jueves, 29 de marzo de 2018

Él y ella ¿Es tu pareja 100% igualitaria?

En los últimos años estamos viviendo la mayor proliferación de la lucha feminista en todos los ámbitos. La igualdad de oportunidades, los salarios equitativos, el fin de la violencia de género y los abusos sexuales, o la ruptura de estereotipos establecidos por la cultura tradicional son algunas de las reivindicaciones con mayor peso. Sin embargo, en la práctica, no es tan fácil acabar con los roles femeninos y masculinos (y lo que estos conllevan) que han estado latentes durante tantos años. Es decir, somos mucho más reivindicativos y estamos concienciados con la lucha por la igualdad, pero el sexismo sigue implantado en la mayoría de los ámbitos.

Uno de los aspectos con mayor relevancia y que más preocupa (especialmente a las nuevas generaciones) es la igualdad en la pareja. Las parejas más jóvenes basan (o así debería ser) su relación en el respeto, la confianza y la consecución de la igualdad. Sin embargo, seguimos cayendo en clichés machistas a la hora de relacionarnos. Porque la violencia de género, el abuso o la falta de respeto y la discriminación a la mujer son solo la consecuencia más grave del machismo, pero sigue habiendo muchos detalles que debemos cambiar. Las tareas domésticas o el cuidado de los niños son claro ejemplo de ello: las mujeres siguen siendo las que llevan la mayor carga en este sentido y para cambiarlo, no basta con la ayuda del hombre en el hogar. Debemos cambiar la concepción de que hay obligaciones que corresponden a la mujer o al hombre por el simple hecho de serlo (esto se aplica a todos los aspectos de la relación, no solo a la convivencia en el hogar) y, a partir de ahí, entender que la pareja se basa en respetar la individualidad de cada uno, y asignar los roles según la persona, nunca condicionados por el género.

Cómo entender la igualdad

Para entender mejor cómo establecer unas bases de igualdad en la pareja, hemos querido contar con la opinión de dos expertos en coaching y relaciones de pareja, que desgranan el proceso de igualdad en una pareja y las bases para conseguirlo en varios puntos que todos, sin excepción, podemos empezar a trabajar.

La importancia de la individualidad

El coach experto en relaciones de pareja Carlos Miguel, subraya la importancia de mantener las individualidades en la pareja y crear responsabilidades y obligaciones en relación a las necesidades y la personalidad de cada uno, independientemente de su género. “Cuando se empieza una relación de pareja es fundamental empezar a crear las normas de convivencia partiendo de la individualidad, es decir, adaptadas a las necesidades y personalidad de las personas involucradas”, nos explica Carlos, autor del libro El origen de la felicidad.

En este sentido, el experto nos habla de cómo la sociedad evoluciona con el paso del tiempo, y debemos adaptar esos cambios a todos los ámbitos de nuestra vida, dejando de lado esos estereotipos y apostando por la individualidad de cada persona.

DESECHAR ROLES Y PATRONES ANTICUADOS

“Las tensiones que están experimentando las familias como parte de los avances en materia de inclusión de la mujer en el mercado laboral, el uso de anticonceptivos, así como la lucha feminista, están cambiando las reglas en cuanto a la igualdad de género”, nos cuenta Roser de Tienda en relación con los roles sociales y de vida que estamos experimentando como consecuencia del progreso en la igualdad.

La coach, experta en materias femeninas como la maternidad, habla de la dificultad de los individuos a la hora de desechar esos patrones establecidos durante tanto tiempo. “La necesidad de que estos cambios se realicen de forma exitosa ha puesto sobre la mesa el debate sobre los valores que nos mueven y que, aunque los individuos cuenten con el apoyo de su pareja o entorno para que haya una relación igualitaria, el peso de algunos estereotipos y el estancamiento en términos de equidad laboral, hacen que se perpetúen situaciones que ponen en evidencia una falta de igualdad asombrosa”.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Negociación

La salud a toda edad es importante, así como el abordaje que se hace con mucho énfasis al respecto y si se toman estrategias ayudarán en disminuir las situaciones de riesgo en los adolescentes. Frecuentemente se recomienda a que cuiden su comportamiento y actitudes de riesgo.

