lunes, 4 de abril de 2016

El problema de los altos estándares…

El matrimonio puede ser difícil. Encontrar el equilibrio correcto de afecto, compromiso, y responsabilidad significa que hay que balancear muchos factores, algo que las parejas no pueden controlar, pero no tiene nada que ver con lo que esperan uno del otro. Investigaciones recientes sugieren que los estándares de pareja influyen su satisfacción en el matrimonio, y no siempre de buena manera.

“Los estándares altos mejoran la satisfacción solamente cuando un matrimonio es fuerte para empezar. Para uniones más débiles, que incluyen aquellos que envuelven agresión pasiva o diferencias severas, los estándares altos solo empeoran las cosas”, sostiene un estudio publicado en la revista Personality and Social Psychology Bulletin.

“Algunas personas demandan mucho de sus matrimonios porque requieren que su matrimonio llene necesidades que no son capaces de lograr, ya sea porque no tengan tiempo, energía, esfuerzo o habilidades limitadas para aplicar en su matrimonio”, le contó al diario inglés Daily Mail, el Dr. James McNulty, autor principal del estudio y profesor de psicología en la Universidad del Estado de Florida.

“Otras personas demandan muy poco de su matrimonio. Su matrimonio es una fuente potencial de realización personal que no están explotando. Por último, los casados más centrados parecen ser los que piden tanto más de sus matrimonios, pero no más de lo que ellos mismos pueden dar”, agegró McNulty.



Recién casados

Para la investigación, los científicos analizaron a 135 parejas recién casadas. Al principio del estudio, cada parte llenó una encuesta privada que midió sus propios estándares, la severidad de los problemas de pareja, y su satisfacción marital. Las parejas también participaron en una discusión marital video grabada, en donde los investigadores analizaron varios aspectos de la comunicación verbal. Este video permitió a los investigadores evaluar la hostilidad indirecta entre las parejas.

Los participantes continuaron a completar las encuestas de su satisfacción marital cada 6 meses por 4 años. McNulty dijo que la hostilidad indirecta es mucho más perjudicial a la solución de problemas que la hostilidad directa en las relaciones. “Trabajos anteriores por nuestro laboratorio y otros indican que la hostilidad directa, como culpar al otro por un problema o demandar al otro que cambie, puede tener beneficios importantes para algunas parejas, específicamente aquellos que necesiten cambiar”, explicó.



Calibrar estándares

Las parejas necesitan darse cuenta de sus virtudes y debilidades y calibrar sus estándares como corresponde.

En su primera evaluación, los recién casados generalmente reportaron estar satisfechos con sus matrimonios y tener altos estándares. Había, sin embargo, algunos que comenzaron su matrimonio con satisfacción y estándares bajos. La manera en que los estándares de los casados fueron asociados a cambios en la satisfacción con el paso de los años dependía en gran manera de su tendencia a comprometerse en hostilidad indirecta.

Aquellos que solucionaron sus problemas juntos, indicados por niveles bajos de hostilidad indirecta, fueron capaces de cumplir estándares altos y mostrar más satisfacción.

Lo opuesto fue cierto para parejas que exhibían niveles altos de hostilidad indirecta: aquellos que mantuvieron estándares altos tuvieron satisfacción más baja porque el matrimonio fue incapaz de cumplir esos estándares. Las parejas cuyas relaciones pudieron llevar sus estándares bajos reportaron estar más satisfechos.

“Cada matrimonio es diferente: la gente difiere en su compatibilidad, habilidades, y aspectos externos que enfrentan”, acotó McNulty, y siguió: “Todos estos juegan un papel importante en determinar cuan satisfactorio será un matrimonio y cuanto deben las personas demandar de ellos”.



ANTES DE CASARSE

El Dr. James McNulty, autor principal del estudio sobre los estándares del matrimonio, aseguró que la investigación sugiere que la gente debería estar al tanto de lo que esperan de un matrimonio antes de casarse. Aceptó que es difícil, lo que puede explicar que las parejas a veces experimenten una desigualdad entre sus estándares y lo que es realmente alcanzable. Una combinación de restricciones externas e interpersonales pueden limitar a parejas de diferentes niveles a lograr estándares altos.

“Las parejas necesitan darse cuenta de sus virtudes y debilidades y calibrar sus estándares como corresponde”, cerró McNulty.



