jueves, 13 de junio de 2013

¿Su familia lo asfixia y te pone celosa?

Si sientes que tus suegros y cuñados se esmeran por quitarte el poco tiempo libre que tienes para compartir con tu pareja y hasta hacen lo imposible por ser lo más importante en su vida, habla con él y hazle entender que desde que decidieron hacer una vida juntos, ésa es la prioridad de ambos.

A menudo se escuchan frases como “todo el tiempo quiere salir con su hermano”, o “su madre le pidió que la acompañe a realizar algún trámite” o “los fines de semana siempre quiere pasarlos en casa de sus padres”. Ante esa situación, lo mejor es poner las reglas claras en cuanto a derechos y obligaciones para luego negociar.

“Hoy en día, las parejas enamoran un tiempo corto y se casan muy pronto, sin siquiera llegar a conocer cuáles son las prioridades de él o ella y qué tan unidos están a su familia (mamá, papá, hermanos, abuelos, tíos o primos)”, dice la psicóloga Sonia Gottret.

Por eso, sugiere negociar con calma y no cometer el error de hacerle escoger entre su madre y tú. Eso sería ponerlo entre la cruz y la espada, y se supone que si son pareja deben apoyarse. “Si una relación llega a ese extremo, seguramente es porque las cosas se pusieron muy difíciles.

Ambos deben saber que cuando uno elige formal y voluntariamente formar su propia familia (salir de casa, casarse y tener hijos), los padres y hermanos son secundarios”.

Gottret considera que es importante que durante el enamoramiento, él y ella negocien antes de casarse y expongan qué cosas molestan de uno y del otro, y cuáles son consideradas como agradables. “Si tu pareja prefiere recoger a su hermana menor que asistió a una fiesta de 15 años o acompañar a su hermano a comprar las piezas de su auto, tendrá que consultarte primero, si no hay planes. No tomar la decisión de forma individual”, comenta.

Esto no quiere decir que te pongas difícil y siempre digas “no”. Habrá momentos en que realmente su presencia y compañía será necesaria o quizá simplemente no tengas planes con él o ella y pueda ausentarse unas horas de casa.

“Si se la pasa hablando de ellos todo el tiempo, en la mesa, en la cama, en las reuniones con los amigos o por teléfono y eso te irrita, simplemente díselo para que evite hacerlo”, aconseja la psicóloga Mónica Soliz.

Desprendimiento

La psicóloga Pilar Manríquez considera que mientras que el apego al papá, a la mamá o hermanos no pase los límites de la relación conyugal y no la perjudique, todo estará bien.

“En Bolivia, en los últimos años se ve mucha intromisión de los padres y suegros en los hogares de sus hijos que se niegan a aceptar el desprendimiento y continúan imponiendo su autoridad, más aún si sus vástagos viven en su casa con sus parejas”, expone la profesional.

Cuando los padres se separan de los hijos al momento en que éstos deciden formar su familia hay progenitores que viven un duelo y muchas veces no logran asumirlo, así que continúan adueñándose del tiempo, espacio y compañía de sus mimados.

“Ocurre también lo contrario cuando son los hijos los que no asumen por completo la separación de sus padres y los siguen involucrando en todo. Hay personas que aún casadas llaman a sus padres por teléfono para consultarles cosas muy fáciles de solucionar”, explica. +

Perjuicio

Si los padres de alguno o de ambos miembros de la pareja se involucran mucho en sus vidas, están ‘minando’ la relación. Ellos deben tener cuidado y entender que sus hijos ya no les pertenecen y tienen su propia familia.

Deferencia

Hay que tener en cuenta que cuando los padres de familia ya están en la tercera edad, necesitan de la ayuda de sus hijos sin importar que estén casados o no. En estos casos, la pareja debe ser considerada y recibir apoyo.

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