domingo, 30 de diciembre de 2018

Manual para ser un buen anfitrión



El alcohol es parte de nuestra cultura latinoamericana”, afirma Karla Sequeira, directora ejecutiva de Educalcohol, una asociación que ha publicado la Guía del anfitrión responsable.

“En una fiesta de compañeros, todos están insistiendo en que los demás se tomen una cerveza o celebren juntos. Esa presión crea un ambiente pesado para el que no quiere beber. Es importante que los que deciden hacerlo, sepan evitar consecuencias negativas para sí mismos y para los demás,” dice Sequeira.

Entre las recomendaciones que ofrece la guía destaca que el anfitrión siempre debe ofrecer opciones de bebidas no alcohólicas, además de agua.

El “te aumentaré” o rellenar el vaso cuando aún hay líquido resulta contraproducente, pues el invitado llega a perder el control sobre cuánto bebe.

De lo que se trata es de que la fiesta sea un espacio seguro para tus invitados, pues el excesivo consumo de alcohol podría desembocar en accidentes y hasta la muerte. Como anfitrión, es importante seguir 10 reglas que para hacer tu parte en la corresponsabilidad respecto a la bebida.

Con datos de: xhttp://educalcoholcr.org/files/program/32_guadelanfitrineducalcoholartedigital.pdf

Diez consejos prácticos

Jugos

El cuerpo absorbe más alcohol con gaseosas.

Agua

Asegúrate de que haya agua disponible todo el tiempo.

Sostén

Un sitio donde apoyar el vaso hace beber menos.

Relleno

Espera a que terminen la bebida antes de servir más.

No es no

Nunca fuerces a tus invitados a tomar una bebida alcohólica.

Opciones

Ten bebidas sin alcohol y agua como alternativas.

Retorno

Asegúrate de que los invitados tengan cómo volver a casa.

Comida

Si no hay cena, ofréceles bocadillos ricos en carbohidratos.

Hora

Para de servir alcohol una hora antes de que acabe la fiesta.

Control

Nada peor que un anfitrión que ha bebido demasiado.

¿Festejo en la empresa? Recuerda, tu reputación está en juego

Para garantizar una velada agradable y placentera, tanto jefes como empleados deben mostrar profesionalismo y decoro. Aunque errores involuntarios existen, aquí te doy los NO para sobrevivir a una fiesta de fin de año, a fin de no dar pasos en falso.


Llegó la hora de relajarse y divertirse! Las fiestas de fin de año en la empresa son toda una tradición y fomentan una conexión entre los compañeros de trabajo y jefes, desarrollan el espíritu de equipo y ¡son increíblemente divertidas después de un largo año!

Para garantizar una velada agradable y placentera, tanto jefes como empleados deben mostrar profesionalismo y decoro. Aunque errores involuntarios existen, aquí te doy los NO para sobrevivir a una fiesta de fin de año, a fin de no dar pasos en falso.

Aunque estas fiestas son para celebrar y disfrutar, siguen siendo fiestas de negocios, dentro de un contexto laboral y en las que tu reputación, cultura y marca personal están en juego.

¡Los NO ya los tienes! Ahora elige ser memorable y utiliza tu mejor juicio manteniendo tu dignidad!


