jueves, 18 de abril de 2013

‘Mi hijo me levantó la mano’



‘Cría cuervos y te sacarán los ojos’, reza la frase que habla sobre los hijos que han maltratado de alguna forma a su padre o madre. Según los psicólogos, puede ser que el niño que le levanta la mano a uno de sus padres tenga algún dolor reprimido en el corazón, una pena que no olvida sobre algún maltrato que sufrió y que ahora es capaz de manifestar.

Las características que muestran estos pequeños, que a futuro podrían ser golpeadores de sus padres, es que empiezan repartiendo golpes (patadas, puñetes, mordiscos o pellizcos). Al principio es muy despacio, por falta de fuerza, pero con el tiempo el impacto es cada vez más fuerte. Estos niños suelen insultar a los padres desde muy chiquitos, además tienen la capacidad de controlarlos con sus exigencias, sin atender a normas ni límites. Cuando éstos crecen, su conducta es muy difícil de controlar.

“Por eso, es importante marcar la diferencia entre madres e hijos desde que son muy pequeñitos y que quede bien claro quién es quién y cuáles son sus atribuciones, sus derechos y obligaciones”, remarca la psicóloga Pilar Manríquez.

Muchas veces, cuando los chicos son menores de tres o cuatro años, suelen golpear al papá o a la mamá cuando no se les da algo que quieren en ese momento. Es ahí cuando se debe corregir al pequeño con frases como “soy tu madre y a la mamá no se le pega, ni se le grita, ni se le tira las cosas; si lo vuelves a hacer, tendrás un castigo”.

Manríquez agrega que es importante marcar los límites y las reglas desde muy temprano y explicar claramente cuáles son las jerarquías. “El padre está en un nivel superior y el hijo está por debajo, no pueden existir niveles iguales, aunque el progenitor pretenda ser amigo del niño”.

“De todas maneras, lo mejor es analizar el comportamiento de los niños y más aún si, cuando son adolescentes, continúan presentando esos rasgos de violencia”, agrega la psicóloga Giovana Machicao.

La experta asegura que los niños que crecen en un ambiente donde hay gritos, insultos y golpes tienden a repetir lo que ven cuando tienen la oportunidad. “Habría que ver porqué el niño, adolescente o joven reacciona así contra alguno de sus padres o con ambos, quizá ellos lo golpearon y él no lo olvidó”.

Ganar respeto

No cometas el error de ponerte a su nivel cuando tu hijo te discuta sobre alguna cosa o tema. Deja que se le pase la bronca y siéntate a hablar con él para explicarle que con gritos no se soluciona nada y que tú eres el padre, por tanto, debe escuchar lo que dices.

Poner límites

La adolescencia es una etapa muy importante para poner los límites. Si le dices: ‘No me levantes la voz’, ’llega temprano a casa’, ‘no sales este fin de semana’ o ‘ve a ordenar tu cuarto’, dale argumentos válidos para que no quedes como dictador. No le levantes las manos para que él no haga lo mismo.

Dar el ejemplo

Puede que tu hijo tenga una elevada insensibilidad emocional (ausencia de conciencia). Se trata de niños que genéticamente tienen mayor dificultad para percibir las emociones y hacer distinciones morales o éticas. Por esto es vital dar el ejemplo de amor y respeto.


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