sábado, 18 de noviembre de 2017

Video El Sexo me da beneficios para dejar de tener granos

Crisis de pareja



Como muchas personas —sobre todo jóvenes— han naturalizado tanto la cuestión del divorcio no está de más recordar lo que parece obvio: no toda crisis de pareja debe desembocar, necesariamente, en la disolución del matrimonio.

“¿Cómo puedo ayudar para superar el problema?”, es una pregunta clave para hacerse al momento de enfrentar un conflicto de este tipo, ante una eventual —y factible— solución.

Luego, valorar la relación y a la pareja en su integridad, no centrarse solo en los aspectos que creemos negativos.

El psicólogo Gonzalo Fernández Delgadillo, mediador familiar, social y laboral, experto en la gestión y transformación de conflictos, en programas de prevención de salud mental y promoción de la cultura de paz en la familia y grupos institucionales, comparte con ECOS algunas reflexiones y consejos que pueden ser útiles a la hora de afrontar este tipo de crisis.

Es normal

No hay que alarmarse cuando se toma conciencia de que atravesamos por una crisis de pareja. Son consideradas “normales” porque, como sostiene el pensador y escritor francés Edgar Morin, la vida también es complejidad e incertidumbre.

Fernández dice a ECOS que “las crisis son parte del desarrollo evolutivo de las personas y de la dinámica de las sociedades a lo largo de la historia. Y estas crisis, estos cambios, esta necesidad de respuestas ante lo inesperado, también se manifiestan en la pareja”.

En ese sentido, una crisis puede significar, por un lado, la oportunidad para la pareja de practicar un liderazgo colaborativo y buscar soluciones, o, por el otro, un desgaste emocional y afectivo que vaya dañando la relación.

“La estructura de personalidad, expectativas y motivaciones son fundamentales para reconocer fortalezas y debilidades en la relación y también la aceptación y apoyo mutuo que se tiene en diferentes situaciones”, apunta el profesional.

La pareja “perfecta”

No existe la pareja perfecta, enfatiza Fernández. Por crisis vamos a pasar todos en algún momento de nuestras vidas, como la muerte de seres queridos, problemas económicos, accidentes, enfermedades, cambio de residencia, etc. Y también crisis propias de la pareja que afectan a la realización plena de ambos en el diálogo cotidiano, la expresión de cariño, la vida sexual...

A propósito, cita al psiquiatra argentino Salvador Minuchin para indicar que la relación de pareja es vida, movimiento, valores compartidos, además de inteligencia emocional para disfrutar y gozar de los tiempos agradables, como también para ser inteligentes, empáticos y generosos al momento de aceptar y superar las crisis.

No obstante, “las crisis no necesariamente son destructivas, depende de la forma cómo se las aborda, y esto está ligado a las habilidades inter e intrapersonales, al apoyo profesional y a redes de apoyo. En sociedades más insolidarias, las crisis de pareja pueden ser mayores”, aclara Fernández.

De problemas y crisis…

No todo conflicto desemboca en una crisis: “depende cómo la pareja va a resolver diariamente varios problemas, dar soluciones y tomar decisiones que la beneficien”, explica el psicólogo.

Fernández describe a la “crisis de pareja” como un momento de confusión, tensión, ansiedad, respecto a los sentimientos y conducta propios y de la pareja. “Por eso es muy importante dialogar y no suponer, preguntarnos cada uno: ¿miramos juntos en la misma dirección?, ¿la deseo?, ¿tengo y siento confianza total?, ¿reflexiono sobre lo que puedo mejorar y aportar a la relación?”.

Entre los problemas más frecuentes identifica los siguientes: Falencias en habilidades para la gestión emocional, problemas de comunicación afectiva y empatía, ausencia de un liderazgo colaborativo y equitativo, además de factores socioeconómicos que condicionan el proyecto de vida de la pareja. No deja de mencionar la teoría del psicólogo y filósofo Eduardo Murueta Reyes, quien investigó y planteó la teoría de la “tecnología del amor”. Plantea que si no se cultiva el reconocimiento, la cooperación y la generación de experiencias agradables, en la relación surgen problemas de violencia, desprecio y reproches.

“Hay una necesidad social para repensar y actuar sobre lo que significa una relación de pareja y su impacto en la calidad de vida emocional de cada persona y la sociedad”, reflexiona Fernández.

¿La pareja en crisis se salva?

Esta parece ser la “pregunta del millón”. Esto responde el psicólogo y mediador familiar, social y laboral, experto en la gestión y transformación de conflictos: “Algunas sí, otras no. Hay parejas a las que la terapia ayudó a salir adelante: fue un antes y un después, la crisis los fortaleció. Pero también hay otras cuya única salida fue el divorcio”.

Luego comparte los resultados de una investigación realizada por más de cuatro décadas por John Gottman en la Universidad de Washington, EEUU. Cuenta que ese estudio determinó que el éxito de las parejas con relaciones duraderas y la capacidad para superar las crisis se reducen a dos cualidades básicas: bondad y generosidad.

Terapia de pareja en Bolivia

De acuerdo a su experiencia, los bolivianos no están acostumbrados a hacer terapia de pareja. “La terapia de pareja y la terapia psicológica, en general, deben ser prioridad en los servicios de salud pública y privada. La costumbre requiere hábitos y cultura de salud en la población, además de profesionales especializados que lleguen con el servicio de prevención e intervención a barrios y municipios”, opina Fernández.