NO dejes de ir a menos que estés enfermo. Tu ausencia será notada.
NO llegues tarde y tampoco seas el último en salir, especialmente si pusieron hora en la invitación, debes honrarla.
NO lleves acompañante. Ni siquiera preguntes si tu invitación no especifica. Si te permiten llevar a una pareja, no es el lugar ni el momento para mostrar afecto.
NO te vistas reveladoramente. Recuerda que en negocios, lo que vistes está comunicando y no deseas transmitir el mensaje equivocado. Escoge la tenida perfecta. Si estás en duda, viste elegante, no te equivocarás.
NO exageres con el alcohol. Toma moderadamente por más que la empresa haya decidido tener un bar abierto. No camines con la bebida en la mano —puedes salpicar a medio mundo—.
NO dejes de mostrar una buena sonrisa, pero que sea genuina. No exageres en tus ademanes, tocándote el cabello o arreglándote el vestido, pues muestra total inseguridad.
NO saludes sin ofrecer un buen y profesional apretón de manos. Que tu saludo y tu despedida queden en la memoria de colegas y jefes.
NO comas demasiado. Come con moderación, recuerda que todo lo que digas o comas se suma a tu credibilidad personal.
NO te olvides de ofrecer cumplidos a tus colegas, que sea significativo, nada exagerado. Si te toca ser el elogiado, agradece con gracia y simpatía.
NO descuides tus buenos modales en la mesa. Debes estar preparado para hablar, saludar o presentar, así que no tengas la boca ni las manos llenas, utiliza siempre la servilleta. En un bufet no camines con muchos bocadillos en tu plato por todo el salón.
NO hables ni cuentes historias en exceso. Las historias largas o discusiones sobre el trabajo aburren, deja que haya interacción. Te ves mejor hablando sobre los talentos o habilidades en las personas.
NO te quejes en demasía. No vayas hablando sobre inconveniencias en el trabajo, ascensos o despidos y menos salarios. Muestra que el año fue positivo.
NO olvides aceptar con mucha gracia algún reconocimiento y si eres honrado con un brindis, ya sabes, pues siempre lo recalco, ni aplaudes ni bebes para ti mismo.
NO y mil veces NO utilices esta fiesta como un buen momento para declarar tu amor a nadie —ese amor secreto de oficina, por ejemplo.
Finalmente, NO olvides agradecer. Seguramente, un equipo de personas dedicó tiempo y esfuerzo para hacer posible la fiesta.

Pilar Richardson escribe la columna señora etiqueta,

donde comparte sus conocimientos sobre etiqueta y protocolo,

normas para una grata interacción social.




Fiestas de fin de año, ocasión para los infieles

El alcohol “puede reducir la inhibición y aumentar la impulsividad y las emociones fuertes, incluidos los pensamientos negativos sobre su relación actual o los sentimientos sexuales hacia un compañero de trabajo”, asegura a Cosmopolitan la terapeuta Jaime Gleicher.



Las fiestas de fin de año de la oficina son la ocasión más propicia del año para un infiel de concretar un acercamiento sexual con un colega, según el sitio de citas extramatrimoniales Ashley Madison. De hecho, 66% de sus usuarios afirmó que “está considerando ser infiel durante estas celebraciones”.

Christian Grant, portavoz del sitio Illicit Encounters —que hizo su propio sondeo y que halló que 57% de sus usuarios engañan en estas fiestas—, cree que “las tensiones sexuales que han estado aumentando a lo largo del año laboral finalmente explotan con el aliciente de la bebida”, según Insider.

El alcohol “puede reducir la inhibición y aumentar la impulsividad y las emociones fuertes, incluidos los pensamientos negativos sobre su relación actual o los sentimientos sexuales hacia un compañero de trabajo”, asegura a Cosmopolitan la terapeuta Jaime Gleicher.

Pero es absurdo echarle la culpa a la bebida. Un infiel se regocija con las endorfinas y adrenalina que descarga en el proceso, esté o no tomado.

En todo caso, estas fechas son una buena ocasión para reflexionar sobre qué tipo de relación quieres para el próximo año. Después de todo, si la infidelidad viene siendo un problema con tu pareja, quizás el mejor regalo de Navidad que puedas darte a ti misma es una buena dosis de amor propio para emprender otro rumbo.

Consejos de una especialista


Tener una relación con un colega puede comprometer tu ética de trabajo, productividad y profesionalismo,
“Si estás en una relación y no puedes mantenerte presente porque estás pensando en otra persona, debes tener una visión profunda de si estás o no en la relación correcta”, dice Gleicher.
Si sientes que un colega está llevando las cosas demasiado lejos, no tengas miedo de decir que no. “Siempre es mejor usar palabras para expresar que te sientes incómodo”, recomienda la especialista.



sábado, 29 de diciembre de 2018

Fiestas de fin de año propician más peleas en la pareja

No hay más vuelta, el año se está acabando. La Navidad pasó y el desprestigiado año viejo 2018 se queda atrás y llega con bríos el 2019. Es tiempo de planificación, decisiones familiares sobre en qué casa se pasarán las fiestas, dónde ir de vacaciones, qué pendientes quedaron por hacer y qué proyectos se emprenderán como pareja el próximo año.

