¿Alguna vez has sentido que todo es maravilloso después de una relación sexual? ¿O te has pasado lo que quedaba del día con una enorme sonrisa en la cara sin saber muy bien por qué? Si es tu caso, seguramente has probado las delicias del sexo feliz.
¿Qué hace falta para conseguirlo? En realidad, nada excesivamente complicado: que tengas confianza con la persona con la que estás y que seas capaz de comunicarte sexualmente hablando, pues la intimidad y una buena predisposición son más que suficientes. Y que los límites de la relación sexual vengan marcados por ti: qué te apetece hacer, qué no, en qué momento...
Cómo conseguir el sexo feliz
“Hay quien busca en la relación sexual una sensación de existencia y compañía, otros buscan afirmar su identidad sexual y, algunos, olvidar situaciones vitales adversas. Pero frente a eso está el sexo ligado al placer: la sexualidad humana es una función fisiológica, cognitiva, emocional y relacional adecuada, positiva y deseable”, asegura Rosa Calvo, psicóloga clínica, en su pagina web personal, rosacalvo.com.
O sea, que en contra de quienes creen que el sexo es “sólo” sexo, los especialistas aseguran que es mucho más que un simple acto copulatorio. En palabras de Francisco Ferré, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón, “dos se hacen uno porque se quieren, y esa fusión no es simplemente una experiencia física sino algo más complejo que afecta a la vida psíquica”.
Reconocerlo es mucho más difícil que en los casos donde no es sinónimo de placer, porque cada uno siente y experimenta el sexo feliz a su manera. Por eso valen un sinfín de descripciones: las famosas mariposas en el estómago, el buen humor prolongado, sentirte a gusto contigo misma... Todos ellos son los increíbles efectos de la pócima mágica del sexo feliz, que al fin y al cabo no es tan difícil de conseguir como piensas: eligiendo el momento, el lugar y la persona con la que quieres disfrutarlo, además de no olvidar que esto no es sólo cosa de uno. Pero sobre todo, partiendo de la base de que no hay obligaciones sexuales en la pareja: ¿que te apetece romper la rutina y llevar a cabo una fantasía sexual porque crees que disfrutarás muchísimo? ¡Adelante! ¿Que no ves ningún sentido a cambiar de aires y probar cosas nuevas? ¡Perfecto también! ¿Quién ha dicho que lo cotidiano y natural no sea tan excitante como una montaña rusa? Es lo bueno del sexo feliz: que la única receta es que estés cómoda, relajada y te sientas con la suficiente libertad como para elegir lo que te apetece hacer. Por lo demás, sólo tienes una obligación: ¡Disfrutar!
La mejor noche de tu vida
¡Admitámoslo! vivimos orientados hacia los objetivos y en la búsqueda de lograrlos, no disfrutamos el camino. Y no es algo que solamente ocurre en el aspecto laboral, económico o social. Sucede en el plano sexual, donde alcanzar el ‘Gran Oooh!’ se transforma en el todo y en la meta.
Esto sucede porque tenemos fuertes y arraigadas creencias, pero ante todo falsas, de que eso debería ser así:
“No es realmente sexo, si no llegamos al orgasmo”, es un pensamiento fuertemente arraigado en las mujeres, pero también en los hombres. También está el: “No es buen sexo, si él eyacula demasiado rápido” o “Una pareja que realmente se entiende, llega junta al orgasmo”.
Todas estas creencias son tonterías que hacen daño! “Creer que son ciertas, sólo nos conduce a la frustración. Yo no digo que el orgasmo no sea rico, y que no te haga sentir bien o que no sea liberador. Pero es apenas una pequeña partecita de lo que significa “hacer el amor” y sentir placer sexual. Las últimas investigaciones revelan que el promedio de duración de un orgasmo es de 10 segundos. Esto significa que una persona sexualmente activa, tiene unos 20 segundos de experiencia orgásmica a la semana, 90 segundos al mes y 18 minutos al año”, explica la sexóloga Alessandra Rampolla.
Una relación sexual es mucho más que esos 10 segunditos, mucho más placentera e importante que la liberación de la tensión orgásmica. Pero si priorizamos esa fracción de tiempo, difícil será que podamos vivir y sentir las horas de intercambio y plenitud sexual con nuestras parejas.
“Si todo el tiempo estamos preocupados en si “¿llegaré?”; “¿voy demasiado rápido?”; “¿estaré haciéndolo bien?”, ¿en qué momento nos entregamos y disfrutamos de la gran vivencia del sexo, de esa comunicación y contacto íntimos con el otro? Afortunadamente, está en nosotros empezar a desterrar estos mitos y vivir un sexo de calidad. Y el sexo de calidad, créanme, no está ‘orientado al objetivo’”, asegura la sexóloga.