En síntesis, la relación de pareja es, según el psicólogo consultado por ECOS, un modo de comunicación interpersonal íntimo y afectivo que va a afrontar crisis tales como sentimentales, económicas, de salud, entre otras. •

Algunos datos sobre la problemática social

Según datos del Servicio de Registro Cívico (SERECI) de 2014, en Bolivia aumentaron los divorcios considerablemente: del total de divorcios, más del 50% corresponde a parejas jóvenes que no llegaron a los 5 años de matrimonio.

Durante la gestión 2016 se reportaron 104 feminicidios.

El embarazo adolescente en Bolivia es el más alto de la región.

En EEUU siete de cada diez matrimonios se divorcian, según Ty Tashiro autor del libro “Y vivieron felices para siempre”.

Fuente: Psicólogo Gonzalo Fernández Delgadillo

¿Qué hacer ante una crisis de pareja?

Dialogar y escucharse activamente.

Ver la crisis desde diferentes perspectivas. No posicionarnos ni culpabilizar

Preguntarse: ¿Cómo puedo ayudar para superar el problema?

Valorar la relación y a la pareja en su integridad, no centrarse solamente en los aspectos que creemos negativos.

Recurrir a profesionales y centros especializados en terapia familiar y gestión de conflictos.

FUENTE: Psicólogo Gonzalo Fernández Delgadillo

Celular/WhatsApp: 65259258 y al

Email: zalofer77@gmail.com

lunes, 13 de noviembre de 2017

¿Qué futuro hay en la relación que nació de la infidelidad?



Comencé con mi novio cuando él tenía pareja, ellos vivían dos años juntos. Ahora estamos en una relación, pero las cosas no van bien; creo que tiene ‘otra’. No sé si me puedo quejar, si puedo confiar o qué esperar. Pensé que lo nuestro se dio porque era algo especial”, dice Fabiana, una ejecutiva de 35 años.

La confianza es uno de los pilares fundamentales de una relación. Pero, ¿cómo edificarla si el noviazgo comenzó con una infidelidad?

La terapeuta de pareja Elizabeth Ordóñez recomienda hablar de la situación con honestidad y de manera frontal para que se aclaren las dudas. “Es normal que uno se pregunte: si lo hizo a su expareja, ¿por qué no me lo haría a mí?”.

No hay una tendencia comprobada, pero de acuerdo con la terapeuta es evidente que cuando una relación es producto de una traición, el o la amante tiene la duda de cuán confiable es la pareja.

Anahí Navarro, psicóloga y especialista en sexología, advierte de antemano que la sola desconfianza vulnera el amor y si ésta es evidente a raíz de ciertas señales, entonces la relación no tendrá futuro. “Existen muchos obstáculos desde el inicio”. La sensación de que dejó a su pareja para estar con la persona con la cual se cometió la infidelidad genera culpa, miedo y desconfianza, todos estos sentimientos van en desmedro de un vínculo amoroso sano, detalla.

Sin embargo, no todos los amores de este tipo comienzan con la semilla de la duda, pues el que la pareja tomara la decisión de concluir con su anterior compromiso y formalizar la nueva relación es una clara prueba de interés y amor. “Así que es importante evitar controlarla y perseguirla, pues esto no ayuda a fortalecer el nuevo noviazgo”, comenta Ordóñez.

En ocasiones se usa el control a título de protección, pero es un pretexto para mitigar el miedo a que pueda pasar lo mismo, es decir que la pareja sea infiel, dice la terapeuta.

Navarro coincide en que no ayuda el ejercer control ni tampoco el poner pruebas. “No es bueno pedir demostraciones de amor, porque aunque suene redundante la base de cualquier relación es la confianza”.

Por su parte, la sexóloga recomienda reforzar el conocimiento mutuo, pues ambos se vincularon en una situación negativa y compleja, en base a una deslealtad. “Deben conocer más el uno del otro, tanto defectos como virtudes”, solo así se puede saber con quién está uno y las causas de ciertas conductas; esto da paso o no a construir la confianza en el otro.

Y si realmente no se le puede dar un voto de fe, Ordóñez advierte que nacerán los celos, nocivos en toda relación pero en particular en este tipo de vínculos, en los cuales también pesa, y mucho, la inseguridad.

No todo está perdido. Hay que diferenciar si la pareja fue infiel una vez o es un comportamiento recurrente. Puede que las cosas no funcionen en alguna ocasión y si es el caso, lo aconsejable es cerrar la puerta a lo que haya pasado y afrontar el hecho de que la relación nació de una infidelidad, esto ayudará a definir maduramente cuáles son las metas en la nueva etapa sentimental.

Pero, si es reincidente, alerta. Las especialistas recomiendan analizar a fondo si vale la pena seguir con una persona que acostumbra engañar y mentir, pues nada raro que lo hará de nuevo.

Refuerza la confianza

Comunicación: Expresar los sentimientos, sin reclamos ni quejas, es vital en una relación de pareja, pues ayuda a conocerse y a confiar.