Según cuenta la psicóloga de Clínica Vespucio, Jessica Piña, esta época genera estados de angustia y mayor sensibilidad. "Son fechas que tienen un significado especial por las historias de vida de cada uno y también, por lo que se ha construido en pareja. Si hay una mala relación puede que surja un desgano por celebrar o bien, sea una oportunidad de reencuentro". Cualquiera sea la situación, el panorama no está calmo ni siquiera en las calles.

De a poco, los mares de gente, el comercio y ni hablar de caminar tranquila por la calle sin que te pasen a llevar con las bolsas. Bajo este estrés ambiental unido a una relación inestable o que está pasando por un crisis importante, la psicóloga clínica de pareja y familia, Ewelyn Schwager, afirma que se intensificarán los problemas y explotarán los conflictos previos. "Es un momento propicio para detonar situaciones y puede ser que hayan más peleas, que a lo mejor son de menor envergadura, pero es como que hubiera un foco de mayor tensión por el hecho de tener que pasar más tiempo juntos y además, tomar varias decisiones".

Por tanto, la forma de comunicarse y negociar se pondrá a prueba en el campo de batalla de la pareja, donde también aparecerán en el baile, las familias de origen. Habrá que negociar y hablar al respecto. "Para que el diálogo sea efectivo, tiene que haber una buena disposición y las ganas como pareja de estar bien, evitando las agresiones, explicando los desacuerdos, en forma clara y calma sin culpar, a priori, al otro por preferir un lugar más que otro", aconseja Jessica Piña.

La idea es considerar la sensibilidad propia y la del otro. Ser honestos y llegar a acuerdos sin pensar en transar. "Hay una distinción sutil, pero que es interesante, porque cuando uno transa muchas veces se usa la palabra como ceder y cuando uno cede, queda como enrabiada porque en el fondo le concede al otro, la razón, la decisión", aclara la psicóloga Ewelyn Schwager. Por eso es enfática en señalar, que ceder no es lo mismo que acordar entre los dos, donde ambos ceden un poco, ambos pierden.

"Esa es la premisa de una negociación, un acuerdo, porque cuando cedes, generalmente, vas acumulando rencores, rabias y se puede establecer un patrón que siempre uno cede más que el otro", enfatiza. El tema se puede complicar con las vacaciones, porque se pasa más tiempo juntos y se desajustan las dinámicas de la casa, ya que al levantarse se está "desocupado" y no está el apremio por los tiempos y horarios, aunque sí se deben cumplir con tareas domésticas y cuidados que muchas veces no se hacen durante el año.

Si las dificultades son profundas y no se visualizan soluciones, el ambiente empeorará cada día y las vacaciones serán el espejo de lo que se puede esperar en esa familia, para el resto del año. En caso contrario, si hay una adecuada motivación amorosa, este tiempo servirá para el reencuentro y visualizar juntos acuerdos y soluciones, sobre todo si los conflictos se relacionan con el poco tiempo que han pasado juntos. Y como dice Ewelyn Schwager, habrá que ser transparente en lo que se piensa, siente y observar, que si los silencios son habituales es porque la comunicación es poco efectiva, no se sabe negociar y que por tanto, habrá que sentarse a elaborar estrategias para mejorar la relación, sobre todo para que pasar tiempos juntos no sea una condena sino un gran regalo.

jueves, 27 de diciembre de 2018

Ideas para sorprender a tu pareja en Navidad


A unos les encanta, otros la detestan. Hay quien se vuelve un niño con los ojos brillantes de ilusión, y quien huye del sentimentalismo cual señor Scrooge moderno. En fin, es Navidad y toca celebrar, si estás en pareja y quieres que estas fiestas sean inolvidables, toma buena nota de estas ideas para sorprender a tu pareja.

Si se conocen desde hace poco tiempo: Hagan de estos días un momento especial. Todavía no tienen intimidad suficiente para plantearse una Navidad en pareja o presentar mutuamente a sus familias, pero sí pueden celebrar lo bien que se sienten estando juntos. Por ejemplo, con una cena en un lugar romántico o yéndose juntos a bailar como dos adolescentes.

