sábado, 29 de julio de 2017

Las edades del amor



Suele decirse que el amor no tiene edad pero habitualmente causan sorpresa las parejas que se llevan bastantes años, sobre todo cuando la mujer es mayor que el hombre. Ni siquiera los rostros más conocidos escapan de la dictadura de lo socialmente aceptado.

Se conocieron rodando una serie de televisión, se enamoraron y se casaron. Desde entonces han pasado más de 20 años. Él es el actor australiano Hugh Jackman, de 48 años, mundialmente conocido por su papel de Lobezno en las películas X-Men. Ella es Deborra-Lee Furness, actriz, directora y productora, y tiene 61 años.

“Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Ella era la protagonista (de la serie) y estaba enamorado de ella. Todo el mundo lo estaba”, contaba Jackman sobre su esposa en el programa de televisión de Ellen DeGeneres.

Otro matrimonio con una notable diferencia de edad es el de Tina Turner y Erwin Bach. La incombustible reina del rock tiene 77 años y su marido, 16 menos. Se casaron en 2013 tras más de un cuarto de siglo de relación y viven en Suiza, en una gran casa a orillas del lago de Zúrich.

Pero actualmente todas las miradas se centran en el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, de 39 años, y en su esposa, Brigitte Trogneux, de 64. La pareja ha sido objeto de todo tipo de bromas, ironías y comentarios de mal gusto. Por ejemplo, el político italiano Silvio Berlusconi dijo que Macron es “un chico brillante que ha tenido la suerte de encontrar una buena madre que lo lleva de la mano”.

Curiosamente, la diferencia de edad entre Macron y su esposa, 24 años, es la misma que existe entre Donald Trump y Melania, pero los inquilinos de la Casa Blanca no han tenido que afrontar tantos comentarios despectivos al respecto como sus homólogos del Elíseo.

En este sentido, la psicóloga Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, explica que cuando se transgrede “el estereotipo de la ‘relación adecuada’, en la que el hombre es unos años mayor que la mujer, es cuando comienza la conciencia social mayoritaria a manifestarse críticamente, llegando a veces al insulto”.

El “poder” de las mujeres

Es más, cuando hay una diferencia de edad significativa entre los miembros de una pareja, suele aceptarse con más facilidad si el hombre es mayor pero llama poderosamente la atención cuando el varón es el más joven.

“Esto es muy frecuente en la mayoría de las culturas. Al parecer, en sus orígenes tenía que ver con aspectos biológicos relacionados con las diferencias en la edad fértil de hombres y mujeres. Si bien, en general, siempre se ha valorado la juventud como algo positivo, en la actualidad existe una exigencia exagerada hacia la juventud, sobre todo en la mujer”, señala María José Collado, doctora en psicología.

“Dentro de una sociedad marcadamente machista, conseguir una pareja joven y deseable es un símbolo de poder, mientras que las expresiones de ‘poder’ de las mujeres siguen siendo vistas con recelo en todos los ámbitos cotidianos. De hecho, las relaciones entre mujeres mayores y hombres jóvenes tienden a ocultarse y pocas veces son aceptadas por el entorno social, excepto en casos de mujeres famosas que ya han alcanzado cierto ‘poder’”, apunta la especialista.

La doctora Collado destaca que el factor que más contribuye al éxito de una relación de pareja es la compatibilidad en las ideologías, los intereses, los valores y las expectativas de futuro. “La diferencia de edad supone, en todo caso, que es más probable que haya discordancias en estos aspectos”, aclara.

Si cualquier pareja tiene obstáculos que superar, estos suelen ser un poco más altos si los miembros de la pareja se llevan ciertos años. “Cuando hay diferencias importantes de edad, la mayor fuente de conflictos suele surgir precisamente de la diferencia en los valores y la educación recibida, puesto que han vivido momentos históricos distintos”, subraya Collado.

“Otro aspecto importante que suele hacer que la relación fracase es el tipo de vínculo que se establece. Es decir, cuando el miembro de mayor edad siempre actúa de forma paternalista/maternalista, es probable que la relación no prospere, pues para que una relación sea sana y progrese, debe ser equilibrada”, asegura.

Asimismo, la especialista indica que la sexualidad puede tener un papel importante en las rupturas de estas parejas. “El deseo sexual, las expectativas y la propia actividad sexual pueden generar, especialmente a largo plazo, el fracaso de estas relaciones”, comenta. Por último, la psicóloga destaca la incidencia de los factores relacionados con el entorno social más cercano. “Las relaciones con grandes diferencias de edad no suelen ser bien aceptadas y los miembros de la pareja pueden tener dificultades para evitar conflictos y continuar manteniendo sus relaciones sociales”, manifiesta.

Para superar los problemas que puedan surgir, la psicóloga asegura que es importante que los miembros de la pareja “sean capaces de establecer una relación de poder equilibrada y de ser flexibles en cuanto a los valores, intereses y necesidades del otro”. •

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