jueves, 7 de marzo de 2013

Poner un punto final a los malos hábitos

LOS ESTADOS DE ÁNIMO

La causa por la que nos cuesta tanto eliminar los malos hábitos es que nos alivian y nos permiten calmar nuestras tensiones internas. Sin embargo, las ventajas no suelen durar mucho.

El doctor Jean-Christophe Seznec, explica cómo podemos llegar a liberarnos si aceptamos los estados de ánimo y nos centramos en las necesidades que los originan.
Los malos hábitos reflejan

necesidades no cubiertas

Morderse las uñas, beber demasiado, fumar, picar entre comidas, para después compensar con dietas demasiado estrictas... Esos hábitos son perjudiciales para el organismo y acaban convirtiéndose, para algunas personas, en verdaderas adicciones.

“Muchos se relacionan con la boca, observa Jean-Christophe Seznec, psiquiatra especialista en terapia conductual y cognitiva, porque así nos enseñan a calmarnos cuando somos pequeños. No obstante, de mayores, no son más que falsas buenas soluciones que nos impulsan a estar activos, como el deporte o el trabajo, más que a aprender a ser y a vivir. Ahora bien, las personas somos seres humanos y lo que debemos hacer es transigir con nuestras emociones en lugar de tenerles miedo”.

Los comportamientos adictivos nos producen una falsa sensación de alivio gracias a un placer efímero, pero en realidad se apoderan de nosotros y nos empobrecen.

“Las emociones nos informan de las necesidades que hay que cubrir y transmiten energía para que cumplamos ese objetivo. Luchar contra ellas o hacer caso omiso es un callejón sin salida...”, explica el especialista.

Solemos ser conscientes de los malos hábitos en los que nos apoyamos para anestesiar nuestra vivencia emocional. Así pues, a las emociones que los provocan, se suma la culpabilidad de haber caído en la tentación.
¿Qué hay que hacer para eliminar los malos hábitos?

Para que cese un comportamiento nocivo, tenemos que plantearnos cuáles son las verdaderas necesidades que lo originan.

Seznec aconseja que se observen las circunstancias en las que acontece, los pensamientos que lo acompañan y las sensaciones físicas y emocionales: “el ver las cosas desde fuera contribuye a que comprendamos mejor lo que está en juego, pero también a identificar los momentos en los que caemos en la tentación”.

Después será más fácil evitar los automatismos y parar un momento para plantearse cuáles son las necesidades reales y seguir teniendo capacidad de elección: “¿Este cigarro me identifica con lo que es importante para mí? ¿Realmente responde a mi necesidad subyacente? ¿No estoy más bien cansado, estresado, contrariado, un poco deprimido?”.

En el momento, cualquier alternativa parece menos atractiva, sobre todo las primeras veces. Imaginar que uno se libera de las limitaciones inherentes a la adicción (buscar un estanco, gasto nada despreciable...) ayuda a motivarse.

“En términos generales, es conveniente preguntarse qué persona nos gustaría ser, comenta Seznec. Con gran frecuencia, en efecto, los comportamientos adictivos nos alejan de ese ideal. Renunciar a ese pequeño placer inmediato cuesta un poco, pero, al final, produce una satisfacción bastante mayor cuando nos acercamos a uno mismo”.

¡Qué decepción cuando, después de haber tomado una decisión firme, volvemos a caer en lo mismo!. Es como una derrota.

Según el psiquiatra, lo último que hay que hacer es abandonar: “todos los caminos comienzan por dar un primer paso. Contar con un «cuaderno de psicoterapia» ayuda a adquirir consciencia de las experiencias y los logros obtenidos”.
Adoptar un modo de vida acorde con las necesidades de cada uno

Para desprenderse de los malos hábitos a largo plazo, es importante recurrir a varias actividades que respondan a esa necesidad de alivio: ejercicios de respiración, actividad física, cenas entre amigos, salidas al mercado, música... Cada uno debe buscar las que más se adapten a su situación personal, sus gustos y necesidades.

Para evitar las tensiones internas causantes de la ansiedad y las emociones negativas, el Dr. Seznec recomienda igualmente reducir el ritmo habitual, vivir el momento presente en lugar de dar vueltas al pasado o preocuparse por el futuro; hacer cosas por uno mismo en lugar de por complacer a los otros; ser más conciliador con uno mismo.

La perfección no existe, así que...

“Para asegurar el éxito y que este sea duradero, hay que aprender a ver las cosas desde otro punto de vista y, a veces, a cambiar radicalmente los hábitos”, indica Seznec.

Aplicar una nueva filosofía de vida requiere tiempo, trabajo personal y, a veces, un punto de valentía. Pero es una condición indispensable para ser libre, coherente con uno mismo y realizarse”.

Es importante reconocer que sí podemos cambiar esos hábitos que hacen daño a nuestra integridad física e intelectual.

*Entrevista a Jean-Christophe Seznec, médico deportivo, psiquiatra especialista en terapia conductual y cognitiva.

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA ADOPTAR UN NUEVO MODO DE VIDA

* Bostezar y respirar más lentamente. Bostezando alivias tensiones. Puedes repetirlo tantas veces como quieras, especialmente en el trabajo, antes de una comida, una reunión o cualquier acontecimiento estresante.

Jean-Christophe Seznec también aconseja pausar la respiración y no respirar más de seis veces por minuto, durante un minuto varias veces al día (normalmente respiramos de 15 a 20 veces por minuto).

* Apartar los pensamientos negativos. Las emociones influyen en el pensamiento. Algunas emociones surgen de forma automática, se encadenan y favorecen la reflexión.

Por ejemplo: “Esa persona, la de la tercera fila, está bostezando”, “al público no le interesa mi presentación”, “no sirvo para nada”... ¿Por qué dejarse llevar por los pensamientos que nos trata de inculcar la corteza cerebral?

* Fomentar los vínculos sociales.

La sociedad da poca importancia a los vínculos sociales, que son, no obstante, indispensables para el bienestar humano. Preguntar a la familia cómo va todo, hablar con los vecinos, hacer la compra en el mercado, sonreír... “Cualquier ocasión es buena para fomentar el intercambio y mimar el entorno social”, concluye el Dr. Seznec.

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