Estas son las claves que la sexóloga da para vivir lo que ella llama ‘sexo de calidad’.
CLAVE 1: Enfócate en el presente. Vive cada caricia, toque, abrazo, beso, movimiento sin pensar en lo que vendrá. No te apresures en alcanzar una meta… Transforma al juego previo, en el auténtico juego. Enfócate en el placer que recibes. Cada instante hazlo valioso, atesóralo, disfrútalo.
Sé consciente de ti misma. generalmente estamos pendiente del otro: “¿lo estoy haciendo bien?”, “me verá atractiva?”, “¿se habrá dado cuenta de que engordé unos kilitos?”, “¿sus ex habrán sido mejor que yo”?. Imposible tener un sexo de calidad con todas estas preocupaciones en la cabeza. Una vez más, la propuesta es que sientas. No se trata de ser egoísta, sino de saber entregarse. Muchas, pero muchas mujeres (hombres también) me preguntan: ‘Alessandra: ¿cómo hago para darle el mejor sexo de su vida o de volverme inolvidable? ¿Qué le hago? Dame técnicas!’. Y si pensamos bien, la verdadera preocupación de esta inquietud no es tanto acerca de complacer al otro, sino sobre el temor a no ser los mejores, habla de nuestras inseguridades. Y mientras estás preocupada en ‘complacer’ al otro, ni te acuerdas de ti, y el placer da paso al estrés y la tensión. Y eso, les cuento, se lo transmiten al otro. Y ¡les digo más! No estamos siendo generosos con el otro; sino por el contrario, bastante egoístas, porque tu pareja también quiere que tú sientas: te besa, te acaricia, y tú ni lo registras de tan preocupada que estás por complacerlo a él. Cuanto más te focalices en lo que sientes, más espontánea serás, sentirás más placer y ese placer es contagioso. Tú propio placer hará que el del otro se acreciente.
CLAVE 2: ¡Relájate! Para vivir el momento presente y estar conscientes de lo que sentimos, es vital relajarse. Ya sé! Mientras leen esto, piensan: “¿Pero cómo me relajo, Alessandra, si no puedo dejar de pensar en cómo la estará pasando; si lo hago bien, si bla, bla, bla…?”. Las técnicas de respiración como las que se usan en Yoga o en la meditación, ayudan mucho. De buenas a primeras, esos pensamientos no desaparecerán. No importa. Cuando aparezcan, conscientemente ‘déjalos pasar’ y concéntrate en tus sensaciones. Cuanto más practiques esto, más fácil se te hará deshacerte de esos pensamientos que te taladran la cabecita y entonces, lograrás relajarte.
CLAVE 3: ¡Desconecta tu cabecita! Esto es una consecuencia directa de la relajación y de vivir el momento. Si estás en el ahora, si te entregas a las emociones y sensaciones presentes, poco a poco tu cabecita dejará de boicotearte el placer.
Y ahora sí, volviendo a nuestra preocupación inicial acerca del ‘Gran Oooh!’, si vives el momento, te relajas y sientes, cada segundo de tu encuentro sexual será maravilloso y pleno. Si llegas, ¡qué bien! Y si no llegas, también: ¡Qué maravilla! Has pasado cuánto… ¿horas, muchos minutos? disfrutando de un increíble y verdadero placer.
La vida en pareja
Un estudio realizado por el famoso Instituto Kinsey (publicado por Archives of Sexual Behavior), nos revela datos muy asombrosos sobre la vida en pareja, derrumbando muchos de los mitos sobre la felicidad y el amor.
La investigación fue realizada en Estados Unidos, España, Brasil, Japón y Alemania, a 1009 parejas, que en promedio llevaban 25 años de relación.
Veamos algunas de estas revelaciones:
Los hombres necesitan más mimos que las mujeres. Solemos pensar que somos nosotras, las mujeres, las que necesitamos más el contacto físico, que nos besen y abracen. Pero este estudio demostró que los mimos son más importantes para ellos. Hasta el punto de que aquellos hombres que manifestaron ser consentidos por sus parejas, son tres veces más felices que aquéllos que indicaron contactos físicos más escasos. Sorprendentemente, para las mujeres, los mimos no parecen tener mucha influencia en su relación de pareja. Por el contrario, su satisfacción sexual es más importante a la hora de evaluar la felicidad en pareja.
La clave de la felicidad en pareja. Los factores que nos hacen felices parecen ser diferentes para los hombres y mujeres. En el caso de las mujeres, los factores claves fueron: la duración de su relación y el buen desempeño sexual: y esto es muy importante, chicas, porque según este estudio, la felicidad pasa porque nos sintamos satisfechas con nuestra sexualidad, que pongamos el acento en nosotras y no tanto en la otra persona. Es decir, cuanto más nos animamos a disfrutar y a satisfacer nuestras propias necesidades sexuales, ¡más felices estaremos con nuestra relación!
