Informarse para adaptarse. Para la psicóloga Cecilia Moreno, es aconsejable que tanto el paciente como los familiares se informen de la enfermedad para que puedan entender y por tanto adaptarse. Para ello pueden apoyarse en los médicos, trabajadoras sociales, psicólogos, enfermeras, y todos los profesionales involucrados, además, que es muy importante, acudir a los grupos de apoyo que suelen formar algunos familiares de otros enfermos. "Si vamos conociendo la enfermedad y afrontándola etapa a etapa con ayuda de todos los profesionales de seguro sabrán cómo ayudar mejor al familiar siguiendo las pautas, y por supuesto que será beneficioso para todos", acotó.
Etapa a etapa. Por su parte, la psicóloga, Verónica Guillén en la página fedaes.org, indica que tanto pacientes como familiares pasan por casi las mismas etapas de negación, enfrentamiento, aceptación y adaptación, frente a una enfermedad incurable. Lo peligroso es que alguno se quede anclado en algunas de estas etapas. "Esto provocaría un sufrimiento por partida doble, por un lado por la enfermedad, y por otro por la no aceptación de una situación real e irrevocable", explicó.
No ser sobreprotector. Por otra parte, Guillén señala que es normal que los familiares que se ocupan de un enfermo incurable les presten cariño y atención, “que se vuelquen en el paciente”. Sin embargo, advierte de la necesidad de no sobreproteger ni quitar independencia al enfermo, sino dar lo que pide o necesita en una de las etapas más difíciles de su vida.
Cuándo pedir ayuda. Los expertos aconsejan que acudan al psicólogo en los siguientes casos: si se siente desbordado por la angustia, el miedo, la tristeza, la preocupación o cualquier otra emoción. Si comienza a sentir mucho dolor, alteraciones del sueño o falta de apetito. Cuando la propia persona esté convencida de que es lo único que le va a poder ayudar a enfrentarse a la situación.
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