miércoles, 25 de marzo de 2015

¿Cuántas parejas sexuales son demasiadas?

Todavía hoy, a la mujer se le critica su 'vida alegre' y el hombre se desgañita narrando proezas. 5, 15... ¡100! ¿Cuántas parejas sexuales son suficientes para que nuestro ego no se sienta agraviado y cuántas nos harían ya sospechosos de promiscuidad? Por nostalgia, curiosidad o simple entretenimiento, a casi todo el mundo le da por hacer recuento de parejas en algún momento de su vida y tira de agenda.

Ellos terminan rápido. Calculan 'grosso' modo, sin entrar en pormenores y con ciertatendencia a la inflación, según el psicólogo Norman R. Brown, investigador de la Universidad de Michigan. Ellas ponen nombre y se detienen en el detalle: aquel amor de verano, el vecino seductor, el compañero de oficina, el desliz del despecho... Así hasta contar un promedio de 8,6, según los datos que maneja Brown. Y 31,9 en el caso de los hombres.

Las estadísticas varían según quien pregunte. En todo caso, nos encanta conocer los promedios y comprobar si el nuestro se queda chico o los sobrepasó. El portal de citas eHarmony indagó entre sus usuarios británicos. Las mujeres confesaron una media de 7; los hombres, 10. A unos y a otras les vino además el recuerdo de unas 4 citas horrorosas, de esas que preferían dejar en el olvido. La mayoría dijo que se había enamorado un par de veces en su vida y otras tantas le habían roto el corazón.

Pero si nos basamos en los datos del Instituto Kinsey, los hombres entre 30 y 44 años acumulan un promedio de 6 a 8 parejas. Las mujeres se quedan en 4, una cantidad lejana a esa veintena de parejas sexuales que toda mujer debería tener antes de su matrimonio, según Karyn Bosnak, la autora americana que inspiró la comedia 'Dime con cuántos'.

El último estudio realizado por la Sociedad Europea de Ginecología, con 9.600 mujeres entre los 16 y 45 años, concluyó que la media de parejas sexuales de una mujer europea es de 10. Los hombres rebasarían la treintena.

A la vista de los resultados tan desiguales, la pregunta final debería ser: ¿No quedará extraviado algún amante en el recuento por aquello de querer salvar nuestra reputación sexual?

El psicólogo Miguel Ángel Cueto, director del centro CEPTECO, nos da algunas claves para enfrentarnos a nuestra lista de viejos amores sin que salten las alarmas, ni la de la decepción ni la de la vergüenza.

El cambio de pareja depende de la etapa vital en la que nos encontremos. El entorno puede ser más fuerte que la personalidad, si bien esta juega un papel determinante durante toda nuestra vida.
Aunque se han hecho avances, todavía se mide de modo diferente la actitud de hombres y mujeres.
Toda conducta condicionada por cierta represión, por el qué dirán, puede acabar provocando un profundo malestar que condicionará nuestra futura vida sexual.
Es difícil fijar un número ideal si tenemos en cuenta que, aunque nuestra cultura tiende a la monogamia sucesiva, empiezan a emerger otro tipo de relaciones: 'poliamor', relación libre, amigos con derecho a roce, parejas que viven separadas, etc.
El cambio de pareja no tiene por qué ser perjudicial. Hay personas que necesitan probar constantemente nuevas experiencias. Para ellas sería más frustrante una sola relación estable que no le aporte lo que cree que necesita.
¿Es más estable o más fiable una persona que tiende a pocas relaciones de pareja? ¿Por qué no pensar que quizás es más dependiente y tiene miedo al abandono?
Aunque sería complicado hablar de conductas patológicas, solo empieza a considerarse preocupante cuando una persona es incapaz de mantener un vínculo afectivo con alguien o cambia de pareja por una compulsión patológica.

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