En el caso de los hombres, los factores claves son las relaciones prolongadas, el buen estado físico (los hombres saludables fueron 67% más proclives a indicar que eran felices en sus relaciones, que aquéllos con achaques), buen desempeño sexual y satisfacción sexual. ¡El estudio destaca que los hombres más felices son aquellos que le dan importancia a los orgasmos de sus esposas! Una razón más, chicas, para que se concentren en su propio placer; porque ¡ahora la felicidad será por dos!
Consejos para las parejas, como actuar en infidelidad, noviazgo y mucho amor
jueves, 2 de abril de 2015
Medidas Qué hacer en caso de crisis en la pareja
Despido laboral, falta de dinero, pérdida de un ser querido. Los motivos por los que una persona pasa por una crisis son varios, mientras que para su compañero solo existe uno: ayudarlo, apoyarlo con tal de arrancarlo de ese pozo negro o episodio más apático. No obstante, muchas veces, pese a nuestros intentos, la persona no parece querer salir de su crisis, es entonces cuando te preguntas qué puedes hacer cuando tu ayuda no es suficiente para tu pareja. Cuando alguien sufre una crisis, desplegar la comunicación es algo esencial en la pareja: preguntarle, adoptar medidas, recomendarle soluciones y hagan cosas diferentes a las anteriores. Sin embargo, a veces todo esto parece tener un resultado que se desvanece. ¿No has pensado en recomendarle que se enfrente al problema? Si estamos hablando de una enfermedad, la situación requerirá mucha más atención y tolerancia por tu parte. Por otro lado es muy importante que te valores a ti misma, porque si tu caes, nada tendrá solución.
¿Ellas mienten mejor?
Muchas veces se han hecho comparaciones entre las mentiras masculinas y femeninas. Se dice que los hombres mienten más que ellas; sin embargo no es que él mienta menos, sino que ellas lo hacen mejor o por lo menos es lo que afirman los especialistas.
¿Por qué miente? Algunas mujeres lo hacen para salvar la relación, especialmente si la pareja es muy celosa o sobreprotectora, con las ya conocidas mentiras piadosas, expresó el psicólogo Johnny Ledezma. Por su parte la psicoanalista Liliana Zabala comentó que es parte de la naturaleza femenina, no es nada patológico y que por lo general son mentiras piadosas, más aún cuando su pareja le pregunta por relaciones pasadas, ella debe contestar pero no dar detalles para evitar malos entendidos.
'Teatrera'. Ledezma indicó que la mujer es más teatral, su actuación es convincente. "Ellas tienen más habilidad para esto". Asimismo, mencionó que el hombre no lo es y por eso es más fácil de que sea descubierto. La psicoanalista Zabala explicó que la mayoría de las mujeres son buenas actrices, con la histeria consiguen mucho, se ponen a llorar y así logran chantajear.
Cuerpo. El especialista sostuvo que la postura de ellas cambia camuflando la mentira, "es una de sus estrategias". Además acotó que sus palabras tienden a ser negativas.
Intimidad. Zabala remarcó que si la mujer durante la intimidad dice "estoy bien", no le crean, no está diciendo la verdad.
¿Celos? Muchas veces ellas le dicen a su pareja que "no me importa que mires a otra mujer"; sin embargo sí le molesta, seguramente ella hará una risa fingida y sus ojos se pondrán fijos, describió Zabala.
¿Cómo detectarlo? Si a tu pareja le preguntas algo y él o ella mira a su izquierda, está recordando lo sucedido, pero si mira a su derecha está fantaseando, sostuvo Ledezma.
Es malo o bueno. El profesional señaló que tanto el varón como la mujer dicen buenas y malas mentiras, por ejemplo ella está enferma su pareja le dice que se ve radiante, porque si habla la verdad tal vez su salud empeore, en este caso es positivo. Asimismo, agregó que es malo cuando rompe el compromiso, la lealtad y la fidelidad.
¿Por qué miente? Algunas mujeres lo hacen para salvar la relación, especialmente si la pareja es muy celosa o sobreprotectora, con las ya conocidas mentiras piadosas, expresó el psicólogo Johnny Ledezma. Por su parte la psicoanalista Liliana Zabala comentó que es parte de la naturaleza femenina, no es nada patológico y que por lo general son mentiras piadosas, más aún cuando su pareja le pregunta por relaciones pasadas, ella debe contestar pero no dar detalles para evitar malos entendidos.
