martes, 6 de septiembre de 2016

La disfunción eréctil que puede aparecer en cualquier momento


La Vanguardia / Mariona Busto, Carlota Portabella
¡Otra vez no se me levanta! No entiendo qué me pasa ni porqué me ocurre.¿Soy impotente? Si me gusta y me excita, ¿por qué pierdo la erección? ¿Qué pensará de mí? Pensará que no funciono, que soy un fracasado, no querrá repetir más conmigo…

¿Qué está sucediendo? ¿Quizá ya no le gusto o no le excito lo suficiente? ¿Habrá otra persona y por eso no se le levanta? ¿Es por mi culpa? Si alguna vez tú o tu pareja os habéis encontrado en esta situación, posiblemente algunos de estos pensamientos han pasado por vuestra cabeza. Habitualmente, ninguna de las partes lo expresa verbalmente, y esta escasa comunicación entre los miembros de la pareja suele mantener y agravar la dificultad sexual.

Las causas psicológicas
Una pérdida de erección puede deberse a muchos factores. La mayoría de las disfunciones eréctiles en hombres menores de 50 años, que vemos en consulta, son debidas a causas psicológicas. Aun así, siempre hay que descartar que no haya una patología orgánica o física que explique la disfunción, ya sea por alguna enfermedad (problemas cardiovasculares, diabetes…) o por la toma de alguna medicación o consumo de sustancias (alcohol, tabaco…). Por ello, es importante consultar con el médico para descartar que la causa sea esta.

Rol del espectador
Muchas veces el primer "gatillazo” marca un antes y un después, ya que se pasa a estar más pendiente de la erección que de disfrutar del encuentro. ¿Qué ocurre cuando la causa es psicológica? Muchas veces el primer "gatillazo” marca un antes y un después, ya que la persona en el siguiente encuentro sexual anticipa el fallo o fracaso y está más pendiente de su erección que de disfrutar del encuentro, estableciéndose lo que los sexólogos llamamos el rol del espectador.

Los mitos y falsas creencias en torno a la sexualidad juegan un papel importante. Nos encontramos que muchos hombres tienen asociada la idea de que una pérdida de erección significa que son menos hombres, que sus parejas no quedan satisfechas, que el sexo sin penetración no es sexo, etc.

Todos estos pensamientos deterioran la autoimagen de la persona y aumentan su temor al fracaso manteniendo la disfunción. Toda esa presión evidentemente no ayuda, sino todo lo contrario. Se genera en ellos una ansiedad por cumplir desmesurada que retroalimenta todo este circuito.

La comunicación esencialLa pareja tiene que hablar de sexo no solo en la cama o cuando la dificultad aparece, sino también fuera de ésta.

¿Qué podemos hacer con todo esto? Hay varios aspectos clave.
1. Romper mitos y falsas creencias.
2. Fomentar la comunicación sexual entre la pareja: hablar de sexo no solo en la cama o cuando la dificultad aparece, sino también fuera de ésta, centrándonos en aquello que nos gusta, que funciona…

3. Abandonar el rol del espectador: dejar de centrar toda la atención en la erección del pene y focalizarla en las sensaciones que estamos experimentado.
4. Pedir ayuda profesional: si después de haber intentado poner soluciones no se consigue mejorar la situación, es recomendable pedir ayuda psicológica i/o médica.
5. ¡Recordar que el objetivo del sexo no es la erección del pene, el objetivo del sexo es disfrutar!

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