No tocar el tema: Es bueno aceptar el cómo se inició todo, pero no vale la pena mencionarlo una y otra vez, pues desata conflictos.

Dejar los miedos: El temor nace por inseguridad, evita pensar que tiene algo mejor.

Reproches: En toda pareja existen discusiones, pero evita el reprochar la decisión que tomó para estar contigo.

Respetar la privacidad: Una muestra de duda es cuando vulneras la privacidad de tu pareja, esto conlleva a discusiones y a ocultar cosas.

Comparación: Renuncia a comparar tu relación actual con la que tu pareja tuvo antes. Aquí nacen los celos.

Fuentes: Elizabeth Ordóñez (Psicóloga especialista en terapia de Pareja) y Anahí Navarro (Psicóloga especialista en Sexología)

jueves, 9 de noviembre de 2017

Si te ama no haría ciertas cosas

Realmente me ama? es una pregunta que en algún momento toda persona se hace con respecto a los sentimientos de su pareja.

Más que en las palabras, la respuesta está en sus acciones, pues el amor no permite cierto proceder, aunque nadie está libre de equivocarse alguna vez.

“Tener una pareja y amarla conlleva muchas actitudes, y hasta errores, pero cuando éstos son reincidentes son una muestra de que se perdió el interés”, alerta Anahí Navarro, terapeuta de parejas.

La mentira es uno de los principales motivos para que las relaciones se deterioren. No importa si es una mentira pequeña o grande, la cuestión es que se ha comenzado a ocultar cosas. “En el momento que hay mentiras se destruye la confianza”, dice la terapeuta, quien menciona que entonces el amor está en peligro.

Y si de confianza se trata, quien ama de verdad la cuida en todos los sentidos, al punto que jamás divulgará los secretos personales o del par, pues éstos pertenecen al espacio íntimo. Por otra parte, la lealtad es una muestra de compromiso de uno y da pie al voto de confianza del otro; si no hay lealtad no hay amor, apunta Mariel Reimann, columnista del portal familias.com

En toda relación amorosa hay discusiones, pero es importante saber cómo y dónde tenerlas. Si hay una pelea, eviten insultos y gritos, aunque sean a puerta cerrada; y ni hablar si él o ella pierde el control y te grita en público, esto demuestra que no te respeta. “A quien se ama, uno trata de no hacerle daño. En ese sentido, exponer a la pareja a situaciones incómodas o violentas son señales de ausencia de amor y respeto”, reflexiona Navarro.

Si tu pareja te ama, considera lo que te hace sentir bien, por tanto no descuida los detalles, la relación y menos a ti. Otra actitud que demuestra que los sentimientos de tu pareja van en déficit es cuando le falta el respeto a los miembros de tu familia. “Es algo que no haría una persona que ama a otra, porque la familia es parte importante del ser amado”, explica Navarro. El margen de respeto hacia tus familiares e incluso a tus amigos, demuestra el afecto que tu pareja tiene hacia ti. No en vano, Bert Hellinger —creador de las Constelaciones familiares— dice que si tu pareja respeta a tus padres, respeta de dónde vienes y el amor es posible. “Cuando uno se casa con alguien, se casa con la familia de ese alguien. Esto significa respetar y amar a la familia de la pareja como propia, así la relación tiene éxito”.

En otros aspectos, se dice que competir es sano, pero hay que saber con quiénes y cuándo. En los vínculos amorosos esto es nocivo, pues si tu pareja intenta ser mejor que tú, hay una clara señal que quiere brillar opacándote. Si realmente te ama, te motivará a que logres tus metas, realices tus sueños o venzas tus miedos.

Como se menciona al principio, toda persona se equivoca alguna vez. Pero, si tu par no reconoce jamás un error ante ti, demuestra soberbia y difícilmente cambiará la conducta errática y así...

Cede un poco y ganarás mucho

Dicen que el amor es alegría, que amar es darse, entregarse, que la construcción del amor está centrada en la capacidad de poder contribuir a que la otra persona tenga una experiencia de vida constructiva y positiva, en la medida que procuramos esto para los demás, lo hacemos para nosotros mismos.

Si vemos el amor como construcción, como acciones para crecer, como un proyecto que se hace, no que nace, hay que tomar conciencia que lo importante es jugar muy bien con una palabra que se llama ceder, veamos esto:

- Es un puente que construye posibilidades.

- Implica disfrute.

- Está orientada a buscar soluciones.

- Nos acerca.

LA PALABRA CEDER

La palabra ceder fundamentalmente ayuda a desarrollar la capacidad de mantener la relación en una perspectiva de cercanía y no de conflicto, pues nos orienta a la confrontación sana, al debate productivo, no a perder tiempo en discusiones tontas y sin sentido.

Tristemente muchas personas convierten su vida de pareja en un ambiente tóxico, complicado, esto es aburrido, lamentable, de seguir así, se pasa de pequeñas diferencias a un punto en el que la relación podría transformarse para muchos casos en un infierno porque:

- Lamentablemente, muchas veces, a las personas no les da la gana que escuchar.

- A veces simple y sencillamente dejamos que los caprichos se impongan.

- Se hace un mal uso de una palabra tan pequeña como el “NO”. A veces decimos no simplemente porque no, sin sentido y sin contenido.