La salud es un aspecto prioritario que se debe cuidar mediante una buena información pero también con una buena comunicación.

Los adolescentes tienen la gran oportunidad de recibir una buena información para tener su primera relación sexual coital sin consecuencias.

El uso del condón o preservativos como el único método de doble protección, anticonceptivo y también preventivo de infecciones de transmisión sexual como del VIH Sida. Si se sigue la normativa en su uso no hay riesgos.

Usarlo no es difícil ya que su acceso se puede conseguir en centros de salud, siendo un insumo prioritario, además de una práctica necesaria en la salud.

El condón masculino se puede conseguir en una consulta o fuera de ella. El uso se puede enseñar en la consulta para una buena aplicación durante la relación sexual.

En la adolescencia, las parejas estables, a veces son de pocos meses (monogamia seriada), es por ello que el condón debe estar incluido a sus prácticas sexuales en forma permanente.

En la pareja es bueno que la adolescente negocie su uso o por lo menos intente exigir su uso. El adolescente debe aprender la corresponsabilidad para evitarse problemas posteriores, aceptando una negociación con su pareja.


sábado, 24 de marzo de 2018

Parejas Nadie Me Es Suficiente

María Gabriela Palleros

Vamos a arrancar diciendo que lo que buscábamos en una pareja a los 20 es muy probable que no sea lo mismo que buscamos a los 30, ni tampoco es igual a lo que esperamos a los 40. Seguramente, en esencia, algunas cosas sean similares, pero en otras, no es nada raro, que nos volvamos más exigentes, porque con el paso del tiempo, no sólo nos conocemos más, sino que ya fuimos delineando un perfil de la persona que queremos tener al lado nuestro. Tener expectativas altas no es negativo, el tema es cuando se vuelven tan rígidas que sentimos que quien no encaja en las mismas, no nos es suficiente.

Los requisitos y la frustración

Muchas veces, mentalmente, nos armamos una especie de “requisitos” que creemos que, sí o sí, debe cumplir el otro para estar con nosotros, como si eso fuera una garantía a la hora de apostar a llevar adelante una relación nueva, En teoría suena convincente, pero en la práctica, se vuelve muy complicado de sostener, porque es imposible que una persona sea exactamente igual a lo que esperamos, por lo tanto el precio que pagamos cuando nuestras exigencias son inexorables, muchas veces es la soledad. No estamos diciendo, que está mal buscar un perfil determinado de persona, sino solamente la importancia de lograr no atarnos a condicionamientos que funcionen como prejuicios al momento de abrirnos a formar una pareja,

Cuando nuestras exigencias pesan más que nuestras ganas de conocer al otro, y cuando frente a una expectativa que no se cumple sentimos que la otra persona nos decepciona, la posibilidad de sostener cualquier vínculo es nula, porque ninguna relación puede sobrevivir a la sombra de creer que el otro no es suficiente para nosotros. Acá viene el verdadero conflicto, cuando empezamos a creer que tal vez ninguna pareja se ajuste a lo que esperamos, y esa misma frustración se convierte en un muro difícil de atravesar a la hora de querer estar con alguien.

Cómo administrar tus expectativas

Para evitar nuestro nivel de exigencias se convierta en un conflicto dentro de la pareja, es importante tener en cuenta:

Las expectativas nunca pueden ser condicionamientos. Si nuestras expectativas en vez de impulsarnos hacia lo nuevo, funcionan como anclas, lo único que hacen es fijarnos a ideas rígidas que nos limitan la visión de cualquier persona con la que intentemos mantener una relación.

Los prejuicios no tienen nada que ver con el amor. Amar es poder sumergirnos en el mundo del otro, con la libertad de no cargar con algún impedimento para poder hacerlo, es lograr conocer a una persona con la flexibilidad de aceptar las diferencias sin que se transformen en obstáculos que disuelvan el vínculo.

