lunes, 4 de abril de 2016

Sexo de una sola noche ¡Cuidado!

Alguna vez podrías sentir un cosquilleo en el cuerpo por el deseo de un encuentro ardiente con alguien que acabas de conocer. Su simpatía y atractivo bastan para encender la llama. Tener una aventura ocasional puede resultar divertido pero, como dice el sexólogo Carlos Parra, considera que “caras vemos y lo de abajo no sabemos”.

En Bolivia, hablar de sexo aún es un tabú. Pero la realidad es que entre las preferencias están las relaciones eventuales marcando de antemano “nada de compromiso”. Por tanto, el especialista sugiere protegerse para evitar contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, VIH o un embarazo no deseado.

Sin embargo, este tipo de experiencias te expone a otros riesgos: los emocionales. Puede que quedes en estado de fascinación y con el deseo de volver a ver a ese hombre o mujer que te regaló una noche apasionada.

“Cuando lo vi en la discoteca quedé encantada, era muy guapo. Se acercó y me invitó a bailar. En la tercera tanda empezamos a besarnos. Nos fuimos a un motel, la pasamos de lujo. No hablamos nunca más, pero yo no dejo de pensar en él. Quiero volver a verlo”, cuenta su experiencia Carmiña, una joven de 25 años.

Esa fugaz relación puede convertirse —tanto para él como para ella— en un intenso enganche sexual y emocional, una dependencia por la necesidad de afecto. Además si el encuentro fue grato, uno puede idealizar a la otra persona y a la relación, generando así dolorosos apegos, en especial en personas jóvenes.

Según Harold Albornos, psicoterapeuta del Centro de Terapia de Pareja y Familia Psicovida (Cochabamba), generalmente “los que se inclinan por el sexo casual son jóvenes entre los 17 y 30 años”, pero también los profesionales juniors que están influenciados por la “cultura del viernes de soltero” o “los jueves de comadres”, al ver que tienen ingresos económicos libres de responsabilidades, además de compromisos.

Pero, ¿qué es el sexo esporádico? Es el acercamiento entre dos personas para tener únicamente relaciones coitales, explica Parra, aunque muchas veces es practicado por hombres y mujeres para “satisfacer el ego” o “para llenar un vacío afectivo”.

Más allá de que el sexo sea una actividad gratificante y saludable, la protección es fundamental cuando se trata de una noche de aventura.

En criterio de Parra, tener sexo ocasional puede “desestresarte”, particularmente si “uno es joven y soltero, pero con responsabilidad, respeto y condón”. “Ahora, si se tiene una pareja estable debe primar la fidelidad”, manifiesta el especialista.

Albornos considera que las relaciones esporádicas conllevan mayores perjuicios que beneficios, pues representan un elevado riesgo para la salud integral. Además, el constante cambio de amante puede convertirse en un hábito. Con el tiempo y las relaciones “puede ser una raíz de carácter adictivo al sexo, lo que va contra los valores sociales que estamos tratando de preservar. Con esta práctica parecería que vamos en busca de consumir personas cada fin de semana. Lo que se requiere es una mayor relación interpersonal, es decir asociaciones de largo plazo entre dos o más personas”, enfatiza.

Aclara que estos encuentros tienden a provocar baja autoestima, porque quien los practica puede tener la sensación de estar siendo utilizado y no amado. Por otra parte, corre el riesgo de perder la habilidad de relacionamiento y de construcción de una relación estable. Albornos advierte que tener una vida tan efímera afectivamente hace que la persona se aleje de amigos y familiares, y se adhiera a personas que disfrutan del sexo casual, aumentando así la sensación de soledad y vacía.

Consecuencias:

1. Baja autoestima, porque las personas no van a encontrar una relación afectiva estable y se van a sentir “utilizadas” como objetos. 2. Merma las capacidades de relacionamiento con el sexo opuesto y de la conformación de una pareja estable.

3. Una vida afectiva efímera que es probable que la persona se vaya aislando de amistades y familiares para integrarse a grupos que disfrutan del sexo casual.

4. Desarrolla la necesidad de experimentar más y más cosas, para llenar el vacío emocional y a la larga caer en prácticas de carácter bisexual, mixto, orgías, sexo en grupo, entre otros.

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