jueves, 13 de septiembre de 2018

Que las discusiones no dañen tu relación

Aunque aparentemente existen parejas que son muy felices, todas tienen discusiones y hasta cierto punto es normal que las haya. El problema está cuando esos disgustos son tan frecuentes que empiezan a dañar la relación. Eso es sinónimo de que hay mala comunicación en la pareja y debemos tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde. Aquí hay cinco consejos que el especialista en vínculos, Sebastián Girona, compartió para el sitio de Internet Clarín y que podrían ayudarte a “pelear más sanamente”.

En el Clarín, el especialista expuso que en las parejas hay problemas que se pueden solucionar pero otros no. Por eso, “lo primero que hay que hacer es resolver los problemas que se pueden resolver. Con los segundos hay que tratar de que no se estanquen ni se profundicen, y para eso existe una herramienta fundamental: el humor”.

Sebastián Girona dice que para evitar que las discusiones en pareja terminen en crisis se puede decir lo mismo que siempre dices, pero desde un lugar más gracioso, tratando de reírte de lo que la pareja no puede resolver. “Esa puede ser una buena pista para que el conflicto por lo menos no se agrave”.

1. SI LA DISCUSIÓN INICIA CON VIOLENCIA NO TENDRÁ UN FINAL FELIZ


El especialista expone que si le planteamos algo que nos molestó a nuestra pareja y lo hacemos de manera violenta, es probable que esa discusión termine empeorando las cosas.

“La gran mayoría de los conflictos que empiezan mal, terminan mal. No hay forma de que comiences agrediendo al otro y luego terminen a los abrazos”, dice Sebastián y por eso aconseja que te tomes unos segundos y pienses cómo vas a hacer tu planteo.

2. PON UN FRENO


A veces durante una discusión, uno de los dos puede llegar a abrazar al otro para terminar con la pelea; esto es un freno, dice el especialista y agrega que si uno de los dos quiere frenar y el otro quiere seguir discutiendo entonces no hay freno que valga. Está claro que esto no resuelve el conflicto, pero sirve para parar a tiempo y no empeorar las cosas.


3. EVITA CRÍTICAS Y BURLAS


De acuerdo con el especialista, una cosa es que nos quejemos porque ayer le tocaba lavar los platos y no lo hizo, y otra cosa muy diferente es que se lo digamos de esta manera: “no lavaste los platos ayer, no lo haces nunca, no te importa nada, eres un descuidado”.

Frente a una crítica como ésta, el otro inevitablemente se va a defender y desde esta lógica no hay discusión posible que termine bien.

4. HABLA DE TI, NO DE TU PAREJA

Cuando quieras plantear algo, no hables del otro, de lo que hizo o de lo que dejó de hacer, aconseja Sebastián Girona. Eso te va a ayudar a no criticar, y es más fácil que el otro te pueda escuchar, dice.

5. LA INDIFERENCIA ES LO PEOR

Según Girona, algo mucho peor que la crítica es la indiferencia en el medio de una pelea. “Si el otro me critica, por lo menos me puedo defender; ahora, si el otro me trata con indiferencia, no puedo hacer nada y eso me va a generar una impotencia que me puede llevar a explotar. La conducta de bajar la cortina durante una discusión y no decir más nada suele ser muy habitual en los hombres”, explica.

martes, 11 de septiembre de 2018

El Amor perfecto



Querida mujer, antiguas concepciones idealizadas acerca del amor instalaron la fantasía de que si la persona elegida posee defectos, la relación fracasará. Asimismo, muchas mujeres crecen con la idea de que el amor es sinónimo de una pareja perfecta, y que la persona que eliges para tu proyecto de vida en común carece de defectos y es el único motivo de tu felicidad.

También es común creer que para que la relación sea exitosa debe haber una sacrificada e incondicional entrega, así brindarle al ser amado todo lo que su necesidad personal requiera, lo cual parte de la equivocada creencia de que la felicidad de la mujer es consecuencia de la felicidad que es capaz de brindar a su pareja.

Esta incorrecta concepción del amor supone un vínculo totalmente asimétrico y en algún punto de sometimiento y servidumbre, donde el éxito de la relación está basado en las acciones que hagas en pro de satisfacer al otro, amoldándote a él para hacerlo feliz, sin cuestionarlo en absoluto.

Asumir que él es la parte perfecta de la relación es una idealización que te pone en un lugar de devoción, generando la eterna sensación de estar en deuda.

