Hay una frase muy conocida que dice que "los polos opuestos se atraen", en cierta forma sí, es verdad, pero sólo como fuente de atracción emocional, lo cual dura un instante en la vida, porque la vida de dos personas, con personalidades distintas y opuestas entre sí, simplemente no funciona para estar en pareja, por tanto esa expresión no es una verdad universal, ni absoluta.
La experiencia de muchas parejas nos ha demostrado que cuando las diferencias existenciales entre una persona y otra son abismales, más que generar puntos de atracción mutua, los dispersa, ya que no se puede avanzar como pareja cuando no existen coincidencias, las diferencias separan y las coincidencias nos unen.
Si nos damos cuenta, las personas constantemente están buscando ser aceptadas en los distintos espacios donde se mueven, tanto sociales como laborales, políticos y religiosos, y las personas se reúnen según su grado de afinidad, por ejemplo las prostitutas se reúnen entre ellas, los gay entre gay, borrachos entre borrachos, religiosos entre religiosos, empresarios entre empresarios, etc. Es muy difícil que haya coincidencias de cualquier índole entre las personas que piensan y actúan de una manera muy diferente a la otra.
En el amor sucede exactamente lo mismo, si bien es cierto que algunas diferencias nos complementan y enriquecen como pareja, pero también es verdad que lo único que nos permite tener una sana convivencia son las cosas que tenemos en común; por eso, si queremos disfrutar de una amplia aceptación de parte de nuestra pareja aprendamos a ser como el espejo, en el cual las personas nos vemos reflejadas, eso gusta y atrae mucho, ya que cuando vemos nuestra imagen reflejada en el otro, cuando el otro es como nosotros nos sentimos a gusto, pues esto genera confianza y sabemos que con esa persona nos vamos a llevar mejor.
En realidad, no se trata de ser igual a la otra persona, eso es humanamente imposible, pero esto no es una cuestión de esencia, sino de apariencia, de parecernos, así como el espejo, el cual refleja nuestra imagen sin que se parezca en esencia, todo es cuestión de proyección, no de naturaleza, es por eso que las personas andamos siempre en busca de nuestra otra mitad, de nuestra media naranja, de nuestra alma gemela, de ese alguien que sea exactamente como nosotros, como se dice, que sea carne de nuestra carne y huesos de nuestros huesos; y no es que naturalmente tengamos que ser iguales, pero sí queremos gozar de la aceptación de nuestra pareja, para que podamos encontrar la paz y la armonía en nuestra relación ,entonces se hace muy importante y necesario adquirir un aspecto flexible para encarnar en nosotros el sentido de igualdad o de similitud con esa persona, a fin de que no nos veamos como extraños, sino como una extensión de nosotros mismos, amarnos y cuidarnos mutuamente como si fuésemos un mismo cuerpo, una misma mente y un mismo espíritu.
Vivir y actuar como iguales nos permite no sólo acortar las diferencias existenciales en nuestras vidas, sino eliminarlas. No es novedad que las personas anhelan ser escuchadas y aceptadas en la vida de la persona que ama, pero para que eso suceda tenemos que estar dispuestos a cambiar y darnos un baño de humildad, despojarnos por completo de nuestra soberbia y orgullo, por amor a nuestra pareja, con el único propósito de ser felices juntos.
En el amor es muy importante tener esta cualidad suprema de la flexibilidad personal, porque no se trata de doblegar al otro para que sea como nosotros, recuerda que todo cambio en la vida debe empezar en nosotros.
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