jueves, 14 de agosto de 2014

Disfruta del sexo sin tabúes



Vivir la sexualidad a plenitud comienza en casa: ¿qué te gusta?, ¿cuáles son tus zonas erógenas?, ¿qué te llama la atención?, ¿qué te gustaría y qué no experimentarías? Los tabúes se rompen con la información que puedes rescatar de ti misma y lo que puedas aprender desde tu cuerpo.

Pero para disfrutar de tu vida sexual, es indispensable que compartas estas inquietudes con tu pareja sin miedo a ser juzgada.

No debe intimidarte querer probar cosas nuevas en la cama, siempre y cuando exista consenso entre ambos sobre lo que quieren experimentar para salir de la rutina. “Existen diversas herramientas que ayudan a que la pareja pueda divertirse sin pasarse de los límites de lo que el otro quiere o espera”, dice la psicóloga Vanessa García.

Una forma muy sutil de acercar a la pareja a nuestras fantasías es a través de los juegos sexuales. Éstos son actividades frecuentemente previas al coito y sirven para romper el hielo y estimular la excitación propia y la de la pareja. Pueden tener una duración corta o larga en cuanto a tiempo. Pueden ser auditivos, visuales o táctiles y son muy útiles para conformar un ambiente agradable para los sentidos, explica el sexólogo Winston Uzín.

“Las fantasías sexuales son acciones mentales o de la imaginación de una persona que llevan a crear idealmente una vivencia placentera, en este caso relacionada con el placer sexual. El comunicárselas a tu pareja de manera cordial, como un juego, permite llegar a la práctica y romper rutinas, sentir que ambos pueden disfrutar de algo que, habiendo sido fantasía, les permitió disfrutar en un momento real”, agrega Uzín.

Muchas mujeres sienten vergüenza de expresar sus deseos por miedo a ser juzgadas por el otro, por temor a preguntas como: “¿Dónde aprendiste eso?” o “¿estás enferma?”. Hacerlo es un proceso, no es cosa de una sola charla. “Tener una relación de pareja que busca involucrarse sexual y sentimentalmente implica un amplio trabajo de planear, conquistar y comunicar hasta lograr convencer, de manera que ambos gusten y disfruten de la relación y de los componentes propuestos, para que el goce realmente sea voluntario y placentero”, aclara Uzín.

En resumen —añade— se trata de un juego inteligente de la más alta capacidad de comunicación. Implica capacidad de negociación y convencimiento, pues este proceso enfrenta la posibilidad de romper rutinas y de hacer diferencias para un goce erótico compartido.

Sabemos que suena a cliché, pero en estos casos la comunicación es la clave. “Es la herramienta más potente en todo nivel para una pareja: tener la confianza y la apertura para conversar sobre qué es lo que quiero y qué es lo que me gusta, es lo que hace la diferencia”, afirma García.

Cuando no se habla del tema, comienza a germinar el distanciamiento porque cada uno interpreta a su manera lo que está bien y surgen las malas interpretaciones.

Entonces, ¿qué es normal? Por ejemplo, en el fetichismo, existe un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente de placer no se encuentra en la pareja sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña, como unos tacones, unos pies muy bien cuidados o ropa de cuero. ¿Es muy raro esto?

“Cualquiera de estas expresiones pueden considerarse como algo ‘normal’ cuando la pareja disfruta, logra el consenso para experimentarlas y resultan placenteras”, complementa García. Así que no tengas miedo ni vergüenza, lo peor que puede pasar es que te digan que no.

Entre látigos y vendas

Algunas parejas, sin necesidad de ser sadomasoquistas, utilizan estos objetos como un componente del juego sexual. También es útil proponer nuevas poses y escenarios.

Disfraces y lencería

El uso de disfraces o lencería que destacan partes determinadas del cuerpo causan excitación y mejoran la respuesta sexual de la pareja. Además, son muy divertidos.

Fuente: Vanessa García (Psicóloga vanevggv@gmail.com) y Winston Uzín (Ginecólogo obstetra y sexólogo 71545000)

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