Uno de los interrogantes más comunes de los pacientes que llegan a los consultorios de sexólogos y psicólogos de pareja es cuál debe ser la frecuencia sexual. A la mayoría le interesa saber si se encuentra rezagada frente a los demás o si, por el contrario, sus deberes maritales caen en el rango de los excesos. En el portal Semana.com se menciona que la inquietud es genuina y persistente y se difunde el estudio de Harry Fisch, un urólogo estadounidense que se ha convertido en autoridad en el tema de la sexualidad, en su libro The New Naked, una guía definitiva de sexo para adultos.
Basado en el estudio sobre comportamiento sexual con parejas estadounidenses, Fisch establece que el promedio de encuentros sexuales debe ser de dos a tres a la semana. Pero, aclara que este número no puede servir de referencia para todos puesto que una cosa es ser un joven vigoroso y lleno de hormonas y otra, muy diferente, un adulto mayor de 50 con un nivel de testosterona en declive. Por lo tanto, estos promedios cambian según el grupo de edad: los menores de 30 tienen relaciones una vez cada dos días; en la franja de 30 a 50 años el promedio es de dos veces por semana, y para los mayores de 50, lo normal es cuatro veces al mes.
Pero, la frecuencia sexual decae no solo con la edad de la pareja, sino también con la antigüedad de la relación. Quienes están empezando a salir, sin importar la edad, pueden tener hasta dos encuentros sexuales diarios. Pero, esa frecuencia va disminuyendo a medida que pasan más años juntos. Según los estudios, va declinando 20 por ciento por década a medida que la relación envejece. Aun así, Fisch asegura que los casados tienen más sexo que los solteros porque la cercanía a la otra persona aumenta las posibilidades.
Algunos expertos creen que compararse con los demás es odioso, y mucho más en el tema del sexo, pues si una pareja descubre que está por debajo del promedio le puede generar una gran ansiedad que afectaría su desempeño en la cama.
Además, muchos creen que en la sexualidad lo que prima es el grado de satisfacción. “Algunas hacen el amor menos que otras, pero están más felices en lo relativo al sexo”, dice Fisch. Sin embargo, hasta el momento él no ha encontrado la primera pareja feliz que haga el amor poco y mal. Por eso cree que es bueno tener en cuenta el promedio, “no para que se ponga ansioso, sino para que mire qué está pasando en su relación”.
Generalmente estar por encima del promedio no es grave. Al contrario, quien tiene una vida sexual activa por encima de tres veces a la semana puede darse por muy bien servido. Lo que sí debe encender las alarmas es no tener ganas de una relación sexual o conformarse con dos veces al mes, una cifra que cae muy por debajo del promedio. “Algo anda mal en ese matrimonio, porque uno no deja a un lado una actividad tan placentera”, asegura Fisch.
El sexo, dice, es como un termómetro de la relación y se debe revisar con la misma frecuencia con que se mide el aceite del carro. Cuando en este campo se registra poca actividad, hay que mirar qué está causando problemas. A veces se trata de una dolencia física y en otras ocasiones al consumo de algunos medicamentos que bajan la libido. Pero, también puede ser un problema de comunicación en la pareja.
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