QUICKIE

La hostilidad indirecta es mucho más perjudicial a la solución de problemas que la hostilidad directa en las relaciones.



Tu pasado sexual…

Las encuestas realizadas por los portales de citas son innumerables. Preguntas como ¿en qué habitación de la casa, a parte del dormitorio, se practica más el sexo?, ¿qué día de la semana es el más propicio y común para quedar con el amante y, a qué hora?, ¿cuál es la excusa más utilizada por los infieles para escaparse el fin de semana sin que la pareja sospeche?, ¿cuántas veces al día piensa un hombre en el sexo, y si ese número varía los días festivos y fiestas de guardar? Muchas preguntas de esta índole pasan por nuestra cabeza (más de una vez), asechándonos y afectando nuestra relación. La última pregunta hecha por IllicitEncounters.com, una web para buscar aventuras extramaritales, era descubrir cuál es el número ideal de ex parejas sexuales que alguien debería tener para no ser tachado de inexperto o promiscuo. Así que este portal decidió lanzar un cuestionario a sus usuarios británicos. El estudio contó con 1.000 participantes de ambos sexos que llegaron a la conclusión de que 10 es un número redondo, especialmente si uno está buscando pareja y alguien le pregunta por su pasado erótico.

La buena noticia es que 10 es la cifra ideal tanto para ellos como para ellas. Pero, la encuesta no se queda ahí. De hecho, un dato que la encuesta proporciona al desglosar sus resultados, es que los hombres, en particular, tienden a sospechar de las mujeres que registren un número superior al 10. Otro importante descubrimiento es que la mayoría de los encuestados piensan que tener más de 20 amantes es algo no muy deseable para cualquier candidato a novio/a.

Hombres vs mujeres

La diferencia entre hombres y mujeres, respeto a su pasado sexual, no está en el numero, sino en como lo expresan. Por ejemplo Mick Jagger presume de 4.000 mujeres con las que se ha ido a la cama; Jack Nicholson unas 2.000; y Warren Beatty, el ‘maestro’, se acostó con 12.775. Claro, ellos tienen su pasado sexual bien contabilizado y lo gritan al mundo entero. Por el contrario, para las mujeres no existen números, ni siquiera Joan Collins, una de las más fervientes partidarias de los beneficios del sexo, da muchas cifras en su biografía. Y es que, la diferencia entre hombres y mujeres radica en la ‘revelación’ de la información, pues bien sabemos que los hombres alardean y pueden incluso agrandar su numero, mientras que las mujeres, todo lo contrario.

La siguiente pregunta que nos planteamos es: ¿mostrar u ocultar el pasado sexual a la hora de querer iniciar una nueva relación? Si lo comparamos con la redacción del curriculum para buscar empleo o enfrentarse a una entrevista de trabajo, en ambos casos se pide un imposible, es decir, ser un buen amante, sin haberse acostado con mucha gente. Entonces, como sucede en los curriculums, hay hombres y mujeres que añaden algo de literatura a su breve pasado erótico para parecer más interesantes; y otros que, para no aburrir o provocar el pánico, elaboran una selección centrándose en los momentos cumbres y glamurosos de su vida entre las sábanas.

¿Y los ex?

En cuanto a tu pasado histórico de ‘ex’, la edad es un factor determinante. Pero debemos aclarar que no hay que dar por supuesto que a más relaciones, más experiencia. También existe la tendencia a pensar que una persona que ha tenido muchos amantes pierde la frescura, la ilusión y la capacidad de experimentar la pasión y el sexo como es debido.

Según Iván Rotella, sexólogo, director de Astursex, un centro de atención sexológica en Avilés, y miembro de La Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS), “el proceso de enamoramiento es el mismo la primera vez que la número cien, lo que cambia es como la persona se relaciona con la nueva pareja, porque si se han tenido previas experiencias, y algunas han acabado mal, se tiende a volverse más intolerante, a pasar menos cosas por alto y a estar excesivamente alerta para evitar caer en los mismos errores. Esto es muy común, y a veces deriva en el hecho de que la nueva relación pague los platos rotos de la anterior, o se le atribuyan conductas o personalidades que corresponden más a previos sujetos que al que tenemos enfrente. Hay personas que después de varios fracasos desisten de la idea de buscar o tener pareja, y acaban considerando que todo el mundo es igual. Muy probablemente porque, en el fondo, buscan siempre a la misma persona”.

