viernes, 9 de septiembre de 2016

¿Vivir sin sexo?



“¿Podemos vivir sin sexo?” según la sexóloga Laura C. Sánchez-Sánchez en su consultorio online, dice que la clave no es practicar más o menos sexo, sino el grado de deseo sexual que exista en cada uno. Si no hay deseo, se puede llevar una vida de abstinencia y ser feliz, pero si no es el caso, la ausencia de esta práctica puede derivar en la falta de concentración, baja autoestima y mal humor, entre otros, ya que el no tener relaciones satisfactorias, según la experta, afecta y mucho a las emociones.

El Diario El Comercio señala que alrededor de 40 millones de norteamericanos confiesan no tener relaciones sexuales y aun así algunos se sienten felices. Sin embargo estudios sobre este tema apuntan a que esta práctica tiene efectos excelentes para el organismo y la falta de ella puede derivar en otras no tan favorecedoras.
Investigadores de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, Estados Unidos afirman, luego de un estudio, que quienes han llevado una vida sexual activa y por alguna razón la han dejado, el cuerpo resiente los efectos del sexo en el propio organismo, generando riesgos de infarto, ya que la actividad sexual es uno de los mejores ejercicios cardiovasculares.

Para los hombres, el dejar de tener relaciones sexuales es un factor de riesgo para desarrollar cáncer de próstata, ya que diversas investigaciones confirman que eyacular frecuentemente, cinco veces por semana, tiene un efecto preventivo en hombres de 20 a 50 años. Por otro lado y de manera general para ambos géneros, el estar activo sexualmente ayuda a que el organismo se proteja del resfrío y otras infecciones.

Asimismo está comprobado que hay áreas concretas en el cerebro que intervienen en el comportamiento sexual provocando la sensación de bienestar por todas las hormonas segregadas, por ello, ante la inactividad se dejan de producir tales sustancias lo cual afecta el estado de ánimo, toma de decisiones y memoria, entre otras cosas.

Hay áreas concretas en el cerebro que intervienen en el comportamiento sexual provocando la sensación de bienestar por todas las hormonas segregadas. Con el sexo, por ejemplo, se libera dopamina, un neurotransmisor con el cual se mejora la atención, controla los impulsos, la motivación y recompensa y prolactina considerada como la hormona de la saciedad y la responsable de la secreción de leche. Asimismo, el organismo libera oxitocina, la llamada hormona del amor y que se encarga de fortalecer los lazos afectivos románticos y sociales; andrógenos que influyen en el humor, excitación y en la percepción de la pareja.

Al vivir sin sexo, estas sustancias que también son vitales para socializar y tener una vida feliz, carecen en el organismo, por ello se dice que afecta la salud emocional.

Contraatacando esta ausencia

Cuando no se tiene una vida sexual satisfactoria y activa (por el motivo que sea) los expertos recomiendan equilibrar esta carencia con una alimentación saludable, que debe estar libre de grasas, azúcares, café, y se debe realizar ejercicio, para liberar la carga retenida. ¿Por qué tantos cuidados? Una vida sin sexo es un organismo limitado de emociones, asegura Laura Sánchez.

También se pueden realizar otras actividades que ayudan como bailar, cantar, leer o apasionarte por alguna otra actividad. Todo esto te ayudará a segregar estas sustancias de forma natural.



CONSECUENCIAS

Según el artículo “Las consecuencias de vivir sin sexo”, de la revista Glamour, estas son las cinco secuelas que trae el vivir sin sexo.

Debilita tu sistema inmunológico. Practicar sexo es uno de los mejores ejercicios cardiovasculares que hay según numerosos estudios científicos. La falta de sexo vuelve al organismo más susceptible de padecer infecciones o resfríos.

Te vuelve más irascible. Si las hormonas que intervienen en el comportamiento sexual pierden actividad, dejan de segregar ciertas sustancias que afectan directamente al estado de ánimo y a la motivación. Pero mantener relaciones sexuales sin deseo o “por obligación” inducen tanto al mal humor como dormir poco. Por eso, la clave está en que tú y tu pareja deseen practicarlo.