- La carga de resentimientos y temas no resueltos nos pone a la defensiva y la ofensiva.

En fin, razones por las que nos cuesta ceder pueden ser muchas, creo que al final impera la estupidez, la insensatez, el capricho, muchos dicen que es inmadurez, no creo, simplemente no ceder, pero si queremos estar bien ha y que comunicarse bien, queremos hacernos bien pero no nos gusta, así que nos enfrascamos en luchas de poder.

SIGNIFICADOS

La palabra ceder es un puente liberador de tensión, nos acerca, crea puentes y nos hace creer que el amor es un sueño posible. Ceder puede tener muchos significados, algunos de ellos a mi criterio muy hermosos:

Significa humildad para escuchar con la mente en silencio y la boca cerrada.

• Implica reconocer que puedo estar equivocado

Nos ayuda a aprender, por tanto abre las puertas de la sabiduría emocional.

- Implica validar y respetar la posición del otro u otra.

- Es un acto de amor, que anula la arrogancia y la imposición.

- Es un detalle cotidiano de respeto continuo que nos acerca y derriba los muros de la arrogancia.

No sé por qué tendemos a ver las situaciones en blanco y negro. Como si no lograr que el otro acepte tu posición sin chistar, es un fracaso o implica perder. Esto es poco sano y muy destructivo.

Muchas veces he tratado de hacerles ver a parejas que tienen desavenencias, que no se trata de quién gana en las peleas que tienen, sino que tienen que ver cómo lograr que triunfe la armonía en su familia.

NEGOCIAR

¿Cómo? Cada uno debe estar dispuesto a negociar y una buena negociación implica que ambas parten ceden. Es más: implica que nadie se sale completamente con “la suya” y que cada uno debe renunciar a algo de lo que desea para que la otra parte también ceda y logren un punto intermedio.

Obviamente es más fácil decirlo que aplicarlo. Pero conforme va madurando mi relación de pareja, me doy cuenta que vale cien por ciento la pena. Porque aun cuando me gustaría que mi marido siempre piense igual que yo, que siempre lo pueda convencer de hacer las cosas a mi manera, siento que nuestra relación se fortalece cuando dialogamos y encontramos un punto intermedio.

¿VALE LA PENA ENOJARNOS?

Puede ser una discrepancia sobre cuándo quitarle el biberón al bebé, sobre el horario de las tareas, cuándo quitar los pañales o el tipo de educación que queremos. Hasta puede haber conflicto en las relaciones de pareja por cuánto tiempo dedicarle a los abuelos, qué comida darle a los hijos o el horario para acostar a los hijos a dormir. Por más superficial que parezca el tema, puede generar grandes conflictos y debemos decidir si realmente vale la pena pelearnos o enojarnos.

Hacer concesiones, siempre y cuando la otra parte reconozca el esfuerzo que implica y respete lo que ha cedido el otro, es mucho más productivo que estar inmóvil y constantemente en una competencia por ver quién logra debilitar la posición del otro.

REFLEXIONA

Por eso digo que cuando te enfrentes a puntos de vista diferentes con tu pareja, respecto a temas muy importantes para tu familia, reflexiona sobre los efectos que nuestra obstinación pueden dejar sobre nuestros hijos. Cada día aprendo que a veces ceder un poco, ayuda a que ganemos mucho como familia. El tema es que no seas siempre la que cede, porque si no, terminarás resintiendo a tu pareja, ¿no crees?

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martes, 7 de noviembre de 2017

Cómo saber si le gustas a un hombre tímido

Ya conoces cómo saber si le gustas a un hombre, en general, pero algunos hombres poseen personalidades muy particulares, la timidez es una de esas peculiaridades que llama la atención de algunas mujeres; dando a conocer este tipo de hombres como misteriosos y llenos de detalles; algunos de ellos con mucha facilidad para ocultar sus sentimientos, otros muy obvios como para hacerlos pasar por desapercibido. Ninguna personalidad es igual pero mantienen rasgos similares e identificar si un chico tímido siente atracción hacia ti puede ser incluso más sencillo de lo que parece.

Tomando como punto de inicio el comportamiento y la forma de expresarse, se puede realizar un diagnóstico casi inmediato, los hombres sin saberlo, son un libro abierto y descifrable que cualquier mujer puede entender.

La timidez es una sensación de inseguridad o estado de ánimo que puede tener una persona y que afecta las relaciones en su entorno, esta, le impide a la persona en determinado momento, relacionarse de manera libre o autónoma con los demás. La mayoría de las veces te hace una persona poca demostrativa y te limita muchas veces para conseguir muchas cosas en la vida.

Muchos padecen la timidez y algunas personas sufren lo que se conoce como timidez amorosa la cual es crónica, se da frente a ciertas situaciones tales como una posible relación romántica o sexual. Esta se da tanto en hombre como mujeres, y se hace un poco difícil saber exactamente que pueda estar pasando por su cabeza, pero se dan señales que de alguna manera dan a entender en determinado momento si llegan a sentirse atraídos por una mujer. Debes considerar un punto importante, no todos los hombres tienen el coraje para decirte sus sentimientos, obviamente, no todos son iguales. No tengas miedo, en determinado momento de dar tú el primer pasó considerando su timidez.