Estas mismas ideas se exportan al plano sexual y al dormitorio. Es muy común que esperemos que la nueva persona que ha entrado en nuestra vida, conozca nuestro cuerpo y nuestros gustos como lo hacía la que durmió 8 años a nuestro lado. Es probable, también, que nos resistamos a cambiar nuestra rutina erótica y a abandonar los atajos que nos llevan a la satisfacción inmediata para coger caminos desconocidos en los que perderse. Entonces, de nada vale que nuestro nuevo amante conozca el Kamasutra o las mil maneras de satisfacer a alguien.

Según Rotella, “no hay buenos o malos amantes sino buenas o malas conexiones. Y el hecho de que alguien no funcione bien en la cama con uno/a no descarta que haga saltar las chispas a otro/a. Lo importante de la pareja es crecer y duplicar las cosas buenas. Una nueva relación debe traer más amigos, más encuentros, más familia, más cosas a experimentar dentro y fuera de la cama. Si lo que hace, en vez de sumar cosas, es restarlas, es la prueba de que no estamos con la persona adecuada”.

Confesar o no, esa es la cuestión

Ante la idea generalizada de que desnudarse, no solo de cuerpo sino también de alma y pasado, es la base de una buena relación de pareja, Rotella diferencia entre sinceridad y sincericidio. “Mentir a la pareja no trae buenas consecuencias, pero tampoco hay que verse obligado a contarlo todo al precio que sea. Es totalmente respetable que uno guarde su parcela de privacidad, su jardín secreto, con una excepción: si hay algo que todavía duele hay que compartirlo. Es bueno que la persona que se acerque lo sepa, porque a veces podemos hacer daño, sin querer, para protegernos. Si no tenemos ninguna herida abierta, no hay porque recrearse en detalles respecto a un maravilloso amante que tuvimos o a una parte de nuestra vida especialmente desenfrenada porque, además, esto puede provocar celos a la larga”. ¿No nos pasó alguna vez? ¿Eso de arrepentirnos de haber revelado demasiada información ‘comprometedora?

Aquí vale recordar esta frase que escuchamos tantas veces en las películas o series CSI: “Tienes derecho a permanecer callado, ya que todo lo que digas puede ser utilizado en tu contra”.

Aburrimiento, dependencia y miedos acaban con la pasión


La escritora, periodista y experta en tendencias, la española Roser Amills, advierte que a menudo nuestra felicidad sexual se ve dificultada o reducida por diversas "trabas, apatías, tergiversaciones, malentendidos, discusiones absurdas y falta de autoestima”.

"Las cosas van mal cuando una de las partes obliga a la otra a hacer algo que no quiere, cuando uno de los dos no se siente satisfecho, o cuando hay aburrimiento”, sintetiza esta experta.

Si queremos recuperar la capacidad para disfrutar de nuestra vida amorosa en todo su potencial, debemos superar estos obstáculos.

Y para valorar nuestro nivel de felicidad más íntima, Amills recomienda plantearse estas preguntas: ¿Estamos realmente satisfechos con nuestra vida sexual? ¿Somos felices con nuestra pareja? ¿Somos capaces de hablar de sexualidad sin vergüenza? ¿Disfrutamos de nuestras relaciones plenamente?

Con el fin de que las respuestas a estos interrogantes sean afirmativas, es decir para mantener vivo el deseo y recuperar las riendas de nuestro erotismo, Amills comparte algunos consejos prácticos y realistas para aumentar nuestra felicidad sexual y para que no decaiga, "pase lo que pase”.

Tres de los mayores adversarios psicológicos de la sexualidad plena y satisfactoria son: el aburrimiento, la dependencia y los miedos.

"El aburrimiento en una pareja no nace en la cama, sino mucho antes, cuando se aburren juntos mientras cenan, por ejemplo”, señala Roser Amills.

Sexo vainilla

Según esta experta, "a veces la otra persona es encantadora y nos trata de maravilla, pero en la cama tiene la gracia de un pez. Hay que decirle que no al ‘sexo vainilla’ es decir a las relaciones sexuales aburridas e insípidas”. Para Amills, la sexualidad "vainilla” consiste en aburrirse mutuamente por ser la relación tibia e intelectual, y por ser tan sosa, "que apenas apetece”.

