jueves, 19 de enero de 2017

Mejorara tu sexualidad en 2017


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1. Escribe cartas a tu zona ‘V’

“Querido pene: Bueno, para empezar, decirte que no es habitual que te escriba. Ya sabes que desde hace algo de un año y medio nuestra relación ha ido deteriorándose, a raíz de que me sabotearas con todas las chicas con las que hemos estado desde entonces. De hecho, hay que decir que nunca nos hemos llevado del todo bien, desde que a nuestros 14 años me di cuenta de que tu ibas al ritmo que te daba la gana y yo no podía hacer más que ir a remolque tuyo. Desde entonces siento una gran preocupación por lo que a tu actividad física respecta, ya que nunca has sido corredor de largas distancias, sino especialista en las cortas. Aún así, parecía que habíamos aprendido a convivir de una manera relativamente sana, aunque siempre obligándome a usar mi capacidad creativa para salir de las situaciones que se nos iban presentando. ¡Y qué situaciones! Realmente hemos disfrutado juntos. Pero me pregunto por qué no me has echado un cable después de esa difícil despedida con aquella persona con la que compartimos un tiempo importante de nuestras vidas. Precisamente ahora más que nunca es cuando necesito que te comportes como sabes que puedes hacerlo. Podríamos vivir momentos de placer increíbles.

La carta, escrita por un chico con eyaculación precoz, continúa reprochándole a su miembro esa prisa por terminar la fiesta antes de tiempo.

De acuerdo a la psicóloga clínica con master en sexología y codirectora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, Carme Sánchez, incorporar la escritura terapéutica es muy positivo. “Expresar en palabras lo que uno siente ayuda mucho a reflexionar, profundizar, organizar y entender lo que nos pasa, así como a poner fin a la cadena de pensamientos rumiantes”, afirma Sánchez. “Generalmente, los pacientes vomitan todo el primer día pero después continúan insistiendo en los mismos aspectos del problema. Poner la problemática por escrito ayuda a centrarse más y, por lo tanto, a acortar la terapia”.

Las mujeres que no experimentan orgasmos, pueden empezar primero por plasmarlas en el papel; los que han sufrido una ruptura de pareja pueden decir por escrito todo lo que no se atrevieron a expresar cara a cara y con los descontentos en la cama se puede hacer un listado con las cosas que les gustaría que alguien les hiciera. “A veces se trata de hacer guiones del papel que nos gustaría representar, de hacerse amigo/a de nuestros genitales –a los que hemos tenido tanto tiempo olvidados–, o de despedirse de algo o de alguien. Aquí no hay censura y se admite todo, desde insultos a palabrotas. Las únicas reglas son: que la carta acabe en positivo, con el ánimo de buscar una solución o de dejar marchar, y que se escriba en el idioma materno, el del alma”.

“Al principio, la gente pone todo tipo de excusas –no se me da bien escribir, me da vergüenza, no tengo imaginación para estas cosas–, pero luego ellos mismos se sorprenden con los resultados”, señala esta psicóloga, que afirma que la vagina o el pene, siempre contestan. No por escrito, pero contestan.

2. Amar tu cuerpo, incluso a tu vagina

Si hay algo que debemos aprender de los hombres es el amor que tienen hacia sus genitales. Ellos tienen una buena relación con su pene (lo ven cada día y lo exhiben en los baños públicos), pero las mujeres no logran estrechar esos lazos con sus vaginas. La mayoría solo se la ve -con un espejo- cuando se presentan picores, rojeces o molestias. Con la moda de la depilación integral está también el sector que se ha pasado al lado opuesto y que desarrolla una obsesión por que su abertura tenga una forma estéticamente correcta cuando no hay ninguna, ya que no hay dos iguales.

Dejando la estética aparte, el perfecto conocimiento de la genitalidad femenina es una asignatura pendiente y para poner fin a esta ignorancia han nacido los talleres de “autoconocimiento” en España, una iniciativa que debería implantarse en todos los países ya que conocer nuestra anatomía femenina solo puede ser beneficiosa, a todo nivel.

Gloria Arancibia, psicóloga y sexóloga y autora de dos libros –Placer y sexo en la mujer y Vaginismo y coito doloroso (Biblioteca Nueva)- organiza talleres con el sugerente título de “Todo sobre nuestra vulva”. Lleva ya 15 años trabajando con la sexualidad femenina y desde sus inicios se dio cuenta de que uno de los problemas básicos en este campo era el desconocimiento de la mujer respecto a su genitalidad, y así comenzó a hacer talleres centrados en este aspecto. “En estos cursos hablamos del tratamiento que han tenido los genitales femeninos a lo largo de la historia, de cómo casi siempre han estado ocultos, y no me refiero a cuestiones anatómicas. El primer día regalo a cada mujer un espejito para que se vean en casa y luego hagan un dibujo de sus partes -la mayoría todavía se muestra reticente a hacer esto en la clase–, hay unas nociones básicas de masturbación, ejercicios para hacer y muchas cosas más”, apunta esta psicóloga que reconoce que a sus clases se apuntan mujeres de todas las edades. “He oído de todo, pero lo más grave es que si ellas mismas no conocen bien su anatomía ni sus mecanismos de placer, ¿cómo esperan que su pareja los descubra?”.

3. Aumenta tu libido con el masaje tántrico

La falta de deseo es uno de los problemas más recurrentes en las consultas de sexología.

Para remediar una libido baja, se suele probar toda la juguetería erótica y la lencería. Sin embargo, la mayoría de los expertos apuestan por volver a lo básico, el tacto, sin necesidad de velocidades de vibración ni de efectos rotatorios ni sofisticados. “Centrarse en el cuerpo y olvidar por una hora la cabeza es el primer paso para conectar con esa energía que puede estar dormida, pero que todos llevamos dentro”, apunta Munindra, entrenador de tantra yoga y masajista tántrico.

Según este experto, “hay dos aspectos del masaje tántrico muy adecuados para potenciar la sensualidad. La descentralización, ya que se trata todo el cuerpo y no solo las zonas genitales, lo que fomenta primero la sensualidad. Así cuando se llega a la zona genital, que también se masajea, hay ya una elevada carga erótica que amplifica las sensaciones. Otro aspecto importante es que la persona que recibe un masaje está liberada de la tarea o presión de hacer sentir algo a la pareja, tan común en la relación sexual. Aquí uno se abandona a la experiencia de sentir sin ningún tipo de expectativas o evaluaciones posteriores”.

“La diferencia entre un masaje tántrico y otro cualquiera con final feliz es que el primero requiere de una técnica especial y va dirigido a los sentidos –de hecho, es muy importante el olor, la música o el ambiente de la sala-, porque a través de éstos se fomenta la sensualidad, que es prima hermana de la sexualidad”, afirma Munindra.


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