En pocas palabras, cuando le gustas a un chico tímido, solo tienes que sentarte a detallar su lenguaje corporal y su comportamiento y si te gusta el chico. Así que estás apunto de descubrir las señales que gasta contigo y que está ahí para que puedas descubrirlas. ¿Qué esperas para dar el primer paso?



Métodos para corresponder

a un chico tímido

Nunca debes llegar de forma directa a un hombre tímido, este se sentirá incómodo y comenzara a balbucear de manera descontrolada haciendo el momento incómodo para ambos; una de los métodos infalibles e interesantes de dar a entender a un chico tímido de que se tienen los mismos sentimientos es actuando de manera similar a como él lo hace; si este intenta mirarte, míralo; si sobreactúa buscando llamar la atención, voltea a verle como si estuvieras creyéndole; todo esto puede resultar algo infantil de leer, pero es la mejor manera de hacerle saber que te gusta.

En caso de que seas una persona tímida, la solución es tener la iniciativa de dar el primer paso; las personas con miedo escénico son las más llamativas a nivel amoroso, sienten mejor que muchas otras personas y poseen lo que se conoce como empatía. Si conoces a alguien que te quiere en secreto, hazle saber de la manera más discreta posible que lo sabes, esto le dará más confianza y hará que dé el paso que falta para iniciar una conversación, que puede iniciar con silencios incómodos y terminar en relaciones duraderas.

La explicación científica de por qué el amor roto duele tanto

Probablemente una de las baladas más lacrimógenas y de más éxito del grupo Scorpions sea “Still loving you”. La canción habla de un amor desesperado y ya acabado y de un protagonista que sufre pero que se resiste a acabar una relación: “Lucharé, cariño, lucharé, para ganarme tu amor de nuevo”. Probablemen-te a mucha gente le sonaba aquella historia, porque la canción

fue un éxito de ventas y supuestamente estuvo detrás de un (romántico) “baby-boom” en Francia. El propio Rudolf Schenker, guitarrista del grupo, reconoció que la letra no era muy original: “Es la vieja historia, siempre la misma historia. Pero, ¿qué podemos hacer? No podemos reinventar la rueda”.

Los científicos coinciden con el guitarrista en que el desamor es un fenómeno universal: a todos nos puede ocurrir. Además, se puede decir que tiene unos síntomas típicos con una base biológica. Según Manuel de Juan Espinosa, catedrático de psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, los efectos del desamor son “tremendamente parecidos al síndrome de abstinencia causado por una droga”.

Muchos psicólogos, como Griffin-Sheley, Halpern, Peele y Brodsky, Shaef, etc, suelen relacionar la adicción con el enamoramiento porque am-bos comparten una serie de comportamientos, como una atención intensamente centrada sobre una cosa (o persona) o los cambios de humor. Además, y según estos investigadores, enamoramiento y adicciones generan ansiedad, comportamientos compulsivos y obsesivos, distorsión de la realidad, dependencia emocional, cambios en la personalidad, pérdida de autocontrol y hasta cambios en la cantidad de riesgos que se cometen.

Para rastrear el origen del desamor, hay que ir detrás de un único responsable: el enamoramiento. En opinión de Juan Lerma, investigador en el Instituto de Neurociencias de Alicante, “amor y desamor son las dos caras de una misma moneda. El primero hace subir los niveles de dopamina y oxitocina en tu cerebro y te hace sentir apego y placer. El otro hace que eches en falta este apego, y que sufras ansiedad y malestar”.

Esto puede ser realmente intenso. El desamor es considerado como un evento vital signiticativo. Tal como escriben los investigadores Boelen, Reijntjes y

Fisher, “representa quizás una de las experiencias más traumáticas, angustiosas y desconcertantes (dejando al margen la muerte de un ser querido) que una persona puede experimentar”.

¿Hasta qué punto ocurre esto? Se puede decir que el amor romántico es casi universal. Por ejemplo, el investigadora Helen E. Fisher lo detectó en 147 de las 166 sociedades que estudió. Por eso, no sorprende que el desamor también sea un fenómeno muy extendido. Otra prueba de esto es que, en un estudio hecho entre universitarios estadounidenses, el 93 por ciento de los encuestados dijo haber sido rechazado por alguien a quien amaban apasionadamente. Por otro lado, el 95 por ciento de ellos dijo haber rechazado o dejado a alguien que estaba profundamente enamorado de ellos. En ocasiones esto puede llegar a romper familias: se considera que casi la mitad de los matrimonios en el mundo occidental acabará en un divorcio.

LA PRIMERA ETAPA DEL DESAMOR: LA PROTESTA

El desamor comienza con una primera etapa de incredulidad, protesta y refuerzo del apego: “El cerebro se aterroriza, y reacciona como si estuviera ante una amenaza. Comienzas a sentirte fatal, tu sistema inmune se debilita y suben los niveles de estrés”,

explica Espinosa. Investigadores como Ethan Kross han sugerido incluso que en el cerebro se activan algunas de las zonas que intervienen en la generación del dolor físico.