"Nuestro ‘deber’ no es hacer que las personas a las que queremos estén felices, sino propiciar su felicidad hasta donde se pueda, ya que la felicidad individual depende de cada uno”, considera.

"La persona dependiente no sabe construirse su propia felicidad y, si sigue así, terminará confirmando sus temores: perderá no solo la alegría, sino también a su pareja. Porque nadie puede hacer feliz a otro; cada uno se hace feliz a sí mismo”, agrega.

Felicidad individual

Para Amills, "todo se complica para una persona emocionalmente dependiente y su situación puede hacerse difícil cuando su cabeza comienza a dar vueltas hasta pensar cualquier cosa sobre los comportamientos de su pareja, ya que busca la felicidad en esa unión y no su propia felicidad individual”.

Amills es autora de Las 1.001 fantasías más eróticas y salvajes de la historia. "En este interesante y desenfadado libro Amills hace evidente que, en cuestiones de sexualidad, la imaginación es capaz de volar más alto que la realidad. Y como dice la autora: ‘cuantas más fantasías seamos capaces de comprender, mejor nos conoceremos’”, opina Eudald Carbonell.

Además, la española escribió ¡Me gusta el sexo!, Uno solo, por favor, Vivir con Serenidad y Nos Casamos.

domingo, 3 de abril de 2016

Juegos en la cama para mejorar una relación

Un tiempo a solas pasión y complicidad

¡Cuántas veces la rutina se apodera de tu vida matrimonial y terminas acostándote sin siquiera besar

o acariciar a tu pareja!

El cansancio y estrés de estos tiempos vertiginosos no son de ayuda. Trabajar, comer y dormir nos va encerrando en nosotros mismos, vamos perdiendo interés en la persona que tenemos al lado.

En el peor de los casos, estos problemas derivan en disfunciones sexuales y distanciamiento con la pareja.

“El 95 por ciento de los hombres y las mujeres que tiene disfunciones sexuales -anorgasmia, eyaculación precoz, impotencia- padece la anticipación del fracaso. Esto es, piensan que no van a poder y entonces después no pueden”, argumenta el reconocido psicoterapeuta Jorge Bucay.

Entonces, es cuando llega el momento de preguntarnos, ¿cómo hacemos para renovarnos, desestresarnos, sentirnos atraídos nuevamente por quien tenemos al otro lado de la cama?

La mayoría de los terapeutas sexuales receta un ejercicio infalible: “Vayan a la cama, hagan de todo, pero no tengan sexo”, afirma Bucay.

El juego en la pareja es uno de los períodos más interesantes y atractivos. Se deja de lado el objetivo de la penetración y el orgasmo, para centrarse en el mero e importantísimo momento de seducir al otro.

Existen juegos que parten desde la imaginación, como el cambio de roles. Mediante la representación, podemos cambiar de personajes, voces y posturas físicas. Lo significativo es dejarse llevar, sin tabúes ni vergüenza.

Vivimos en una sociedad machista donde a veces se cuestiona una

mujer que disfruta de su sexualidad.

Nos preguntamos ¿qué mejor que sepa gozar y disfrutar del placer sexual propio y compartirlo con su pareja?

Entonces, digamos basta a las estructuras mentales y dejémonos llevar por la diversión, las fantasías, el persuadir desde una mirada, una caricia, el gusto de conquistar y volvernos locos de erotismo y júbilo.

Aquí algunos tips que pueden ayudarte a despertar esa parte dormida.

Besos por doquier: son el primer paso. A todos nos gusta ser mimados así, pero ¿por qué limitarnos a darlos solo en la boca? Empieza a seducir desde los labios, el cuello, la espalda, las piernas, hasta los pies.

Luego retornar a los muslos, el estómago, pecho, cuello y la boca.

Adivina, adivinador: cubre sus ojos con una venda, gasa o pañuelo. Coloca dulces, chocolate y otros en algunas partes de tu cuerpo, para que el otro vaya descubriendo con su lengua cada uno de los sabores. No sabes lo excitante que puede resultar el que no vea.

Atados: ambos con las manos amarradas deberán quitarse las ropas con los dientes. El juego es complicado

y requiere paciencia; pero alimentará la emoción en un 100 por ciento .

