martes, 5 de agosto de 2014

La hipersexualidad femenina intriga a los psicólogos

La adicción al sexo es un tema tabú, mínimamente estudiado desde el ámbito de la sexología, pero con el que cada vez tienen que lidiar más los psicólogos en sus consultas alrededor del mundo.
Un problema especialmente silenciado entre las mujeres, a pesar de que según un estudio publicado en la revista Journal of Sexual Medicine, afecta a tres de cada 100 mujeres.
Hasta ahora, los estudios establecían la prevalencia de esta conducta en dos de cada 100.
A pesar de ello, sólo el 0,8% de las mujeres admite haber tratado su pulsión sexual, frente al 1,6% de los hombres, como remarca este otro estudio.

A la hora de analizar la hipersexualidad, como suelen denominar los psicólogos a este problema, el primer conflicto con el que se encuentran los investigadores es la propia definición del término. ¿En cuestión de actividad sexual qué es lo normal y qué lo patológico? ¿Cómo se establece la frontera a partir de la cual se sobrepasan dichos límites?
En realidad, se trata de una cuestión personal, sobre la que no se puede generalizar, ni siquiera en lo referente a los efectos psicológicos que puede ocasionar. Sin embargo, lo que sí está claro para los psicólogos es que cuando el sexo nos maneja a nosotros, y no al revés, nos encontramos ante un problema.

Para el sexólogo de la Universidad de California Rory Reid, uno de los pioneros en este tipo de investigaciones, la hipersexualidad se define por la falta de control sobre uno mismo.
Se trata de un impulso que nos lleva a mantener un elevado número de relaciones sexuales que, posteriormente, nos hacen sentir mal, publica en su página web el diario on line El Confidencial de Madrid.
"Las personas adictas tratan de corregir sus comportamientos sexuales, pero no son capaces, por lo que se sienten frustradas y fuera de control”, añade el investigador Rory Reid.

Una patología en auge

El problema de la adicción al sexo es complejo, y además de la falta de control existen otros elementos que le dan forma.
El primero de ellos tiene que ver con el recurso al sexo como una forma de respuesta al estrés, la frustración o el vacío existencial. Una suerte de huida hacia adelante que no hace más que incrementar sus consecuencias negativas sobre la salud mental así como su persistencia.

Las causas de esta adicción, que se incrementó durante los últimos años, especialmente entre las generaciones más jóvenes, siguen siendo meras hipótesis.
Entre ellas, la que más defensores atrae es la planteada por un equipo de investigadores del Kinsey Intitute.
Según éstos, se trata de una reacción provocada por la ruptura del equilibrio entre la excitación y la inhibición sexual traducida en la frecuencia con la que se masturban las mujeres hipersexuales que es mucho mayor que la media, por lo que se visualiza una mayor excitación.

Factor sexual
OMS La organización señala que tanto los varones como las mujeres pueden quejarse ocasionalmente de un impulso sexual excesivo como un problema en sí mismo, generalmente durante el final de la adolescencia o en el comienzo de la edad adulta.
Tratamiento Cada vez más personas acuden a consulta por no poder controlar su conducta sexual y comienzan a surgir publicaciones científicas relacionadas con el tema, incluyendo una revista monotemática: Sexual Addiction & Compulsivity.

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