Lo que queremos de una relación no siempre coincide con lo que necesitamos de la misma. Cerrarnos a la posibilidad de conocer a alguien porque no “encaja” en nuestros requisitos, puede significar no darnos la posibilidad de conocer a alguien que nos enamore y nos lleve a romper con todo tipo de esquemas y exigencias.

No quitar la espontaneidad al vínculo. Si frente a conocer a una persona no podemos evitar pasarla por nuestro filtro de exigencias, sobrecargamos la relación al límite de encerrarnos en nuestras propias estructuras, porque nada se puede dar con naturalidad si no aceptamos que las cosas no siempre se producen de la manera que nosotros las pensamos.

NO SEAS TAN EXIGENTE

Es imposible no tener expectativas acerca de lo queremos de una pareja, el punto no es ese, sino cuando nos aferramos tanto a nuestras exigencias que terminan transformándose en nuestro conflicto principal en el momento de arrancar una relación. No siempre el foco está en cómo es el otro o si no “encaja” con lo que queremos, a veces también creamos un esquema estricto de requisitos para poder evadir todo tipo de relación. No es que nadie me resulta suficiente, sino que bajo mi mirada no permito que nadie lo sea. Debemos evitar convertirnos en jueces de los demás, dado que no se trata de si ponemos o no la vara muy alta, sino de poder corrernos del lugar de tener que estar constantemente evaluando a quien tenemos al lado, como bien se suele decir, nuestra manera de juzgar a las personas, no siempre define a lo demás, a veces simplemente nos define a nosotros mismos.

sábado, 10 de marzo de 2018

5 cosas que matan el amor y romperán tu relación

Cuando se empieza una relación de pareja se hace con ilusión y pensando en todo lo bueno que tiene y que te aporta la otra persona. Pero a medida que va pasando el tiempo pueden empezar a aparecer algunos hábitos que pueden ser perjudiciales para tu historia de amor. Existen algunas cosas que pueden matar el amor y que incluso, pueden ser las causantes de que una relación de pareja se rompa. Pero, ¿Cuáles son algunas de las cosas que pueden dañar tanto una relación amorosa?



1. Las críticas o las quejas

Las críticas o las quejas constantes queman la relación de pareja de cualquier persona. Quejarse de todo de forma sistémica o incluso criticar o quejarse de los defectos de la pareja puede suponer el fin de una relación. Por ejemplo, si vives en pareja y te quejas de las cosas pero no aportas soluciones es como si llamases inútil a tu pareja todo el tiempo, pero la realidad es que si eres tú quién se queja constantemente es porque eres tú quién debe buscar las soluciones y no tu pareja.



2. Mirar el móvil todo el tiempo

Si estás hablando con tu pareja y en lugar de mirarle a los ojos mientras te explica algo estás mirando la pantalla de tu teléfono algo funciona mal. Mirar el móvil mientras mantienes una conversación con otra persona es una gran falta de respeto que no se puede tolerar. Además, tu pareja sentirá que no es tu prioridad y que hay otras cosas o personas que son más importantes que ella en este momento.



3. Actitud Defensiva

Cuando se está en pareja en principio es porque se quiere estar en el mismo equipo y caminar por el mismo sendero. Pero cuando la actitud defensiva aparece en una relación de pareja, todo se puede torcer. Cuando uno de los dos se pone a la defensiva se envía un mensaje de que no importa en absoluto lo que el otro tiene que decir ni que tampoco importa lo que siente.



4. Las peleas constantes

Las parejas pueden comenzar las peleas hablando sin parar pero se pueden volver constantes y difíciles de terminar. Este tipo de peleas parecen una trampa y hasta que alguien no cierra la puerta a la comunicación parece que es continuo. Los problemas, cuando las discusiones son así, no se resuelven porque las peleas no son sobre el tema, sino por los sentimientos de dolor que generan. Los malos entendidos sin resolver pueden hacer que el amor se vea muy perjudicado.



5. La soledad después de una pelea

El día más brillante puede parecer el más oscuro si te sientes solo/a y desesperado/a. Las discusiones de pareja que no se resuelven son muy dolorosas, ya que la persona que en principio pensabas que estaría a tu lado para secarte las lágrimas, solo son la causa de las mismas. Cuando no hace el intento de disculparse o de arreglar las cosas puede hacer que te sientas en absoluta soledad.