Juegos de mesa: se trata de reinventar los reglamentos de los clásicos divertimentos: cartas, dados y demás juegos, haciendo apuestas de prendas, masajes, caricias, striptease, etc.

Caricias suaves: una buena opción para innovar es la vieja técnica oriental de la seda. Un pañuelo será la guía

que recorrerá sus cuerpos. Pueden, por turno, disfrutar de esa experiencia.

Deseos lujuriosos: cada uno tiene que escribir en un papelito tres deseos que le gustaría que el otro le hiciera; después, ponerlo en un recipiente. Luego, se van turnando para ir concediendo y recibiendo. Unas copas de vino y velas son perfectas para acompañar una noche de pasión y amor.

sábado, 2 de abril de 2016

¿Eres sapiosexual?



¿Nueva forma de sexualidad? El término puede ser relativamente nuevo, pero no la condición del sapiosexual. De hecho, a los especialistas no les sorprende para nada esta atracción, más aún cuando recuerdan que el principal órgano erótico y sexual del ser humano es el cerebro.

¿Por qué se produce la atracción? Cuando alguien nos atrae, lo último que hacemos es preguntarnos eso. En realidad, son varios los factores intervinientes en este proceso, en el que se entrecruzan la afinidad, la simpatía y la seducción.

Lo primero que viene a la mente para intentar explicarla es la belleza o el encanto físico. Pero hay más detonantes de la atracción; la psicología social recoge por ejemplo estas: las creencias, las aptitudes compartidas, la familiaridad, la semejanza, la proximidad, la reciprocidad, incluso ciertas condiciones de ansiedad y estrés.

La inteligencia
Una conversación interesante, la fascinación con alguien que se especializa en el tratamiento de determinados temas, puede también desembocar en una situación de enamoramiento o, para no ser tan concluyentes, de embelesamiento.

“Sapiosexual” (del latín: “sapiens”, “sabio”) es el neologismo utilizado para describir a aquellas personas, tanto hombres como mujeres, que sienten atracción sexual por la inteligencia del otro. Así, la “sapiosexualidad” es una forma de sexualidad, de atracción erótica. La inteligencia como objeto de deseo.

¿Nueva forma de sexualidad? El término puede ser relativamente nuevo, pero no la condición del sapiosexual. De hecho, a los especialistas no les sorprende para nada esta atracción, más aún cuando recuerdan que el principal órgano erótico y sexual del ser humano es el cerebro.

¿Cómo saber si eres o no sapiosexual? Si te atrae más la inteligencia de un hombre o de una mujer que su físico, probablemente lo seas…
En busca de explicaciones de esta categoría, ECOS recurre a los conocimientos de dos psicólogas bolivianas, una de Cochabamba y otra de Santa Cruz de la Sierra.

La cochabambina Isabel La Fuente aclara que “los sapiosexuales, si bien no son una categoría social como tal o algún tipo de personalidad sexual, sí suelen ser personas que se sienten atraídas por otras por la forma de pensar, analizar la realidad, por la conversación que tienen, y de ahí que el término añada además la relación con la inteligencia, aunque hace más bien referencia a la ‘sabiduría’ de alguien”.

En su criterio, el vocablo ‘sapiosexual’ suele referenciar a las personas que comienzan una relación sexual después de haber comenzado una de tipo más bien “intelectual”.

Según la cruceña Albanella Chávez, estamos hablando de “personas, tanto hombres como mujeres, que buscan y hallan mayor atractivo en la inteligencia, habilidades sociales, la elocuencia de una persona antes que únicamente el aspecto físico. Por ello, consideran que la admiración y la sorpresa son elementos imprescindibles para una conexión emocional. Por ello, en muchos casos, prefieren las relaciones estables, que potencien el desarrollo personal, a aquellas efímeras”.

En Internet circula también esta definición de sapiosexual: “Quien se excita con las conversaciones inteligentes, huye del cortejo rutinario y se enciende con mentes audaces”.

¿A qué se atribuye?
La Fuente atribuye este “enamoramiento” de la inteligencia a la priorización del bagaje cultural, la información, el conocimiento que el otro tiene, puesto que “lo que privilegian es el tipo de conversaciones de las personas con un amplio conocimiento y es esto lo que hace que se vean atractivas sexualmente ante sus ojos”.

