lunes, 15 de octubre de 2018

Somos jóvenes, pero parecemos abuelos en casa

Es difícil reconocer que cuando nos conocimos éramos los más copados y que cada fin de semana era un rally de salidas divertidas y originales. Y claro, ahora te pasa que sientes que llega el fin de semana, entras en tu casa el viernes y -a más tardar a las 21- ya están comiendo un delivery en pantuflas.

Puedes observarte en el reflejo de la tele. T e ríes de él con una extraña mezcla de ternura y bronca, pero tu imagen tampoco es la de la “reina de la noche”. Estás envuelta en una manta con el pelo hecho un bardo y buscando el aporte nocturno de adrenalina en un pote de helado. Están tranquilos, la pasan bien así y saben que no se trata de una crisis, pero evidentemente parecen dos abuelos. Por dentro algo te llama: ¿es la disconformidad, la nostalgia o la tristeza?

¿CÓMO DETECTAR EL “ABUELISMO”?

“Viejo, otra vez sopa”: las pocas veces que salen, van al mismo lugar; y cuando piden comida, es siempre la misma. Los domingos siempre son iguales, y así son sus encuentros en la cama (el fuera y el dentro de la cama se retroalimentan).

¿Para qué planear tanto?”: con los proyectos, una pareja fantasea con un futuro, son leña para el fuego del amor.

“Vieja, hasta que la muerte nos separe”: cuando uno de los dos es tan incondicional que parece que va a estar siempre, la relación se transforma en algo tan familiar que es peligroso.

“¿Traes la bolsa de agua caliente a la cama?”: no te importa arreglarte cuando vas a la cama, te metes con tu máscara y la peor remera como lo harías con una amiga.

PLAN REJUVENECEDOR

1. Editar el contrato: los dos tienen que coincidir en que está pasando algo que no debería y luego plantearse algunos desafíos, teniendo en cuenta que el que pide renovar el contrato es el que la está pasando mal: si es tu caso, trata de encontrar argumentos positivos, en lugar de hacer solo críticas. Si tu pareja acepta, puedes proponerle un experimento: “Vamos a un lugar al que nunca hayamos ido, tengamos una experiencia nueva que nos abra la cabeza”. Planteen un desafío, un proyecto que nunca hayan encarado, algo que incluya el “nosotros” del vínculo, y que sea desafiante (una actividad, salida, viaje o un curso).

2. Sacudón emocional: muchas veces, necesitan un despertar de esa “siesta” que se tomaron en los últimos meses. Se trata de una conexión mayor con la percepción. Piensa en cómo te sentirías si lo perdieras y proponte disfrutarla mucho más.

3. Atención a los detalles: que te prenda la estufita cuando vas a bañarte puede hacer morir de amor; o que le consigas una cerveza de la marca que le gustó, por ejemplo. Son las pequeñas cosas de lo cotidiano las que transforman, como mandarle un WhatsApp con una declaración de amor, aunque solo sea un “Pienso en ti desde mi escritorio y me caliento”.

6. Un ratito libre de tecnología: pueden armar una estación de tecnología en su casa, que consiste en abandonar todas las pantallas en una determinada franja horaria. Puede ser una buena idea definir una hora de encuentro en la que no hagan otra cosa que estar juntos, haciendo lo que sea.

7. Terapia de pareja artesanal: una hora por semana, vayan a un cafecito y cuéntense algo que nunca se hayan contado de su historia, del pasado o de hoy. Los temas no pueden tocarse con sus responsabilidades compartidas.

Los consejos antiabuelismo son válidos siempre que el amor esté conservado. Pueden pasar miles de cosas, pero si el sentimiento se mantiene, se sale a flote. El gesto esencial es no creer que uno tiene el amor comprado y es importante adaptar las soluciones al plano de lo posible. La cena con velas no es viable con los niños dando vueltas; el sexo maravilloso sin seducción afuera de la cama tampoco. No es necesario vivir a los saltos, pensando ideas para sorprender al otro; es precisamente en lo cotidiano donde transcurren la seducción y el encuentro de la pareja estable.

¿TE IDENTIFICA ESTA SITUACIÓN? ¿QUÉ ESTRATEGIA VAS A ENCARAR? Si van a persistir con las series, entonces te recomendamos algunas series sobre sexo, las que prefieras.

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