En otros casos, la no aceptación de los defectos de tu pareja puede llevarte a la necesidad o al intento de cambiar tu forma de ser, con el objetivo de lograr un acercamiento a la persona idealizada. La realidad es que los vínculos y las relaciones amorosas no son perfectos, porque somos seres humanos, y como tal, imperfectos por naturaleza.

Debes aprender a aceptar la imperfección de tu pareja, ya que reconocer los defectos en el otro te permite ver a la persona elegida como un ser real, no teniendo la necesidad y la presión de agradar o de conformar al otro.

De esta manera, al estar en una relación entre pares, es decir de “igual a igual” podrás reconocer y asumir que tienes el mismo derecho a la imperfección, a equivocarte y a no sentirte presionada por ser o actuar como el otro desea.

Querida amiga, establecer un vínculo sano es aceptar que aquel con quien decides encarar un proyecto de vida conjunto, al igual que tú, tiene virtudes y defectos, aprendiendo a mirarlo sin idealización.

Aprende a vivir compartiendo proyectos y descartando la presión de acomodarte a sus necesidades.

Ten en cuenta que aceptar a la persona tal cual es significa hacerlo humano, sentando las bases de una relación sincera, auténtica y honesta.

Algunos apuntes

• El amor no es sinónimo de perfección, sino de humanidad.

• No caigas en el error de considerar a tu pareja el único motivo de tu felicidad.

• El éxito de tu relación no depende de las acciones que hagas en pos del otro.

• Una relación sana no se basa en satisfacer al otro, sino en que ambos estén satisfechos.

• Encontrarle defectos al otro es más sano que pretender que sea perfecto.

• A partir de la mutua imperfección, permítete ser auténticamente tú.

• El amor perfecto es una utopía, disfrútalo como es.

*Coach personal-especialista en problemática de la mujer y de la pareja - www.superarse.net

sábado, 8 de septiembre de 2018

Amores imposibles

Hay quienes que tienen la tendencia de involucrarse con personas que no estarán con ellos. Ya sea porque son inalcanzables, porque están en un vínculo comprometido con otra persona, porque se trata de alguien prohibido o por la razón que fuere, pierden meses e incluso años de su vida a la espera que el amor imposible cambie su parecer y les traiga la felicidad que creen que de otro modo no alcanzarán.

Quiero hacer aquí una salvedad importante. Una cosa es estar "enamorada/o" de un actor (o actriz) conocido. Yo sigo suspirando cada vez que veo una película con mi actor preferido. Esta admiración que le tengo no me impide llevar adelante una pareja satisfactoria. No está mal desear a alguien que sabemos que no nos corresponderá, el problema se suscita a quienes se quedan enfrascados con un amor imposible durante demasiado tiempo, y ven sus días pasar, sin ser protagonistas de su vida sentimental.

Si tienes un amor imposible que te impide entablar un vínculo sano y fructífero con una persona, piensa en todo lo que estás logrando y también evitando con esta conducta.

¿Piensas que contigo será diferente? Tal vez estés malgastando tiempo y energía en ganar una batalla inexistente, es siempre mejor dejar fluir las relaciones, y quien sea para ti, lo será naturalmente.

¿De qué intentas alejarte al aferrarte a alguien que, muy dentro de tu corazón, sabes que no está ni estará contigo? Si, por ejemplo, has tenido una pareja que te ha producido dolor, buscar una pareja imposible te evita la posibilidad de formar una pareja y, por consiguiente, la posibilidad de volver a sufrir.

¿Qué pasaría si él (o ella) no estuviera en tu vida? ¿De qué manera sería más satisfactoria? Piensa en todo lo bueno que puedes conseguir y disfrutar si el espacio que dedicas a algo imposible lo destinaras a hallar una nueva persona que te haga feliz y esté contigo.

Y si en los próximos días lo piensas, y decides ser protagonista de tu propia vida, dejar atrás lo que no te permite alcanzarlo y aspiras a una pareja estable, real, tal como te mereces, pregúntate ¿Cómo cambiaria tu vida?.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Parejas ¿Es mejor el amor cuando hay sexo?

El sexo sin afecto puede ser una experiencia gratificante como la que más, pero muchos aseguran que la práctica se enriquece cuando hay amor. En cualquier caso, el vínculo entre la cama y los sentimientos sigue siendo bastante fuerte en nuestro imaginario. Y, en este contexto, cabe hacerse la pregunta desde el otro lado: ¿es mejor el amor cuando hay sexo?

