jueves, 11 de agosto de 2016

Los quehaceres de la casa ahora se comparten. Solo necesitan compromiso y equilibrio.

Uno de los dilemas con los que las parejas se encuentran cuando contraen nupcias es la división de tareas. No colaborar u olvidarse de los quehaceres de la casa desencadena una serie de malentendidos y pasa factura a la relación. En un mundo en el que los roles tanto del hombre como de la mujer están severamente marcados, hay que encontrar el equilibrio y evitar este tipo de “problemitas”.

Ambos deben equilibrar. La pareja debe participar por igual en los quehaceres del hogar de acuerdo al tiempo que ambos disponen, afirma el psicólogo Yohonny Ledezma. Esto fomentará la unidad como pareja y como matrimonio. El psicólogo enfatiza en que uno de los factores que debe cambiar es el punto de vista de cada uno, es decir, que cada cual debe saber ponerse en el lugar del otro.

Responsabilidad compartida. Que la esposa tenga habilidades para realizar tareas en el hogar, no debe impedir que el hombre pueda aprender a hacerlas. La base de todo ello es y debe ser la comunicación clara y precisa. "Entender que con el matrimonio la responsabilidad no es por separado sino juntas, lo que uno haga repercutirá en el otro miembro del matrimonio", resalta.

¿Qué tipo de matrimonio es? Aunque los roles del hombre y la mujer estaban marcados, la psicóloga y terapeuta, Alejandra Covarrubias, aclara que estos recién se “están” educando ya que ahora tanto el hombre como la mujer comparten los quehaceres, pero también influye mucho el ambiente cultural. Lo mejor es ponerse de acuerdo y comprometerse. Asimismo, hay que ver dos cosas muy importantes: ¿la pareja tiene o no tiene hijos? ¿Son jóvenes? ¿ambos trabajan? Y recién ahí determinar cómo pueden dividir las tareas del hogar.

Compromiso. Llegar a un acuerdo puede ser un poco complicado, pero no se deben poner reglas sino determinar las acciones y cumplirlas porque si bien la pareja la conforman ambos, cuando llegan los niños la pareja automáticamente se vuelve familia y existe más responsabilidad para hacer estas cosas. “El hecho de vivir en pareja ya es una decisión que toman dos personas y desde ese momento uno ya tiene responsabilidades”, remarca Covarrubias.

No perder la calma. Si alguna tarea no se llega a realizar no hay que perder la calma, apunta Covarrubias. Por ello que hay que aprender a mejorar porque somos un poco complejos y también se tiene que aprender a no pelear. Muchas veces esos pequeños disgustos no vienen de la pareja, sino de temas transversales como la presión del trabajo o el estrés.

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