Durante esa fase, es frecuente que las personas rechazadas traten de volver con sus ex-parejas, de forma obsesiva. Puede aparecer una sensación general de irritación y furia, que en algunos casos pueden facilitar que algunas personas incluso desencadenen comportamientos violentos. En la situaciones más extremas, puede aparecer la depresión o incluso comportamientos suicidas y homicidas.

¿Por qué ocurre todo esto? ¿Por qué nos parece que no podemos vivir sin otra persona, aunque no sea verdad? Algunas de las causas están en el cerebro y en las hormonas que influyen en las emociones. Por motivos aún no del todo claros, en el cerebro se activa una auténtica tormenta química.

En primer lugar, comienza a liberar cortisol, la hormona del estrés. También disminuyen los niveles de serotonina, y en consecuencia la capacidad de pensar racionalmente se resiente. Por otra parte, aumenta la sensación de enamoramiento, porque suben los niveles de dos hormonas clave en el amor: la dopamina y la oxitocina.

En palabras del psicólogo Manuel de Juan Espinosa, en ese momento lo que ocurre es que “sientes que el amor

se escapa, así que luchas por él tremendamente. Al mismo tiempo, se intensifica el deseo y la necesidad de unirte a la otra persona”. Y todo aunque ya sea demasiado tarde.

ÚLTIMAS ETAPAS: MELANCOLÍA Y REORGANIZACIÓN

Por suerte, después de toda tormenta, llega la calma, ya en la segunda fase del desamor. Esta calma es al principio una mezcla de resignación, desesperanza y pesimismo, cuya superación es fundamentalmente “cuestión de tiempo”, según Espinosa. En los casos más graves, algunas personas reciben ayuda a través de antidepresivos. Sin embargo, estos tienen un efecto secundario extra: dificultan poder enamorarse de nuevo porque inhiben algunas de las hormonas que disparan el “flechazo”.

Pasado un tiempo más o menos largo, llega la última etapa, la de reorganización. “Poco a poco el cerebro vuelve a recuperar la normalidad. Es verdad que el dolor puede darte un mordisco en el estómago de vez en cuando, pero las oleadas se van haciendo más lentas”, relata el psicólogo. En ese momento, es frecuente que el panorama de amigos haya cambiado o que se hayan visitado nuevos lugares. Para llegar a esta fase, es especialmente im-portante haber cambiado las rutinas, porque “no solo echamos de menos a la persona, sino también las rutinas que teníamos con ella”. Con suerte, y si todo va bien, “poco a poco vuelves a sonreír, y ya no sientes ese profundo cansancio de conocer gente nueva y salir”.

LA RECUPERACIÓN QUE SIEMPRE LLEGA

El proceso de recuperación puede llevar meses o incluso años, dependiendo de la persona, pero algunos científicos consideran que siempre llega por una razón muy sencilla. Si el enamoramiento tiene una función biológica clara, la reproducción, es probable que el cerebro humano cuente también con mecanismos para cortar el vínculo y en el futuro establecer uno nuevo, tal como discuten Beaver, Boutwell y Barnes.

A nivel cerebral, requiere que las partes del cerebro que están activadas con el enamoramiento, como algunos circuitos de recompensa (área ventral tegmental derecha o el cuerpo estriado) vuelvan a la normalidad. Y, sobre todo, es necesario que ocurra un proceso de aprendizaje en córtex prefrontal que le permita al individuo recuperar su interés amoroso por nuevas personas.

El aprendizaje requiere bastante tiempo, pero hay formas de acelerarlo. En palabras de Jacqueline Olds, profesora en la Escuela de Medicina de Harvard, “la conexión social entre la persona rechazada y sus amigos ayuda mu-cho. Además, darse cuenta de que uno aún es atractivo para los demás (incluso las citas frívolas cuentan), pueden ayudar a que uno no se deje caer en la depresión”. Junto a la compañía de los seres queridos y el flirteo, las actividades placenteras pueden ayudar, según Olds, a corto plazo. Bailar, escuchar música, comer o hacer ejercicio tienen un efecto positivo.

Esta vieja historia del desamor es casi universal y forma parte de la cultura humana. Está presente en poesías, canciones, historias, mi-tos y leyendas. Este dolor se encuentra en la cultura de Sumeria, Grecia, Roma, Arabia, Ja-

pón, China, India, Polinesia o incluso en la tribu Kung de Naimibia y Botwsana. Es evidente que ha enriquecido también el patrimonio cultural de las sociedades históricas y contemporáneas. Tal como ha opinado Manuel de Juan Espinosa, una de las cosas positivas de ese dolor es que en ese momento “es cuando se escriben las mejores poesías y las mejores canciones”. En la mayoría de los casos, la historia de desamor acaba con un punto y final. Y con el tiempo comienza un capítulo nuevo.

Gonzalo López Sánchez

FUENTE: ABC

viernes, 3 de noviembre de 2017

¿Estás lista para una nueva relación?

Emprender una relación de pareja luego de una ruptura dolorosa requiere confianza en ti misma y equilibrio emocional. Descubre si estás preparada para darle la bienvenida a un nuevo amor o si necesitas una intervención.

Generalmente, hay dolor tras un quiebre emocional. Nos sentimos vulnerables y pensamos que nada ni nadie puede entender lo que estamos viviendo. Pasamos por etapas de un duelo tortuoso y profundo hasta que, al final, casi sin darnos cuenta, sentimos que lo superamos, que ya no hay dolor y que podemos dar un paso adelante.

