amores, porque más fácil que sostener la atención prendida de las virtudes es hacer que ella se desplace hacia los defectos. Pero, ¿cuáles son los motivos que pueden producir desfavorable desplazamiento del hemisferio luminoso al sombrío de las personas, hasta provocar el mismo odio?.

Las discrepancias en la fe son disuasores del amor, sólo puede salvarlo de sus efectos el tacto y el respeto profundo a la creencia con la que no se comulga. Los que estuvieren en este terreno, no será por el razonamiento que podrán convencer sino solamente por la ternura y el silencio.

La ausencia de naturalidad carece de belleza y por tanto de atractivo. La intimidad excesiva que descubre y expone todo sin disimulo embota los sentidos y puede alzar a la indiferencia en torno de los seres muy fáciles. Por ello las mujeres, sin renunciar a hacerse amar y conocer en su oportunidad debieran llevar una vida contenida cuando menos dentro de los límites de la moral. La incitación y la frialdad excesivas también pueden matar al amor porque después de los rodeos seductores, la pasión quiere que la coquetería conduzca al fin.

La pretensión se someter a la pareja destruye el amor, porque solo comulgamos con aquellas personas que nos permiten ser nosotros mismos.

Bibliografía Consultada

- Maurois, André. Un arte de Vivir. Librería Hachete S.A. Bs. As. 28ª edición.

- Ortega y Gasset, José. Estudios sobre el Amor. Revista de Occidente. Madrid. 10ª edic.

No hay comentarios:

Publicar un comentario