Felicítense, háganlo de corazón. Un email en el que se detallen las mil razones por las que se siente agradecida de haberle conocido. Una postal confesándole a ella lo especial que es. Una carta escrita a mano, como las de antiguamente.

Si están en pleno auge de la pasión: Den rienda suelta al romanticismo, la imaginación, la sorpresa. En estas fechas está permitido y además a él o a ella le encantará. Si es hombre, sorpréndala con un inmenso ramo de rosas rojas y una caja de bombones exquisitos. La conmoverá. Y quizás, a cambio, ella se presente en su casa con un sexy disfraz de Mamá Noel bajo el abrigo.

Disfruten de los sentidos. Estas fiestas se celebran alrededor de la comida, la cual puede ser muy especial, vino, champán, chocolate, algún plato suculento… Son los ingredientes perfectos para una cena íntima en la cual ni siquiera hace falta poner la mesa.

Si llevan toda una vida juntos: Váyanse a cenar a casa de sus hijos. Dejen que sus nietos les preparen un cóctel. Acepten las invitaciones de sus buenos amigos. Si es necesario, digan a todo el mundo que este año no tienen ganas de invitar ni de cocinar y que les encantará ser ustedes los invitados.

Regálense un momento especial. Un fin de semana en un hotel con encanto o una cena en un restaurante de lujo. Se merecen brindar por ustedes mismos, y dejar aparcado por un rato el papel de padres o abuelos.

Si detestan la Navidad: ¡Huyan! Sin culpas ni cargos de conciencia. Váyanse bien lejos y disfruten del placer de desentenderse de todos los festejos. Una isla exótica de religión no cristiana es una opción. Pero si la economía no alcanza, siempre pueden acampar en lo alto de una montaña y disfrutar de la belleza del amanecer.

Pacten con sus familiares que este año les dedicarán un tiempo limitado. Después, enciérrense a ver un maratón de su serie o películas favoritas. Cenen pizza. Anuncien que este año no van a hacer regalos ni quieren que se los hagan a ustedes. Disfruten del placer de romper las reglas y comprobar que no pasa nada.

Si adoran la Navidad: No les importe parecer ñoños o cursis. Adornen su hogar hasta que parezca una casita de cuento. Denle al "play" para disfrutar de los nostálgicos villancicos. Agasajen a sus invitados con vino de Navidad mientras el pavo se hornea y disfruten con la sonrisa de los niños al abrir sus regalos.

Recuerden el verdadero sentido de estas fiestas. No se trata de comprar o de reunirse porque sí. La Navidad es una celebración del amor incondicional naciendo en nuestros corazones como un niño inocente.

Y, definitivamente, cinco "no":

No le regales una plancha o una aspiradora a tu esposa. Ni nada que sirva para limpiar la casa o hacer tareas domésticas.

No le regales calcetines a tu esposo. Ni cualquier otra cosa que le regalaría su madre.

No inunden de regalos a sus hijos o nietos. Si tienen demasiados, no los apreciarán.

No pretendan impresionarse mutuamente con regalos caros. Sobre todo si con eso intentan ocultar algún problema de pareja.

No añadan más estrés a la Navidad. Entre ustedes, sean sinceros y auténticos.

Trastorno de ansiedad social o fobia social

Considerando que nuestras relaciones sociales en cualquier entorno son fundamentales para el desarrollo del ser humano, muchas veces existe un deterioro en las mismas, donde las personas evidencian un miedo o ansiedad a diferentes situaciones sociales en las que el individuo se siente analizado, evaluado u observado por los demás por temor a ser juzgado, esta y otras características específicas se explicarán en el presente artículo que estará enfocado en la identificación de síntomas o criterios, que provocan malestar en la persona.

El trastorno de ansiedad social es la inhibición del comportamiento y el miedo a la evaluación negativa. El miedo o la ansiedad son desproporcionados a la amenaza real planteada por la situación social y al contexto sociocultural. Las situaciones sociales casi siempre provocan miedo o ansiedad, por lo tanto, un individuo que se pone ansioso sólo de vez en cuando en situaciones sociales no será diagnosticado con este trastorno.

