De entre todos los tipos posibles de relaciones y convivencia, la de pareja es la más compleja y difícil. En consecuencia, es la que precisa un mayor grado de empatía y disposición a aceptar al otro con sus riquezas y miserias, con sus virtudes y defectos.
La empatía en la relación de pareja y/o matrimonio, se entiende como el profundo conocimiento y aceptación del otro. Mi pareja, tal cual es, un ser de luz y también de sombra. A través de nuestra propia aceptación, nos resulta más fácil aproximarnos a la persona que es nuestra pareja.
Generalmente la empatía en la relación de pareja se hace difícil porque antes de la convivencia, obnubilados por esa etapa de enamoramiento no vemos al otro, objeto de nuestros afectos, tal cual es. Una persona con fortalezas y también con debilidades, como todo ser humano.
En nuestra inicial idea del amor, la felicidad y el compartir en una relación de pareja, solo vemos virtudes. Es probable que ambos nos estemos esforzando en mostrar nuestra mejor cara. Pero el tiempo hace de las suyas, hace mella en nuestra disposición, y el yo real emerge, ratificando el viejo adagio que dice "de la convivencia nacen las diferencias".
Puede suceder que el tiempo funcione como hilos que entretejen la relación y la hagan más fuerte y sólida. Nace el compromiso como una carpa de campaña que, ante la adversidad inevitable de las discusiones y peleas, los protege.
Puede suceder que el otoño, con sus días nublados y de poco sol, les desprenda sus ganas de amar y acompañarse, como hace con las hojas de los árboles. Y entonces la rutina traicionera socave las bases de ese compartir y la convivencia se nos hace fría y oscura.
El invierno hace de las suyas si nos encuentra desprotegidos, si andamos sin el abrigo que nos da el amor y la comprensión. Nos extraviamos de la relación y todo se vuelve viento gélido. El frío se le queda a vivir en sus vidas. ¡Cuidado! El amor de tu vida puede pasar a ser tu ex.
Cuando nos embarga la expectativa, la decepción y el aburrimiento… si no tenemos un plan para que nuestra relación perdure y pase del enamoramiento al amor con compromiso, un amor maduro, sobreviene el desamor y a veces la rabia y el rencor.
Las diferencias de carácter afloran porque cada uno tiene su personalidad, criterio, forma de evaluar y juzgar las cosas. Resulta casi imposible convivir sin discrepar y sin discutir. Necesitan adaptarse, y negociar, pero sobre todo tolerar.
La empatía debemos aplicarla en la comunicación, que al fin de cuentas significa estar en comunión con el otro. Para ello es necesario que se relacionen desde el respeto, la consideración y la comprensión. Buscar primero entender al otro, escucharlo y después buscar ser entendido es la clave para una comunicación empática y asertiva.
En una relación sana de pareja los dos hacen esfuerzos por el mutuo entendimiento. Nadie anula ni chantajea, ni descalifica al otro; lo acepta tal y como es porque sabe que no puede cambiarlo. Porque antes de juzgar al otro se juzga a sí mismo y reconoce que no es perfecto, También tiene oportunidades de mejora muestra debilidades.
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