Hay muchos aspectos en el comportamiento y las actitudes de las personas que se desarrollan durante la juventud y la madurez, que luego se arrastran en la vejez, nos referimos a que cuando somos jóvenes nos conducimos sin medir nuestro comportamiento y además se llega a ser poco considerado con la pareja, se desarrolla un sinfín de malos tratos que recaen más en la mujer, creando un malestar y muchas veces resentimiento.
Es necesario ser reflexivo porque transcurre el tiempo, los hijos se van del hogar y nuevamente la pareja se queda sola para continuar, es importante reconocer que no siempre se tiene la salud y la energía, van deteriorándose y perdiéndose, es preciso comprender que ya no se es el mismo o la misma persona saludable, necesariamente se busca la ayuda de la pareja y a veces la respuesta es negativa por resentimiento o por cobrarse el trato anterior, en la persona adulta llega la depresión, el temor de buscar ayuda de la pareja o de otras personas, como la familia.
Será que reflexionemos al inicio del matrimonio, el comportamiento y las consideraciones en ambos deben ser de manera respetuosa y afectiva, pensando que en el futuro se reciba lo mismo.
Se ve mucho abandono en las parejas, especialmente en la vejez por la pareja y los hijos, cuando es el momento de compartir y disfrutar de la compañía de la pareja, hijos y nietos.
El ser humano busca compañía deseada para lograr una felicidad, o buscar la confianza que les ayude a sobrellevar el vacío en el que se encuentra.
El reiniciar una relación con la pareja resulta a veces difícil, por la vergüenza o temor, pero el ser humano tiene que verlo como algo natural, sin embargo, el temor y la falta de confianza en uno mismo, hace que la autoestima sea baja.
Se tiene que hablar de la sexualidad en la madurez, a veces es difícil, pero la naturaleza del ser humano debe sobreponerse.
El sexo no es algo anormal, por el contrario el disfrute es algo que le hace sentir bien, a los cincuenta años de edad permanece el deseo sexual aunque su función no sea procreadora. El considerarse viejo no impide a que busque ayuda, tanto de la pareja como de un profesional, la actitud natural con que se desenvuelva hará que se sienta bien.
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