El problema se presenta cuando ya ha pasado un tiempo y nos preguntamos si estamos o no listas para comenzar una nueva historia.

¿ESTÁS LISTA?

Responde este test para descubrir si estás preparada para volver a enamorarte, si todavía no has terminado tu duelo de amor o si definitivamente te estás apresurando ante los coqueteos de Cupido.

Hace unos meses terminaste una relación importante para ti. Es viernes y tus amigas te llaman para decirte que van a verse en el bar de siempre para divertirse un rato, tú:

a. De inmediato te niegas. En este momento te consideras la persona menos divertida del mundo y no quieres amargarles la noche a tus amigas.

b. No has colgado y ya sabes exactamente qué te vas a poner. Ni loca vas a desperdiciar la oportunidad de ver hombres guapos y de divertirte con tus amigas. ¿Quedarte en casa llorando? ¡Jamás!

c. En realidad, no tienes muchas ganas de ir a un bar y les dices que preferirás un plan más tranquilo para distraerte un rato y sin hombres. ¡De verdad necesitas pensar en ti!

Limpiando y ordenando tu apartamento te encuentras algunos libros y camisetas de tu ex, tú:

a. De inmediato la nostalgia te invade y lloras sin parar recordando la época en la que estuvieron juntos y no puedes evitar preguntarte ¿por qué terminamos?

b. Te deshaces de esas cosas; no quieres en tu casa nada que te lo recuerde. Además, lo último que necesitas es que alguien piense que sigues enamorada de él.

c. Lo llamas para decirle que tienes algunas cosas que le quieres devolver, que son de valor para él. Acuerdan encontrarse en una cafetería cerca de tu oficina y todo ocurre sin mayores traumatismos, incluso, te alegra verlo bien.

Tu prima te cuenta que tu exnovio se acaba de comprometer en matrimonio con la chica con la que sale hace cinco meses, tú:

a. Sientes que el mundo se te cae. Los sentimientos de los primeros días de la ruptura afloran y no encuentras consuelo. Te sientes usada por los años que dedicaste a esa relación y no puedes evitar preguntarte ¿qué hice mal?

b. Actúas como si no pasara nada y le respondes a tu prima que esperas que la nueva pareja de tu ex sea fea y tonta. No crees que nadie lo pueda hacer tan feliz como lo hiciste tú, pero él se lo pierde…

c. Te duele escucharlo, especialmente después de que vivieron tantos momentos y experiencias juntos, pero cuando decidieron separarse sabían que la vida continuaba y que podían conocer a otras personas. ¡Solo esperas que no se esté apresurando en un compromiso tan importante!

Ha pasado un año desde que terminaste una relación larga. La ruptura fue dolorosa y te costó mucho recuperarte, y de pronto tu expareja reaparece para decirte que no te ha olvidado y que quiere volver a intentarlo, tú:

a. Aceptas de inmediato y le dices que no entiendes cómo pudieron estar separados tanto tiempo. En un segundo, todo el dolor y la tristeza que viviste durante la relación desaparecen y sientes que la vida es perfecta.

b. El corazón se te detiene por un segundo, pero aprovechas su vulnerabilidad para darte la importancia que mereces. Lo haces rogar y suplicar para al final volver con él. En poco tiempo te descubres a ti misma cometiendo los mismos errores del pasado y atrapada en una relación infeliz.

c. Te conmueve profundamente escuchar sus palabras, y seguramente en otro momento de tu vida habrías aceptado, pero sabes que lo mejor es estar separados. Tal vez con el tiempo y después de intentar ser amigos podrían pensar en volver.

Te encuentras con tu ex en un evento de tu oficina de tres días. Ante la inevitable realidad de pasar tiempo a su lado, tú:

a. Procuras mostrarte tranquila y equilibrada, pero no aguantas mucho, al poco tiempo le confiesas que aún tienes sentimientos por él y que esta ruptura te está costando más de lo que pensabas. Y cuando te dice que él no se siente igual te desboronas por completo.

b. Te pasas los tres días ignorándolo e incluso lo haces quedar en ridículo frente a tus compañeros. No le vas a perdonar el haberte dejado ni todo el sufrimiento que te causó.

c. Aunque al principio te cuesta comportarte con normalidad, con el paso de las horas descubres que es fácil volver a ser los de antes, reírse, compartir y divertirse. Al final del viaje llegas a la conclusión de que en realidad no lo extrañas como pareja, sino como amigo.

Llevas seis meses soltera y un nuevo hombre aparece en tu vida y logra moverte el piso, tú:

a. No puedes negar los sentimientos que te genera, pero no eres capaz de dejarte llevar; el miedo a salir lastimada otra vez te paraliza, por lo que prefieres alejarte y seguir tu camino sola. ¡No estás dispuesta a soportar todo eso otra vez!

b. De inmediato te lanzas a la aventura, crees firmemente en la teoría de que un clavo saca otro clavo. Además, la mejor manera de olvidar es seguir viviendo.

c. Le explicas que pasaste por una difícil separación y que aunque te sientes atraída necesitas ir despacio, conocerse y darse cuenta de si efectivamente podrían intentar una relación.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Por qué no deberías pasar tanto tiempo con tu pareja

Algunas personas piensan que para ser una pareja feliz deben pasar la mayor parte del tiempo posible juntos y, de hecho, sí que se muestran felices de esa manera. Pero aunque compartir actividades de pareja es un buen ingrediente para una relación saludable, el espacio propio y vivir experiencias en solitario también es esencial.