Luego, apunta que los sapiosexuales son personas que se ufanan de ser cultas, intelectuales, y que buscan eso en sus parejas, tratan de rodearse de quienes creen inteligentes o sabias. Refuerza su idea así: “Lo que les atrae es lo que se teje alrededor del sujeto amado, un aire de misterio y cultura, conocimiento, sabiduría e incluso algo de pedantería. Esa postura del que ‘sabe’ es lo que enamora”.

El concepto de cultura también aparece en la explicación de Chávez. Ella considera que hay muchos factores a tomar en cuenta, y cita a la televisión y a las películas, donde se resalta la figura con una dimensión intelectual preponderante. “A pesar de que especialmente en nuestra sociedad el aspecto físico se ha vuelto un valor agregado muy importante, igualmente los referentes culturales a nivel mundial de los que se busca información, se leen biografías y estudios, y se busca emular, también aumentan”.

¿Más mujeres?
Miren Larrazabal, psicóloga clínica y sexóloga y presidenta de la Federacion Española de Sociedades de Sexología (FESS), explica para el diario ABC que “parece que hay más frecuencia (de sapiosexuales) en las mujeres por una diferencia de género. Parece que nosotras, cuando nos preguntan cuáles son los valores que buscamos en la atracción, aparte del físico, valoramos mucho la inteligencia. Esto no quiere decir que los hombres la valoren menos, pero responden antes con otras variables que parecen prioritarias”.

En este punto, la psicóloga boliviana Albanella Chávez confirma que “supuestamente hay más mujeres que hombres. ¿La razón? Puede ser por temas ligados a la brecha de género en cuanto al reconocimiento intelectual”.

Para La Fuente, “ambos, varón y mujer pueden ser sapiosexuales en igualdad de proporción, no obstante se cree que hay más mujeres porque a nivel sexual somos más auditivas que visuales, es decir que el erotismo en nosotras nace en el oído, en lo que escuchamos del otro, y no tanto en lo que vemos”.

Las hormonas del amor
Un sapiosexual, de acuerdo con el criterio profesional de Isabel La Fuente, no se sentirá atraído sexualmente por cualquier persona “sabia”, sino por aquella que sabe de los temas que a esa persona le interesan en particular. “Esto hace que, ante los ojos del sapiosexual, el otro vaya apareciendo como alguien atractivo, es decir que de alguna manera es idealizado como ‘perfecto’, poseedor no solo de sabiduría sino también de ‘guapedad’, aunque en realidad no lo sea”.

Así es que se estimulan en el cerebro del sapiosexual las hormonas del “amor” (serotonina, oxitocina y feromonas) que dan lugar al deseo y la atracción sexual.

Lo nuevo de lo viejo
En realidad, la conversación siempre ha sido el mejor mecanismo de seducción, no es que en el último tiempo se haya producido un cierto “debilitamiento” de la atracción física respecto a un interés más intelectual.

La doctora Chávez hace notar que las relaciones sexuales son un fenómeno social que gracias a la globalización tiene elementos vinculados ya no tanto con la dimensión puramente genital. Y para ello pone de ejemplos al sexo tántrico o, en otro sentido, las fantasías sexuales y el desarrollo tecnológico que puede verse en los juguetes sexuales.

Volviendo al pasado, agrega ella, “una figura relacionada podemos encontrarla en la Grecia clásica con la relación homoerótica que establecían filósofos y sus aprendices, siendo allí la categoría determinante el nivel intelectual. Lo que entendemos como sexualidad y relaciones afectivas, eróticas u amorosas cambia de forma dinámica y seguirá cambiando en función de muchos aspectos; entre ellos: avances políticos en la garantía y el ejercicio de los derechos o que los llamados juguetes o accesorios sexuales se hagan cada vez más accesibles y diversos, tanto en sentido económico como para personas con capacidades especiales”.

En este punto, La Fuente sostiene lo sapiosexual “no es algo nuevo, ni de los últimos años, solo que es cierto que ahora hay mucha impostura (está de moda), y debido al surgimiento de nuevas formas de subculturas y tribus urbanas se han gestado grupos de personas que, basándose en series de televisión (y un poco por oposición también), han comenzado a asirse de un estandarte como ‘la cultura’, ‘la inteligencia’, creyéndose mejores que otros grupos, más cultos, más sofisticados”.