Love and sex “Por qué yo tengo más ganas que él“

A lo largo de nuestra vida, escuchamos más de una frase relacionada a los hombres (y mujeres) y su relación con el sexo. Frases del estilo “es lo único que ellos quieren”. Frases que los posicionaron como machos que estaban (o debían estar) siempre listos para el oficio amatorio.

Sin embargo, las nuevas generaciones nos fuimos encargando de ir contra los estereotipos que nuestra cultura planteó. La mujer que hoy se planta de modo diferente en distintos ámbitos de su vida también lo hace en la cama. Sabe qué le gusta, cómo, con qué frecuencia.

Parece un poco obvio, pero, aunque sea una definición obsoleta y retrógrada, la mujer que hoy habla abiertamente de su sexualidad y sus ganas antes era “una bombacha floja”. Pero asumirnos como seres incluso más sexuales que nuestras parejas puede ser el inicio de una búsqueda que nos conecte más con nosotras mismas y nos pida un diálogo más genuino con el otro.

BAJAR LA EXIGENCIA

Dejando de lado los estereotipos, lo que sí es cierto es que las mujeres son las que suelen presentar una mayor baja de deseo sexual en comparación con los hombres, y que esta cuestión es la que puede llevarnos a ponernos en alerta y preguntarnos qué pasa cuando son ellos los que no tienen las mismas ganas.

También es cierto que no hay una mujer ni un hombre igual que otro. No funcionamos sexualmente de la misma manera con una u otra persona. Ni qué hablar de los momentos: si no somos las mismas en los 28 días de nuestro ciclo menstrual, mucho menos vamos a serlo en las etapas que vamos atravesando con nuestro hombre, y él tampoco.

Con esto en mente, está bueno pensar si no estamos en un momento en el que tenemos que tomar más protagonismo y ser nosotras las que activemos. Tal vez él tenga su libido depositada en un nuevo proyecto laboral o esté preocupado por alguna situación momentánea. Seguramente esto también vaya a pasarte en otro estadio de la relación. A veces no hay una baja sexual, sino una alternancia de roles.

¿ES UN TEMA GENERACIONAL?

El mundo millennial, con sus estímulos excesivos, genera más desencuentros en el plano del deseo. Antes, el único “juego” que los adultos tenían permitido era el sexo; en el siglo XXI, son todos. El ocio es casi obligatorio. Sumado a esto, el hombre suele ser más lúdico y mucho más lineal en su forma de pensamiento. Por eso, él puede llegar del trabajo, jugar Play, encargarse de alguna tarea del hogar y disponer de menos energía para un nuevo juego. “¿Miramos una serie?”, propone. Un plan con mínimo esfuerzo, que entretiene y produce placer ilimitado sin frustraciones: si quieres más, lo único que tienes que hacer es apretar “next”.

BUSCAR QUÉ HAY DETRÁS

Cuando el factor afectivo es lo que ordena y predomina en la relación, los conflictos de pareja -incluida la infidelidad- son otra de las cuestiones que se hacen evidentes en la cama.

También puede que existan otras causas emocionales, como depresión, baja autoestima o algún proceso de duelo. En estos casos, el entendimiento y la compañía son claves si tu hombre está pasando por un momento en el que no puede desplegar plenamente su energía sexual.

¿Y AHORA QUÉ HAGO?

Por oposición, también puede aparecer el pensamiento “¿qué onda, ya no lo caliento?”, que nos pone más proactivas e, incluso, más horny, y tratamos de cortejar con más empeño. Esto se da especialmente cuando la situación impacta directamente sobre nuestra autoestima o ego. Incluso llegamos a sentirnos rechazadas y podemos enojarnos con la situación, yendo al choque e interpelando al otro.

Efectivamente, puede pasar que seas más intensa que él y ahí tengas que analizar qué hacer, teniendo en cuenta si tu necesidad es más imperante que otras cuestiones de la pareja o no.

