lunes, 16 de mayo de 2016

El beso en labios de ellas y ellos



Un beso desata una considerable reacción física y química. Un simple beso activa una treintena de músculos faciales y en lo que dura se transfieren nueve miligramos de agua, 0,45 de sales minerales, millones de microorganismos… Y se queman 15 calorías en tres minutos.

Besarse supone un profundo intercambio de sensaciones y emociones. En el momento apasionado, el cerebro produce oxitocina. Esta hormona influye en los lazos entre dos personas, como el enamoramiento, el orgasmo, el parto y el amamantamiento. Además está asociada con la afectividad, la ternura y el tacto cariñoso, según un artículo de la cadena BBC. Al besar, el cerebro también libera endorfinas, que combaten el desánimo y evitan la depresión, no en vano es la hormona de la felicidad.

Al besarse, las terminaciones nerviosas que se activan implican un área cerebral incluso más amplia que la relacionada con los genitales.

Y aún hay más reacciones corporales. Un estudio de la Universidad de Viena demostró que, cuando una persona funde los labios con su pareja en un contacto apasionado, las pulsaciones cardiacas pasan de 60 hasta 130 por minuto; se libera adrenalina y baja la tasa de colesterol.

Al intercambiarse bacterias, parece que también se refuerza el sistema inmunitario. De la misma manera, se ha analizado que cuando una madre besa a su bebé absorbe algunos gérmenes del pequeño, pero a la vez contribuye a que aumente la producción de sus defensas.

Así que un beso es saludable. El investigador Arthur Sazbo, de la Universidad Wilfrid Laurier de Ontario (Canadá), constató que entre las parejas que se despiden con un beso por la mañana hay menor absentismo laboral, menos accidentes de tráfico, ganan un 25% más de dinero y su esperanza de vida se alarga cinco años. Una explicación sería que ambos empiezan el día con una actitud más positiva y con más energía vital, que repercute en otros aspectos.

Cuando las personas se besan seguramente en lo último que piensan es si o no saludable, pero lo cierto, por todo lo mencionado, es una buena receta para la salud física y emocional.

El significado de este gesto viene de tiempos antiguos. Hay estudiosos que remontan el origen de esta costumbre a sociedades prehistóricas, en las que las madres alimentaban a sus bebés dándoles con la boca los alimentos ya masticados.

Según otras tesis, el beso es una prolongación de la lactancia. A lo largo de los siglos se le ha dado diferente valor —aunque en algún estudio se ha evidenciado que no es común a todas las culturas—.

Yannick Carré, autor del libro El beso en la boca durante la edad media, expone que en esa época “a partir del beso se podían explicar hasta los cambios que se producían en política, en religión y en el sistema de valores”. Su importancia era considerable, pues tenía el valor de un contrato. Incluso, señor y vasallo sellaban con un beso el juramento de fidelidad mutua.

En la actualidad, el beso tiene un significado también psicológico. “Es una demostración de cariño, amor, respeto, amistad. “A través del beso, los amantes desarrollan una mayor propensión a crear lazos fuertes, lo que incluye el deseo de formar una familia”, comenta Desmond Morris, autor de Innate Behaviour, quien describe que el beso es una poderosa herramienta de interacción.

Un estudio de la Universidad de Albany de Nueva York publicado en Evolutionary Psychology apuntaba que, tanto para la mujer como para el hombre, el primer beso es clave para continuar la relación entre ambos, como si actuara de filtro: “Podría haber mecanismos en el subconsciente que detectan alguna incompatibilidad de tipo genético”, aventuran los investigadores.

Así, besar sería hacer una selección natural de la especie, para no llegar al fracaso la relación incipiente: el 58% de los hombres y el 66% de las mujeres encuestadas en ese trabajo admitieron que después del primer beso pusieron fin a algún romance.

El beso, para el hombre y para la mujer tiene matices distintos. Ellos besarían esencialmente para ganar los favores sexuales de su pareja. Para ellas, es una manera de valorar el grado de compromiso del hombre en la relación que pueda surgir.

Según el estudio, las mujeres valoraban aspectos como el aliento, el sabor y hasta la salud de los dientes. En particular, el olfato se potenciaría sobre todo durante la ovulación, indica Gordon Gallup, uno de los investigadores. Alain Montadon ya explicaba en el libro El beso: ¿qué se esconde tras este gesto cotidiano? que “el deseo de besar no se produce si no se alcanza un acuerdo con el olfato”.

De lo observado, las mujeres estarían menos dispuestas a tener relaciones sexuales con alguien que no sabe besar o cuyo beso no responde a sus preferencias sensoriales y emotivas. En cambio, ellos se fijan más en el atractivo del rostro de su pareja, la apariencia de su cuerpo y hasta en su peso. Y más de la mitad de los hombres encuestados manifestó que tendría relaciones sexuales con una mujer sin pasar por el beso.

Las personas dedican el equivalente a dos semanas de su vida a los besos. Pero, para algunos expertos, en las relaciones actuales este gesto ha perdido importancia por un menor romanticismo y porque muchas parejas, como las adolescentes, no dedican el tiempo para cortejos previos que incluyen besos, abrazos, caricias y juegos eróticos, que solían ser pasos previos a una relación sexual. La seducción, como otra faceta de la vida actual, también se hace más deprisa, afirman los sexólogos. Y tampoco es una cuestión exclusiva de los jóvenes, añaden: las parejas de largo recorrido tampoco dedican tanto tiempo a los arrumacos. Por ello, los expertos defienden recuperar el placer del beso y la importancia del mundo emocional en la relación de pareja, como una manera también de vencer el tedio en las relaciones.

Con todo, para Francesca Albini, por ejemplo, no se puede decir que el beso social, para saludarse, esté en crisis. Se sigue usando, incluso entre hombres.Decía Jean-Luc Tournier, autor de Pequeña enciclopedia del beso, “No hay acto alguno que permita una implicación voluntaria del ser tan total como el beso”. Pues implíquense y besen.

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