Eso, agrega esta psicóloga, más que cambiar las reglas de la estructura sexual, lo que hace nada más es crear identidades grupales, casi tribales, porque muchos se asumen como sapiosexuales para ser identificados por otros como “cultos”, como “sofisticados”. El mensaje de fondo es, en su criterio, “yo no me fijo en lo físico porque yo también soy sabio, inteligente, culto, y por eso me atraen los sabios, porque yo también tengo la suficiente inteligencia para entender lo que dicen”. Y así se crean una especie de guetos sociosexuales que terminan, por oposición, diferenciando a unos de otros.

Lo sexual y lo social
A manera de síntesis, Isabel La Fuente cita que se debe tomar en cuenta que lo sexual y lo social están íntimamente relacionados. “Estamos, por decirlo de alguna manera, socialmente programados para sentirnos atraídos por cierto tipo de personas. Más que programados, condicionados, movidos a que nos atraigan personas que se parezcan mucho a nosotros, a nuestro círculo cercano, social, porque los otros, nuestros parientes y amigos se convierten en garantes del orden social, y nos obligan (con sus comentarios, gestos, aprobaciones y desaprobaciones) a mantener el poder social (a veces también económico) dentro de un mismo círculo”.

Dice que por eso muchas veces terminan gustándonos, atrayéndonos personas a las que consideramos “similares”. Entonces, depende mucho de la imagen que uno tiene de sí mismo, de la imagen que uno quiere que la gente que le importa tenga de sí, para que uno elija también como compañero/a sexual a determinadas personas, para sentirse atraída/o por determinado tipo de personas.

Entretanto, Albanella Chávez cierra la entrevista con una frase: “Sea cual sea la forma que tome el placer o la afectividad, no hay que olvidar su función principal: la plenitud del gozo y el disfrute”.

Cinco claves para saber si eres sapiosexual
1. Elección a largo plazo. Los sapiosexuales asumen que no se guían por cuestiones físicas o de otra índole, sino que valoran la inteligencia y sienten placer ante eso. Un punto interesante es que este aspecto no se orienta, necesariamente, a relaciones casuales. Hay una tendencia a usar este concepto ante elecciones de largo plazo.
2. Juegos previos de alto contenido intelectual. Como parte del ritmo lúdico que toma un encuentro romántico un/a sapiosexual es capaz de generar conversaciones filosóficas, políticas o psicológicas. Forma parte de la evolución lógica en una dinámica en el que la intensidad del eros va de la mano de la variedad de temas que puedan abordarse en un intercambio de ideas.
3. En busca de la estabilidad. La atracción de los sapiosexuales podría estar basada en una variable biológica heredada a través de la cual se buscan determinados factores: una pareja fuerte, segura, confiada y que —de alguna manera— asegure estabilidad en el futuro.
4. La sapiosexualidad no es un fetiche. Es importante destacar que esta orientación no es sinónimo de fetiche sexual. Sin embargo, cuando una persona exagera esta preferencia, sin poder controlar sus impulsos, o que solo logra interés sexual a través de este rasgo, posiblemente pase a ser una patología o un fetiche sexual, como puede ser la exageración inadecuada de cualquier aspecto de las relaciones humanas.
5. ¿Ninfómano/as de la mente? La psicología sostiene que los/las sapiosexuales son estimulados/as o desafiados/as por la manera en que la otra persona piensa. Se enamoran básicamente de la mente del otro, por lo que a veces estos individuos también han sido llamados ‘nymphobrainiacs’ (como ‘ninfómanos del cerebro’, en español), aunque esta denominación puede sonar un poco extrema.
Fuente: Life Style


Cómo terminar una relación sin lastimar el corazón de tu pareja

Hoy he querido compartir este tema con todos ustedes porque así como es muy hermoso empezar una relación amorosa, no deja de ser importante la forma en cómo la terminamos, porque sea como haya sido el desenlace de la misma, hay que estar siempre agradecidos por el tiempo que nos brindaron y por el amor y la atención que nos dieron. A pesar de no ser los únic@s ni l@s mejores personas de este mundo no pasamos desapercibid@s para él o para ella. Y si en todo ese tiempo que compartimos no pudimos darle toda esa felicidad que soñó encontrar en nuestros brazos por lo menos hagamos algo para que esa persona, que en algún momento fue alguien muy especial para nosotros, no se vaya llorando por el dolor que le hemos causado al arrancarla de nuestra vida, si es que sentimos que ya no la queremos y él o ella todavía nos quiere.