Sea cual sea la razón de esta asimetría, es importante que la registres y, si se sostiene, proponer una visita a un sexólogo o sexóloga. Ojo: sé cuidadosa cuando plantees el tema y no lo hagas desde el reproche o la insatisfacción.

La sexualidad no es lo mismo que un análisis de sangre, en el que se mide cuántos glóbulos rojos hay por milímetro: entre los dos pueden ajustar sus deseos y expectativas y ver si, moviendo algunas fichas, logras sentirte más plena en este aspecto.

jueves, 1 de marzo de 2018

Siento que él ya no me quiere

Saber que eres amada genera una sensación de plenitud, de calma y de respaldo. Si bien el amor nunca ofrece una certeza absoluta, hay parejas que construyen una confianza en la que se puede descansar. La duda, en cambio, es un estado de zozobra. Algo se rompió. Es una inquietud que nos revela que aquella idealización del amor entró en una zona de turbulencia. Un dato que no cierra, reuniones de trabajo que duran más de lo habitual, su silencio o su mirada perdida pueden ser la llave que les abre la puerta a los mil demonios de tu cabeza.

La sospecha de no saber si el otro te sigue amando es una sensación demoledora. No tienes pruebas, no hay evidencias y, sin embargo, existen pequeños datos de la realidad que te indican que algo cambió.

“ÉL ESTÁ DISTINTO”

Las mujeres solemos ser mucho más detallistas que los hombres. Es por eso que podemos detectar con facilidad algún cambio en la conducta del otro que para los demás pasa desapercibido. Eso da lugar al típico planteo: “¿Te pasa algo conmigo estos días? Estás raro, callado, pensativo”. Y del otro lado, silencio. Ante esta realidad, antes de aventurar mil hipótesis, te propongo que tomes dos precauciones:

No te vuelvas autorreferencial: ¿acaso no puedes pensar que al otro le pasan cosas que no tienen que ver contigo? La autorreferencia es suponer que el mundo del otro gira alrededor del tuyo, pero tal vez tu pareja está mal porque tiene una crisis existencial, un problema de trabajo o alguna preocupación de salud que no te contó. A pesar de la sensación de vulnerabilidad, trata de dar lugar a otras posibilidades que no estén necesariamente vinculadas con el desamor de tu pareja hacia ti.

Hablen con claridad: en las parejas muchas veces se supone en lugar de preguntar. Es verdad, tú trajiste el tema a la mesa y la respuesta no fue clara, sino evasiva. Pero por ahí tu pregunta tampoco fue todo lo directa que amerita la situación. El dato de la realidad es que hay un cambio de conducta. Lo que no sabes es la causa. Puedes dar a conocer tu inquietud, porque quizás el otro está mal y ni siquiera lo advirtió, pero trata de hacerlo sin acusar, sin juzgar, sin suponer nada de antemano. “¿A qué se debe tu distancia de estos días? ¿Quieres contarme?”. De este modo, pones sobre la mesa un dato real - la distancia-, pero no te anticipas a la respuesta.

PONER LÍMITES

Finalmente, tampoco se trata de sentarnos a deshojar la margarita. Es cierto que en una pareja debe haber espacio para la duda, para las crisis, para los silencios. Pero tampoco pueden ser eternos. Aunque el otro viva diciendo que no le pasa nada malo contigo, hay sensaciones con las que no se puede vivir, porque pueden generarte demasiada angustia.

Si tu relación entra en un largo período de ausencias, silencios, falta de demostración de amor, miradas esquivas, alejamiento sexual y frialdad, ya no importa si el otro reconoce o no lo que le pasa. Es importante legitimar lo que te está sucediendo a ti. Cuando estamos en una pareja, no podemos olvidar que hay otra persona que merece saber, al menos, que estamos mal por algo que no pone en duda el amor que sentimos. Pero cuando tu pareja no logra comunicar esto con claridad, algo de la confianza comienza a resquebrajarse.

El amor no da garantías de futuro, pero tiene la certeza del presente. Y el buen amor no duda tanto.