TU PAREJA NO ES TU ÚNICO AMIGO

Seguro que tu pareja es la persona en la que más confías, con la que te sientes más cómodo y a la que cuentas todo, ¡no necesitas más! Eso está muy bien y además probablemente es mutuo. Pero estarás de acuerdo con nosotros en que las personas necesitan más de un amigo, que es imposible que un solo individuo cubra todas tus necesidades. Con esa idea quizás estás dejando fuera a amistades que antes te hacían feliz.

NO OLVIDES LA PERSONA QUE ERAS

Y es que antes de conocer a tu pareja eras un individuo completo, tenías tus objetivos, tus virtudes, tus defectos, tus sueños… No necesitabas una media naranja porque ya eras una entera. Al ocupar todo tu tiempo con una sola persona seguro que has dejado atrás alguna de esas cosas que eras o pretendías ser. No olvides la persona que eras.

DEMASIADA EXPOSICIÓN A LOS DEFECTOS

Todos tenemos defectos y virtudes, o simplemente cosas que irritan al otro. Es totalmente natural, pero conseguimos salvar esas cosas tomando distancia. Pongamos por ejemplo la forma que tiene de crujir los huesos de la mano cuando está nervioso o nerviosa, obviamente cuanto más tiempo pasemos con él más veces tendremos que escucharlo. No olvides además que tú también tienes cosas irritantes y no se pueden suavizar durante tanto tiempo.

TODOS NECESITAMOS ESPACIO

Es muy natural sentir que queremos estar solos de vez en cuando, pasear pensando en nuestras cosas o hacer actividades en solitario. También lo es querer hacer cosas con otras personas que no son nuestra pareja: salir con amigos o jugar un partido con antiguos compañeros. Ninguna de esas cosas te hace querer menos a tu pareja, simplemente te hacen humano. Disfrutar de tu espacio propio es saludable y totalmente recomendable para la relación.

HAY QUE TRABAJAR EN EL DESARROLLO PERSONAL

Formarnos, desarrollar nuestra propia carrera, aprender cosas nuevas y llegar a ser la persona que queremos ser: para eso necesitamos tiempo y espacio. Por muchas cosas que tengamos en común con nuestra pareja, no tiene exactamente los mismos objetivos de desarrollo personal que nosotros y querrá hacer otras cosas para crecer. Entonces necesitan tiempo separados para encontrarse como personas.

LA FAMILIA TAMBIÉN ES IMPORTANTE

Antes quizás quedabas con tus primos, visitabas a tus tíos o pasabas horas al teléfono con tu madre. Si el tiempo en pareja te absorbe demasiado podrás notar que has dejado de dedicárselo a tu familia. No es suficiente con comer los domingos con tus padres o tus suegros, también es recomendable dedicarles tiempo sin compañía de tu pareja. Seguro que a ti también te apetece ver a tu hermana sin que esté tu cuñado, por muy bien que se lleven.

HACIENDO COSAS POR SEPARADO PODRÁN HABLAR MÁS

Si todo lo hacen juntos, ¿de qué hablan? Hay un momento en el que las anécdotas del pasado y las opiniones sobre la actualidad se acaban. El tiempo en solitario les enriquece y les proporciona experiencias y conocimientos nuevos que podrían compartir cuando se reencuentren. Las parejas que se sienten inmersas en un bucle, que se aburren o que no pueden salir de la rutina encuentran mejora cuando pasan tiempo separados.

NO ES NECESARIO HACER COSAS QUE NO TE GUSTAN

Es muy bonito practicar actividades en pareja, compartir experiencias que de otra forma no habrías disfrutado. Pero a veces nos obligamos a hacer cosas que no nos apetecen, solo porque nuestra pareja quiere hacerlas, y viceversa. No es necesario hacer ese sacrificio siempre. De hecho, puede ser perjudicial para la relación. Aprovecha cuando él va a jugar fútbol, por ejemplo, para hacer otra cosa o simplemente sentarte a leer.

¿ERES DEPENDIENTE?

Cuidado, bajo esa idea de que cuanto más tiempo se pasa con la pareja, más saludable es la relación, existe una necesidad que no tiene nada de sana. Que tu bienestar dependa de la atención que te da tu pareja, que una mirada mal interpretada te arruine la tarde, que sientas que no te diviertes si no estás con él o ella… Todas esas cosas son señales de una dependencia emocional que es fuente de infelicidad.

A VECES ES NECESARIO ECHARSE DE MENOS

Lógicamente es imposible echar de menos a una persona que está a tu lado continuamente. Es una sensación agridulce la de extrañar a alguien, lleva implícita cierta angustia por reencontrarnos, pero es bonito porque nos ayuda a valorar lo que tenemos y a disfrutar más de los momentos juntos. Para echarnos de menos necesitamos separarnos y así podremos unirnos con mayor fuerza.