Un tiempo a solas pasión y complicidad
¡Cuántas veces la rutina se apodera de tu vida matrimonial y terminas acostándote sin siquiera besar
o acariciar a tu pareja!
El cansancio y estrés de estos tiempos vertiginosos no son de ayuda. Trabajar, comer y dormir nos va encerrando en nosotros mismos, vamos perdiendo interés en la persona que tenemos al lado.
En el peor de los casos, estos problemas derivan en disfunciones sexuales y distanciamiento con la pareja.
“El 95 por ciento de los hombres y las mujeres que tiene disfunciones sexuales -anorgasmia, eyaculación precoz, impotencia- padece la anticipación del fracaso. Esto es, piensan que no van a poder y entonces después no pueden”, argumenta el reconocido psicoterapeuta Jorge Bucay.
Entonces, es cuando llega el momento de preguntarnos, ¿cómo hacemos para renovarnos, desestresarnos, sentirnos atraídos nuevamente por quien tenemos al otro lado de la cama?
La mayoría de los terapeutas sexuales receta un ejercicio infalible: “Vayan a la cama, hagan de todo, pero no tengan sexo”, afirma Bucay.
El juego en la pareja es uno de los períodos más interesantes y atractivos. Se deja de lado el objetivo de la penetración y el orgasmo, para centrarse en el mero e importantísimo momento de seducir al otro.
Existen juegos que parten desde la imaginación, como el cambio de roles. Mediante la representación, podemos cambiar de personajes, voces y posturas físicas. Lo significativo es dejarse llevar, sin tabúes ni vergüenza.
Vivimos en una sociedad machista donde a veces se cuestiona una
mujer que disfruta de su sexualidad.
Nos preguntamos ¿qué mejor que sepa gozar y disfrutar del placer sexual propio y compartirlo con su pareja?
Entonces, digamos basta a las estructuras mentales y dejémonos llevar por la diversión, las fantasías, el persuadir desde una mirada, una caricia, el gusto de conquistar y volvernos locos de erotismo y júbilo.
Aquí algunos tips que pueden ayudarte a despertar esa parte dormida.
Besos por doquier: son el primer paso. A todos nos gusta ser mimados así, pero ¿por qué limitarnos a darlos solo en la boca? Empieza a seducir desde los labios, el cuello, la espalda, las piernas, hasta los pies.
Luego retornar a los muslos, el estómago, pecho, cuello y la boca.
Adivina, adivinador: cubre sus ojos con una venda, gasa o pañuelo. Coloca dulces, chocolate y otros en algunas partes de tu cuerpo, para que el otro vaya descubriendo con su lengua cada uno de los sabores. No sabes lo excitante que puede resultar el que no vea.
Atados: ambos con las manos amarradas deberán quitarse las ropas con los dientes. El juego es complicado
y requiere paciencia; pero alimentará la emoción en un 100 por ciento .
Juegos de mesa: se trata de reinventar los reglamentos de los clásicos divertimentos: cartas, dados y demás juegos, haciendo apuestas de prendas, masajes, caricias, striptease, etc.
Caricias suaves: una buena opción para innovar es la vieja técnica oriental de la seda. Un pañuelo será la guía
que recorrerá sus cuerpos. Pueden, por turno, disfrutar de esa experiencia.
Deseos lujuriosos: cada uno tiene que escribir en un papelito tres deseos que le gustaría que el otro le hiciera; después, ponerlo en un recipiente. Luego, se van turnando para ir concediendo y recibiendo. Unas copas de vino y velas son perfectas para acompañar una noche de pasión y amor.
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