lunes, 11 de diciembre de 2017

“No nos estamos entendiendo”…

Los conflictos son inevitables en la vida de pareja. Por lo que el ideal en las relaciones no es vivir sin problemas, sino saber cómo enfrentarlos, cómo encontrar soluciones creativas que contribuyan inclusive a la madurez psíquica del otro.

Los desacuerdos surgen cuando frente a una determinada situación, (por ejemplo, la manera de administrar los ingresos de la familia) una de las partes apunta en una dirección, mientras que la otra, apunta hacia el recorrido opuesto. Pero lo fundamental es que cada Entonces, ¿cómo hacemos? Es necesaria una comunicación adecuada, pero para que eso se logre, es importante atacar al problema, no a la persona. Algunas estrategias para lograrlo son las que están a continuación:

- No desechen los temas de fricción y conflicto, enfréntenlos.

- No intenten convencer al otro de que está equivocado ni pretendan cambiar su percepción, la solución real está en llegar a un acuerdo, aceptando y respetando los puntos de vista de cada uno.

- Cuando siente que se pone a la defensiva, adopte la actitud de escucha activa: “escuche y escúchese”.

- No es necesario que se justifique, en vez de ello ocupe el tiempo haciendo preguntas para saber cuáles son las necesidades y preocupaciones del otro.

- No utilicen frases irritantes tales como: “porque yo si pienso en vos (no como vos)”

- Procuren el contacto visual con el otro, la mirada dice mucho, y a veces cosas muy distintas de lo que dicen las palabras.

- Utilicen “y” en vez de “pero”: “me encantaría pasar más tiempo con vos pero tengo muchas cosas para hacer”, produce molestia en el otro. En cambio, decir: “Me encantaría pasar más tiempo con vos y tengo mucho que hacer” puede generar en el otro la pregunta: “¿Puedo hacer algo para ayudarte?”

- Eviten las palabras cargadas emocionalmente tales como: “No me amas”, “No haces nada bien”, “Siempre haces lo mismo”, “No vas a cambiar nunca”.

- Procuren no tocar temas de discusiones pasadas, “no traten de resucitar muertos”.

- Nunca resuelvan los problemas en público, ni mezclen a terceras personas. Es más fácil terminar una discusión entre dos personas, que una en la que participa toda la familia o todo el pueblo.

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