Para algunos, casarse es un deseo que quieren cumplir, pero que por una razón u otra no han podido realizar. Para otros, se trata nomás de una diversión o un juego. Para una joven pareja que ha acudido el registro civil de Alasita y que prefiere mantener su identidad en reserva, casarse en la feria no es más que un juego.
“No estés nervioso”, le dice ella a su pareja que no para de reír y que se muestra un tanto reacio a protagonizar la ceremonia matrimonial.
El notario les da los consejos pertinentes y las recomendaciones necesarias con respecto a la institución del matrimonio y la familia, que son la base de la sociedad, y les desea suerte y fortuna para los años que aún les quedan hasta el día en que “la muerte los separe”. Luego, el novio besa a la novia y colorín colorado...
“No es en serio, es para ver cómo es, como para practicar. Es sólo un juego”, dice ella, ya casada y con mixtura en el cabello. “Ella me ha obligado”, afirma el novio entre risas, pero añade: “No, es mentira. Lo hemos hecho para divertirnos y para tener la experiencia que es muy bonita. Igual nos queremos, y tal vez un día todo se haga realidad y nos casemos en serio”, comenta.
Después de haber brindado, recibir las felicitaciones de sus amigos y de bailar románticamente el vals, esta joven pareja de recién casados se va a la feria para comprar lo que les hace falta para su nuevo hogar de Alasita.
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