Puede que crea que el destino puso a su alma gemela en su camino y que ustedes estaban predestinados a estar juntos. Sentimos romper su burbuja, pero la realidad es bien diferente. Según explica el psicólogo Iñaki Piñuel en su libro Las cinco trampas del amor (La Esfera de los Libros), la libertad de elección amorosa es una ficción, ya que nuestras neuronas nos llevan, sin darnos cuenta, a querer a aquellos que son deseados por las personas de nuestro entorno. Sobre esta idea se asienta la pasión romántica, algo diferente al amor de pareja.
"El enamoramiento es un mecanismo impuesto por la evolución para asegurar la permanencia de la pareja durante el periodo de máxima vulnerabilidad de la hembra humana (embarazo y lactancia). De ahí que no sea posible estar enamorado más de 18 meses como promedio. Quienes dicen llevar años estándolo no se refieren al enamoramiento en sí, sino al tipo de amor que sigue a ese periodo", explica Piñuel. El hecho de ignorar esta diferencia, así como las leyes que rigen el deseo humano, nos lleva a cometer los mismos errores una y otra vez en una sociedad cada vez más narcisista. Según el experto, son cinco "las situaciones bloqueantes que explican un 90% de los fracasos amorosos".
El robanovias
Precisamente, enamorarse de aquellos que son deseados por otra persona de nuestro entorno es uno de los patrones tóxicos que destaca Piñuel en su libro. En las películas y las novelas abundan los triángulos amorosos, que se presentan como amores prohibidos que el caprichoso destino nos pone ante nuestros ojos. Sin embargo, el proceso es más mecánico de lo que se pueda creer a priori. "No se trata de que A desee arrebatarle la novia a su amigo B. El hecho real es que se siente arrastrado por la imitación del deseo" de B, quien funciona como modelo a seguir para nosotros, "un mimetismo del que no somos conscientes". Aquellos sometidos a esta trampa están tan acostumbrado a aprender de los amigos lo que es digno de desear que al final no son capaces de hacerlo de forma autónoma.
El curioso impertinente
¿Necesita pensar que hay otras personas a las que supuestamente les gusta su pareja para sentir algo por ella? "Se trata del Otelo de Shakespeare, del eterno marido de Dostoievski o el curioso impertinente de Cervantes", esos que aplican la premisa de «amar a alguien para que me envidien". Para que su deseo no se debilite "exponen a la pareja a un medio peligroso, lleno de potenciales adversarios", explica Piñuel. Un comportamiento digno de personas con baja autoestima que intentan convertirse en alguien deseado a partir de su pareja, con un estatus, belleza o poder superiores a las de ellos, "como modo de aparentar y completar su propia imagen". Sin embargo, "la semilla de la desconfianza pronto hace mella en ellos", dice.
La misión imposible
"El obstáculo más grave es el que se prefiere por encima de todo, pues es el más adecuado para aumentar la pasión". Con estas palabras, el filósofo Denis de Rougemont resume la idea de esta trampa: desear a alguien sólo porque es difícil de conseguir. "Son quienes quedan fascinados por los obstáculos y buscan sistemáticamente 'el más difícil todavía'. Éstos suelen terminar frustrados tan pronto alcanzan el objetivo. Conseguirlo es para ellos la señal de que no era el verdadero objeto imposible digno de conquista", explica Piñuel.
La coqueta o el 'bad boy'
Ésta es la conducta de los que aman a alguien porque les ignora. Su indiferencia les lleva a ser percibidos por el resto como poseedores de algo "especial". En los casos extremos, esta trampa es la de muchos que quedan enganchados en "relaciones tóxicas con los peores seres humanos, precisamente porque todo deseo queda más intensificado cuanto más frustrado se ve", analiza el psicólogo, algo que "explica el fenómeno de la lealtad suicida de las víctimas a sus maltratadores".
El 'pagafantas'
Estas personas son las que ponen la otra mejilla una y otra vez a pesar de ser ignorados por la pareja. "Es la trampa de quien cree que puede suplir el inexistente amor del otro a base de ser necesitado por aquel. Se vacían en una dedicación al otro, que jamás valora esos esfuerzos e incluso les desprecia debido a ellos. Cuanto más se esfuerzan menos consiguen, llegando a ser abandonados por sus parejas", argumenta el psicólogo.
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