Sin embargo, el grado y el tipo de miedo y de ansiedad pueden variar en las diferentes ocasiones (ansiedad anticipatoria, crisis de pánico u otros). La ansiedad anticipatoria a veces puede ocurrir mucho antes, al prever situaciones futuras (por ejemplo, preocupación diaria a lo largo de las semanas anteriores a asistir a un evento social, repitiendo el discurso durante los días de antelación). En los niños, el miedo o la ansiedad puede expresarse a través de conductas de llanto, rabietas, inmovilidad, aferramiento, encogimiento e incapacidad de hablar en situaciones sociales.

Para identificar el Trastorno de Ansiedad Social, el miedo, la ansiedad o la evitación que siente la persona es persistente, dura típicamente seis o más meses y deben interferir significativamente con la rutina normal de la persona, la ocupación, el funcionamiento académico, las actividades, las relaciones sociales o debe causar un malestar clínicamente significativo o deterioro en las áreas sociales u ocupacionales.

Los individuos con trastorno de ansiedad social pueden ser inadecuadamente asertivos o excesivamente sumisos, o con menor frecuencia, ejercer un gran control sobre las conversaciones. Pueden mostrar posturas corporales excesivamente rígidas o un contacto ocular inadecuado, hablar con una voz demasiado suave. Pueden ser tímidos o retraídos y pueden ser poco abiertos en las conversaciones o hablar poco acerca de sí mismos. Pueden vivir en la casa familiar durante más tiempo.

El trastorno de ansiedad social se asocia con tasas elevadas de abandono escolar y con alteraciones del bienestar, el empleo, la productividad laboral, el nivel socioeconómico y la calidad de vida. También se asocia con estar solo, soltero o divorciado y con no tener hijos, sobre todo entre los varones. En las personas mayores puede observarse el deterioro en las labores de cuidado y en las actividades. El trastorno de ansiedad social también impide las actividades de ocio. No tener empleo es un factor que predice claramente la persistencia del trastorno de ansiedad social.

El trastorno de ansiedad social (fobia social), si bien tiene criterios específicos para diagnosticarlo, muchas veces podemos confundirlos con la timidez normal, agorafobia, pánico, etc., por lo mismo es necesario acudir a un profesional en salud mental, para que pueda ser diagnosticado y realizar la intervención adecuada, antes que continúe deteriorando el entorno (social, laboral, académico, familiar) de la persona que lo padece.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Una mala cita en parís me enseñó sobre el amor francés

¿Podrías decirme cómo volver? Le pregunté en inglés a un hombre de treinta y pocos más, después de bajar del tren equivocado y comprobar que por el andén contrario no estaban circulando formaciones. Diría que mi elección fue random, pero no. Él cumplía lo que yo, como buena turista buscaba: todos los requisitos del cliché francés. Pronto entendería hasta qué punto. Era muy lindo. Muy lindo. Su estatura media, su traje azul petróleo entallado, su corte de pelo y su porte “a lo Macron”, revelaban un cuerpo tecnificado: espalda recta, frente alta, hombros alineados. No había en su elegancia una gota de desmesura. Pero su mirada, su mirada gris era un exceso. “Seguime”, me contestó. “Yo tomo el mismo tren. Caminé tras él hacia otra estación. En la entrada, me invitó a colarme cuando él abriera la puerta electrónica con su boleto. Era muy fácil, dijo, sólo tenía que pegarme a su cuerpo para que el censor pensara que éramos uno. Y sí, fue fácil pegarme a su cuerpo. Cuando hablamos en la espera, sus ojos volvieron a titilar al escucharme decir que me ganaba la vida escribiendo “sobre amor, sexo y cosas raras”. “Un verdadero banquete para un francés”, canchero por dentro. Él era ingeniero. Hola, París.

Tres estaciones haríamos juntos antes de despedirnos para siempre. Pero no habíamos llegado a la segunda cuando me propuso ir a tomar un café, “ahora”. Bajé del tren, arrastré la valija por la estación Gare du Nord y enfilamos hacia un bar” no turístico, tradicional, muy francés”, como lo describió en el camino. Pronto el café se convirtió en un vino blanco y él, en un completo fiasco.

