Tienen ojos en la cara y no pueden evitarlo. Ellas, las otras están ahí, en todas partes. Divinas, o menos bonitas, todas son un buen panorama para mirar desde el punto de vista de tu hombre. Puede ser irritante o un detalle sin importancia, depende de cómo lo tomes, pero estas son las explicaciones más frecuentes para su actitud de “mirones”.
ES INSTINTIVO Y BIOLÓGICO
Los hombres son hombres y su biología los lleva “de las narices” a la poligamia.
Según ellos, y quizá no anden tan lejos de la verdad, todo el tiempo buscan por naturaleza parejas posibles para el apareamiento y la continuidad de la especie.
Habría que contarles que nuestra biología también nos lleva a buscar el mejor “macho” para nuestros hijos y que no siempre lo hacemos, aunque nos pese.
“ESTOY CASADO, NO CASTRADO”
Otro argumento bastante común (y ordinario). Pero tiene un fondo de razón aplastante. Es verdad, tiene derecho a mirar lo que quiera y fantasear con quien quiera, y seguramente lo hace. Claro que ojos tenemos todos… No hay problema mientras no lo tomes como una infidelidad.
LAS MUJERES TAMBIÉN MIRAN
Cierto. Miramos todo lo que pasa, hombres y mujeres. Nos comparamos, fantaseamos y calculamos. Pero somos más disimuladas, tenemos más elegancia para hacerlo.
TIPOS DE MIRONES
Hay veces en que las miradas de tu pareja a otras mujeres no te ofenden, te divierten o te parecen inofensivas. Depende de su actitud y de cómo tú lo tomes, para que esto se convierta en un problema.
1. La ojeada o el vistazo: estás cenando en un restaurant con tu pareja y, en cierto momento, ves que su vista se desvía por un momento y se centra en la mujer de la mesa de al lado, que, por cierto, es muy bonita y a la que tú ya has radiografiado, porque te encantan sus sandalias. Él mira rápido y vuelve a tus ojos para seguir charlando.
FUE UN VISTAZO. NO PASA NADA.
2. La mirada de análisis: en la misma situación, tu pareja, después del vistazo rápido, vuelve a concentrarse en tu vecina de mesa detenidamente, mientras mastica la ensalada. Tus palabras se pierden en la nada porque él está calculando la distancia del cuello al escote, y la tersura de sus piernas, sin perder un solo centímetro de piel y tela. Hasta la vecina se siente incómoda, porque ella también lo percibe. Te enojas y le tocas el brazo para despertarlo del trance.
3. El comentarista: le ha echado un vistazo, la ha radiografiado con la mente y cuando lo sacas del trance, decide comentarte sus impresiones.
Quiere compartir contigo lo impresionante de sus pechos o la bellísima boca que tiene. No sabes si cruzarle la cara de un sopapo o sonreírte ante su comportamiento infantil, pero honesto. Admira algo deseable, pero lo comparte contigo, no lo esconde. En este caso, la más incómoda será la vecina de mesa que, a esta altura, tiene ganas de pedir la cuenta y marcharse.
4. El mirón rutinario: sabes que va a mirar a todas las mujeres que se le crucen por los ojos. Altas, bajas, flacas, gordas, jóvenes o viejas. “Ojea” mujeres como si fueran las revistas de consultorio odontológico, casi como un deporte. No tiene demasiada importancia, pero sí es irritante para ti.
EFECTOS EN LAS MUJERES
El problema no es tanto que ellos miren, porque la mayor parte de las veces lo hacen sin pensar si quiera, sino cómo eso nos hace sentir a nosotras. Si tenemos autoestima baja o estamos inseguras de cómo nos vemos, o en una etapa sensible hormonalmente como la menopausia, o simplemente el SPM, esto puede afectarnos más de lo que debiera.
“Soy fea”, “¿Habré engordado?” “Ya no soy su tipo”, “No me quiere más”, “¿Por qué no me mira a mí como las mira a ellas? Es inevitable sentir un poco de inseguridad y celos cuando él mira a otra, sobre todo porque nosotras damos mucha importancia a ese tipo de detalles. Si sentimos que su mirada se va, sentimos que su amor la acompaña. Sin embargo, en el 90% de los casos, ellos miran por el placer visual de hacerlo, pero su corazón y su afecto no están en juego. Quizá por eso a ellos les asombra tanto que nosotras pongamos en duda su amor por este tipo de cosas.
Y, entre nosotras… cuando tú miras a esos otros hombres… ¿estás dejando de amar al tuyo?
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