sábado, 4 de marzo de 2017

Sexting, sexy o letal, depende de la edad




Ni poemas eróticos ni llamadas con un lenguaje subido de tono para avivar la pasión. Hoy, con la tecnología, las parejas nuevas o consolidadas, en un 88% —según un estudio de la Universidad de Drexel— recurren a algo más caliente... Imágenes y mensajes que aumentan las pulsaciones. Se trata del sexting.

Sexting es la contracción de sex y texting, es un anglicismo que se refiere al envío de mensajes sexuales eróticos por medio de teléfonos móviles.

Esta conducta sexual aviva la llama y tiene sus beneficios, en especial en parejas que están lejos una de la otra. “Sin duda, la distancia se acorta con este intercambio, pero no solo basta lo físico”, dice el sexólogo Winston Uzín.

También se requiere un entorno de confianza y seguridad. Por ello, esa información debe ser manejada con cuidado y respeto, exclusivamente por adultos. Tomarse una foto sexy, escribir un mensaje hot y enviarlo por el móvil es una forma de abrir lo íntimo y generar muchas sensaciones.

Ese mensaje puede ser interpretado como una invitación al sexo. En los hombres, el ver un desnudo—por ejemplo— aumenta su deseo, y en las mujeres el “escuchar” algo candente la estimula. Al respecto la investigadora Pilar Sordo describe: “Los hombres ven su erección, el orgasmo; hay un fenómeno visual que los lleva a ser visuales, por eso son más adictos a la pornografía, y las mujeres al chat”.

Sordo explica que ellas entienden el mensaje escrito como una conversación, por lo que cuando una recibe un chat de su pareja que dice: “Te amo y te deseo”, se estimula, pues por naturaleza ellas son auditivas y “escuchan” lo que leen.

El intercambio de imágenes y frases puede preparar el encuentro entre sábanas. “Se activan procesos neuroquímicos como la oxitocina y la dopamina”, describe el psicólogo Juan José Vargas, quien además sugiere considerar no solo lo físico, sino los aspectos de la personalidad de quien está al otro lado de la pantalla.

Por eso, este juego sexual es cosa de adultos para quienes “además de tener una relación corporal han desarrollado una comunicación directa en la que nadie se esconde en el anonimato”, recalca Uzín.

Esos recaudos no libran a un adulto de caer en un momento amargo al compartir sus fotos íntimas, pero son los adolescentes los más vulnerables, no solo por su inexperiencia sino porque son los más adeptos a esta práctica.

Muchos adolescentes y jóvenes ven el sexting como una moda, pero esta tendencia puede ser lapidaria.

Las motivaciones para que un adolescente se tome fotos con contenido erótico para enviarlas a sus amigos, desconocidos o pareja, son varias.

Entre ellas, el portal sura.com describe la presión social y la baja autoestima. “Un joven sube una foto a la que se le da un ‘me gusta’ en las redes sociales. Entonces otro ve la competencia y empieza a hacerse selfis cada vez más provocativas. No ven el riesgo”, describe Uzín.

Para ese joven emisor, el motivo también puede ser un coqueteo o más aún, una muestra de compromiso y confianza hacia el destinatario.

Pero, esa ingenuidad no le permite medir el alcance y peligro de tomarse y enviar fotografías de este tipo ya que puede ser víctimas de acoso o bullying.

Las consecuencias van desde el aislamiento, el acoso escolar, las extorsiones y humillaciones que pueden llevarlo a una crisis de ansiedad, depresión, deserción escolar y bajo rendimiento escolar; problemas alimenticios y de sueño, y hasta suicidio.

“Si esas imágenes íntimas del adolescente son publicadas, dañan su autoestima y confianza. Su reconstrucción puede durar años de terapia y modificar su personalidad. Además que no está libre, ya que con el tiempo pueden volver a salir”, dice Vargas, quien como Uzín ve que esta práctica puede ser más nociva que benéfica. “Las relaciones, en especial las íntimas, deben construirse cara a cara, hablando de los sentimientos y de las preocupaciones, incluso del sexo”. Así que deja tu intimidad en lo íntimo.

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