-“¿Piensas que a los franceses nos gusta el sexo o la seducción?, me dijo adoptando una pose desafiante que lo hizo ver coqueto y femenino.

-No sé, dime tú…

-Bueno, la seducción. Yo estoy casado así que entre nosotros jamás va a pasar nada – me respondió, deleitado por el placer de desilusionarme.

Tal vez fue el entusiasmo de estar recién aterrizada, tal vez fue mi apertura a la aventura, pero la declaración me divirtió a rabiar. Me entusiasmó su sofisticación. Me pareció digno hijo de una nación que hizo del erotismo su marca registrada y comencé a mirarlo antropológicamente. Ya se sabe, no hay erotismo sin restricción. Quise saber más de él. Qué tenía su esposa para haber ganado la lealtad de un ser tan complejo.

Parar hablarme de ella, me contó la historia de su ex. “Estuve siete años con mi novia anterior y me dejó al borde del altar dos veces. Finalmente, me abandonó”, me resumió. “Al año yo ya estaba casado, me había comprado mi casa y tenía un hijo, ahora mi mujer espera el segundo”, dijo orgulloso. “Mira”, me mostró la foto de ella embarazada.

- ¿Por qué para contarme tu historia de amor actual empiezas hablando de tu ex? Suena a venganza.

- Yo no te conozco, tú no me conoces y no nos vamos a ver nunca más, así que te voy a decir la verdad: sí, fue una venganza. Y me salió bien. Mi mujer es genial y mi ex, ni novio tiene. La cita terminó sin un beso y sin un nombre. Él nunca me lo quiso decir. “Así te queda esta anécdota”, se entusiasmó. Aun así se preocupó de dejarme en claro que él era un “excelente marido”, y que era “la primera vez que hacía esto”. Esto ¿qué? Si no hiciste nada”, le dije. “Cómo que no, te seduje”, me dijo antes de darse vuelta y partir para siempre.

LA SEXUALIDAD QUE PREOCUPA A LOS FRANCESES HOY


Aturdida, de camino a la casa de mi amigo en Neuilly-sur-Seine, encontré la ciudad empapelada con la edición de diciembre de la revista Le Point, que en su tapa vendía “La sexualidad de Francia”. Más adelante aparecieron decenas de afiches de la revista “Elle” anunciando el análisis de “Los franceses y el sexo”. Al parecer, mi tema, era un tema nacional.

Antes de llegar a la casa, ya había buscado los dos artículos y googleado algo sobre el tema. Así di con la visión de la jefa de corresponsalía de París del The New York Times, Elaine Sciolino, tan impresionada por el tema que le dedicó un libro: “La séduction”. En él, Sciolino asegura que hasta vivirlo, no es posible imaginar el tremendo rol que juega la seducción de ese país. “No es únicamente un motor vital ni un cemento social, es casi una obligación civil” asegura y profundiza, “no hay nada que escape a ella en Francia. La cultura, la gastronomía, pero también la política, la diplomacia y la vida laboral giran a su alrededor”. Gracias a su texto, de alguna forma, pude ver mi cita bajo otra luz.

La periodista invocaba al francés Jean Baudrillard para enfatizar el supuesto gran halago que es ser elegido simplemente para ser seducido porque, “La seducción es más compleja, sublime y singular que el sexo”. Aun así, ella advertía que no había que confundirse: la seducción aquí no es un juego de niños, sino una batalla en la que hay que adivinar cómo es el enemigo para derrotarlo. Finalmente, para atar todos los cabos sueltos, múltiples fuentes adjudicaban al deporte de cortejar una función clave para mantener la institución familiar a salvo. “En un punto, los franceses entienden que mantener robustos sus egos los ayuda a sostener un núcleo familiar en un estado saludable”, decía el filósofo francés André Compte.

Al llegar a mi destino, indignada, le conté todo a mi amigo que vive en París hace un año. De insólito no le vio nada. “Bienvenida a Francia”.