Para terminar una relación amorosa sin causar llanto, tristeza y dolor, es importante no pronunciar palabras que lleven consigo la semilla del desprecio o que estén cargadas de rechazo e insultos hacia la persona que un día dijimos amar.

Basta con saber exactamente qué fue lo que a un comienzo atrajo a esta persona de nosotros, para que se haya podido encantar y enamorar, porque si algún encanto físico o algún atractivo personal, esta persona, vio en nosotros lo cual sirvió de anzuelo para que él o ella se sienta enamorada y/o atrapada, ahí está la clave, quita el anzuelo que la sostiene y verás cómo inmediatamente se va de tu vida sin que tu le digas nada.

¿Qué significa esto? Que si tú, poco a poco vas quitando de ti el encanto seductor que la atrajo a tu vida, ésta dejará de verte atractiv@ y empezará a perder el interés por ti, y se irá alejando sin que tú le digas nada, pues la persona que pierde su encanto también pierde su atractivo personal y el que no atrae espanta.

Pero haz esto sólo si tú ya no sientes nada por tu pareja y quieres que él o ella se aleje de ti sin rencores ni remordimientos, porque si aún sientes amor por ella o él, haz todo lo humanamente posible por permanecer a su lado.


Mitos que pueden hacer peligrar tu relación

¿Cómo puede ser que la historia de mis sueños sea tan perfectamente imperfecta? Desde niños anhelamos tener una pareja “ideal” que se adapte a lo descrito en novelas y cuentos. Sin embargo, estos mitos en el matrimonio conducen a un desenlace poco esperado: al final de la relación.

Hoy en día se busca que las relaciones amorosas sean la fotocopia de una afinidad idealizada. Cuando se construye una imagen de perfección anhelada existe con el tiempo mucha frustración. Buscar una relación de pareja similar a la de los abuelos, padres o amigos cercanos lleva a alejarnos de una propia realidad.

¡No te engañes!

La relación de pareja es un viaje único que debe de ser vivido con sus momentos grandiosos y áreas de crecimiento, lejos de los siguientes mitos:

1. SE CASARON Y FUERON FELICES PARA SIEMPRE

La felicidad en el matrimonio no llega repentinamente. La mayoría de las parejas tienen expectativas que no están fundadas en la realidad. Una de las principales frustraciones es pensar que todo aquello que soñaste se volverá realidad.

2. NUESTRO AMOR ES INCONDICIONAL

¿Cómo? ¿No se supone que nos amaríamos todos los días? Hay momentos en una relación de pareja en los que el amor disminuye. Es normal que existan algunos días en los que quieras estar más cerca de tu pareja y otros en los que no sientas tanta admiración y prefieras tomar distancia.

3. MI PAREJA ME HARÁ FELIZ

En una pareja se debe aprender a dar y recibir. En toda relación hay dos mitades. Tú eres una mitad y la otra mitad es tu pareja. De esa mitad, eres responsable sólo de tu parte; no eres responsable de la otra mitad.

4. ME PROMETIÓ QUE CAMBIARÍA

Una de las principales frustraciones a nivel personal es pensar que conocías a tu pareja y que lo que no te gustaba de él lo podías cambiar. Se vuelve una lucha con uno mismo al querer forzosamente encontrar la forma de lograr que tu pareja cambie. En el intento y en el fracaso llegan muchos sentimientos de culpa hacia uno mismo y enojo hacia la pareja. Entre más se busque cambiar al otro más rechazada se siente la pareja.

5. EL MATRIMONIO ACABA CON EL SEXO

Se cree que el dormir y convivir intensamente con una pareja inhibirá por completo el apetito sexual. Sin embargo, estudios demuestran que las parejas casadas tienen relaciones más frecuentes y satisfactorias. El sentirse único para la pareja produce la confianza necesaria para una entrega sexual real.

6. LOS HIJOS UNEN A LA PAREJA

Muchas parejas con grandes carencias emocionales deciden tener hijos. Sin embargo, no saben que si la estructura de pareja no está sólida este hecho afectará la relación con los niños.