Algunos estudios señalan que, por lo menos, se consiguen parejas más estables. Esto se debe a una cuestión puramente química: la oxitocina que se produce en nuestro cerebro durante la excitación y el orgasmo. Un estudio realizado por la Universidad de Bonn (Alemania) demostraba que esta hormona estimula el contacto entre las parejas y que, gracias a las relaciones sexuales, se consiguen mantener altos sus niveles, potenciando la relación sentimental, aumentando el atractivo de la pareja y fortaleciendo vínculos que favorecen la monogamia.

LA HORMONA DEL AMOR Y DEL APEGO

No en vano, a la oxitocina se la denomina ‘hormona del amor y del apego’. Para el sexólogo Joserra Landarroitajauregi, “la evolución ha introducido esta sustancia allí donde interesa la vinculación: en el parto y la lactancia, fortaleciendo el nexo entre la madre y los hijos; y en el placer erótico, procurando la conexión entre los amantes”. El sexólogo insiste: “Las relaciones eróticas (sean coitales o no) incrementan el apego”.

Pero la oxitocina no es la única hormona involucrada en el afecto y la sexualidad. “El orgasmo produce la secreción masiva de tres neurotransmisores: oxitocina, serotonina y dopamina; o sea: vínculo, eutimia (mejora del estado de ánimo) y gozo”, cuenta el experto. Estas sustancias también se producen cuando se tiene un orgasmo a solas, la diferencia está en que “el apego necesita la proximidad y el contacto del otro. No nos apegamos a la nada”, explica.

Más allá de la química

De todas formas, Landarroitajauregi insiste en que las relaciones sexuales no son solo química y que el amor se ve beneficiado directamente por la intimidad que se crea en la alcoba. “Los amantes no se encuentran solo por motivaciones fisiológicas, no solo deseamos orgasmos o hijos. En gran medida, deseamos la proximidad y la intimidad con nuestro amante. El sexo no solo procura placer, también moviliza sentimientos y emociones. En definitiva, tiene muchos beneficios y pocos perjuicios”.

¿DIFERENCIA ENTRE HOMBRES Y MUJERES?

El bioquímico y divulgador Pere Estupinyà relata en su libro S=EX² La Ciencia del Sexo (Debolsillo, 2014), cómo se sometió a un experimento para observar la reacción de su cerebro durante un orgasmo, a través de una resonancia magnética. En dicho experimento, se comprobaba que era el hipotálamo el encargado de segregar dicha oxitocina, pero parecía haber indicios de que esta hormona se segrega en mayor cantidad por mujeres que por hombres, y en mayor cantidad en el orgasmo alcanzado en el coito, que en el éxtasis de la autoestimulación. Sin embargo, el experto asegura que hoy en día nada prueba esa teoría que se basa en el reino animal y asevera que las hembras buscan generar apego, tras encontrar unos buenos genes para su descendencia.

Según Landarroiajauregi, “la sustancia segregada es la misma, lo que varía más concretamente es el impacto que tiene en cada individuo”, pero no solo en cuestión de sexo, “también depende de otras variables como la edad” o incluso la biografía de la persona. “La infancia también influye en el impacto adulto de la oxitocina, porque esta edad es la escuela del amor y del vínculo entre personas”, aclara el experto.

ENTONCES, ¿SIN SEXO NO HAY AMOR?

Pere Estupinyà está de acuerdo en que las relaciones sexuales potencian la relación sentimental, pero deja claro que, por otro lado, “puede haber amor romántico sin sexo. El deseo es muy hormonal, pero el amor depende más de la memoria, de las experiencias y de las expectativas de futuro”.

La sexóloga Ana García considera que “el concepto amor es extremadamente difícil de explicar. En la actualidad, aunque se está cerca de conseguirlo, todavía no se conoce bien cuáles son los mecanismos que lo propician”. Pese a que no duda de la existencia de mecanismos químicos y genéticos que influyen en que una persona se enamore de otra, “el amor también está condicionado por factores psicológicos y sociales”. Del mismo modo, la experta también cree importante aclarar el concepto de sexo, que muchas veces se traduce como un sinónimo de penetración. “En sexología hablamos del coitocentrismo, es decir, del coito como centro de la práctica sexual. Esto es un gran error, ya que el placer y los orgasmos, tanto en hombres como en mujeres, se pueden conseguir de múltiples formas y el coito solo es una de ellas. El sexo oral, la masturbación, el sexo anal, las caricias, los besos y cualquier práctica donde se obtenga placer, es una forma de tener sexo”, concluye la sexóloga, aclarando que los niveles de oxitocina, y por tanto el apego y el amor, pueden aumentar también con estas prácticas.

Silvia Carpallo