Reduce la concentración. La toma de decisiones y la capacidad de memoria están relacionadas con la frecuencia de tus relaciones sexuales. Con el sexo se libera dopamina, un neurotransmisor gracias al cual mejora la atención y controlas los impulsos.

Favorece el estrés. Practicar sexo reduce la presión sanguínea y por tanto los niveles de estrés descienden cuando esto ocurre. La abstinencia sexual hace imprescindible la práctica de un ejercicio cardiovascular (running, baile, bicicleta). A menos sexo, más deporte.

Baja tu autoestima. La falta de relaciones hace que tu autoestima sea baja y esto no solo puede afectar a nivel pareja, también en tu manera de interactuar y sociabilizarte con los demás. El sexo no es la medicina para una enfermedad mental pero sí es un co-ayudante frente a la depresión y la ansiedad. Si reduces el estrés también bajan los niveles de cortisol, una hormona que incrementa los niveles de azúcar en la sangre y suprime la acción del sistema inmunitario.



¿MATRIMONIO SIN SEXO?

¿Qué sucede cuando son simplemente compañeros de habitación? No se trata de un mito urbano, es una realidad, poco aceptada, pero por la que muchos matrimonio pasan.

Una encuesta realizada por la US National Health and Social Life Survey y publicada por el periódico Huffpost Voces, establece que el 20 por ciento de los esposos no tienen relaciones sexuales.

Expertos en el tema señalan que la falta de interés y la rutina son los causantes de este problema, pero para el especialista Roberto Rosenzvaig, sexólogo acreditado por la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, en su artículo “Matrimonios sin sexo”, incluso existen uniones que jamás llegan a ser consumadas.

Bajo estas realidades la pregunta es ¿La usencia de sexo en un matrimonio está mal? Para algunos especialistas la respuesta es que cada pareja es diferente y sus necesidades también, pero que las parejas que no tienen sexo, podrían buscar ayuda porque en algunos casos puede deberse a ciertos problemas que se deben identificar y solucionar para poder llevar una vida plena en pareja. Pero el mayor problema de estos matrimonios es que se niegan a confesar su situación y no hacen frente al problema.



RAZONES PARA EL CELIBATO

Aunque los sexólogos afirmen que el sexo es salud, muchas personas viven felices en abstinencia y otras no tienen opción. Según el diario El Clarín éstas son algunas de las razones.

Razones religiosas. En este ámbito hay diferentes causas. Por un lado, los religiosos y religiosas de la Iglesia Católica Apostólica Romana consagran su cuerpo a Cristo y realizan votos de castidad para toda la vida. Otros, aunque son pocos, se imponen llegar vírgenes al matrimonio. También están los más practicantes, que optan por no mantener contacto íntimo de ningún tipo durante la Cuaresma y hasta Semana Santa.

La edad. Una realidad de los adultos mayores. Los años, las diferentes enfermedades, la viudez… Son muchos los factores que le juegan en contra a este grupo y logran que se decida dejar de lado la vida sexual.

Cuestión de salud. Los primeros meses del embarazo, luego del parto, durante algunos tratamientos específicos o después de determinadas cirugías, la abstinencia se origina en la recomendación médica. En el caso de hombres que están bajo tratamiento por problemas de erección, tanto los sexólogos como los andrólogos recomiendan no mantener contacto físico para evitar que aumenten los niveles de estrés y ansiedad, cosa que afectaría aún más la impotencia.

Miedos y tabúes. La educación recibida, malas experiencias, inseguridades físicas, ansiedad, miedo a mostrar el cuerpo o a demostrar desconocimiento entre las sábanas… Estos son, entre otros, los motivos que llevan a elegir a la abstinencia como modo de vida. Sin embargo, detrás de esta aparente elección consentida, se esconden temores profundos que pueden resolverse con terapia adecuada.

Existen también otros factores, por ejemplo en los matrimonios, la rutina, las preocupaciones o la infidelidad llevan a la falta de práctica que comienza, por lo general, como esporádica hasta que desaparece. En estos casos puede ser que a uno le afecte y al otro no, generando conflictos de pareja.

Recuerda que la sexualidad dentro y fuera del matrimonio debe ejercerse con plenitud, seguridad y responsabilidad./

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