'Teatrera'. Ledezma indicó que la mujer es más teatral, su actuación es convincente. "Ellas tienen más habilidad para esto". Asimismo, mencionó que el hombre no lo es y por eso es más fácil de que sea descubierto. La psicoanalista Zabala explicó que la mayoría de las mujeres son buenas actrices, con la histeria consiguen mucho, se ponen a llorar y así logran chantajear.
Cuerpo. El especialista sostuvo que la postura de ellas cambia camuflando la mentira, "es una de sus estrategias". Además acotó que sus palabras tienden a ser negativas.
Intimidad. Zabala remarcó que si la mujer durante la intimidad dice "estoy bien", no le crean, no está diciendo la verdad.
¿Celos? Muchas veces ellas le dicen a su pareja que "no me importa que mires a otra mujer"; sin embargo sí le molesta, seguramente ella hará una risa fingida y sus ojos se pondrán fijos, describió Zabala.
¿Cómo detectarlo? Si a tu pareja le preguntas algo y él o ella mira a su izquierda, está recordando lo sucedido, pero si mira a su derecha está fantaseando, sostuvo Ledezma.
Es malo o bueno. El profesional señaló que tanto el varón como la mujer dicen buenas y malas mentiras, por ejemplo ella está enferma su pareja le dice que se ve radiante, porque si habla la verdad tal vez su salud empeore, en este caso es positivo. Asimismo, agregó que es malo cuando rompe el compromiso, la lealtad y la fidelidad.
lunes, 30 de marzo de 2015
¿Es la diferencia de edad un obstáculo para el amor?
Michael Douglas y Catherine Zeta-Zones, Harrison Ford y Calista Flockhart o Bruce Willis y Emma Heming. Son actores, ricos y famosos. Pero además de eso, a todos les une otro factor: la diferencia de edad, para ellos, no es un obstáculo en el amor. Apartando a un lado los tópicos y las frases del tipo el amor todo lo puede o con amor todo es posible, ¿puede una relación ser satisfactoria y duradera habiendo entre sus miembros una amplia diferencia de edad? ¿Existe el éxito en estas parejas?
En la actualidad, y pesar de la palpable evolución en los códigos y normas sociales, todavía existen algunas restricciones. "Si el hombres es hasta 10 años mayor que la mujer, no suele haber problema. A nivel social, está bien aceptado", señala Antonio Bolinches, psicólogo especialista en terapia de pareja y miembro de la junta directiva de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS). Pero si el hombre es 20 años mayor, aquí si hay un salto generacional y la sociedad lo ve como algo negativo. Todavía no está aceptado tanta diferencia de edad entre ambos. Y por último, "si el hombre es entre 10 y 20 años mayor, dependerá de las particularidades de las partes", explica este especialista en sexología, autor de los libros Amor al segundo intento y Sexo Sabio, donde aborda factor de las relaciones.
En cualquier caso, siempre que el hombre sea mayor que la mujer, aunque existan excepciones, se suele ver mejor que si la mujer es mucho mayor al hombre. Nada ha cambiado a pesar de los años: en estos casos, asegura Bolinches, la aceptación por parte de la sociedad es mucho peor. Y en todo caso, matiza, sólo se consiente en mujeres famosas, con cierto renombre y poder. Pero, "la mayoría de las mujeres no se atreven a que haya mucha diferencia entre ellos, si ella es mayor que él. Todavía se ve como hándicap".
Sin embargo, para una pareja funcione habiendo una cierta, o importante diferencia de edad, no se trata sólo de los años de diferencia, sino del contexto social, de las historias vividas, de la educación y los valores recibidos a lo largo de la vida. "Los problemas entre estas parejas aparecen por otras cuestiones, no por cuestiones de edad", afirma Asunción Coronado, directora del Instituto de Sexología Al-Andalus de Granada.
Cuando hablamos de una diferencia de más de 10 años, lo que va a determinar las relaciones son los elementos de tipo culturales: el momento de la historia que ha vivido cada uno, cómo pensamos con respecto a un tema, qué valores tenemos ambos, qué ideología y qué pensamientos se tienen en según qué cuestiones. Un ejemplo muy claro es una pareja que se llevaban 10 años que acudió a consulta para intentar solucionar sus conflictos. "Los problemas entre la pareja no estaban en la diferencia de edad, sino en la mentalidad de ambos", expone Coronado. Él era una persona más liberal a nivel sexual que su pareja, con menos normas o menos restricciones, y eso fue una de las cosas que fundamentalmente, mermó la relación. Por tanto, los valores y la forma de ver la vida en común ocupan un lugar fundamental dentro de las parejas, más que la edad en sí.
¿Qué buscan en la diferencia?
¿Qué es lo que busca un hombre en una mujer más joven? ¿Qué busca una mujer en una hombre más joven que ella? "Al lanzar esta pregunta, diríamos de diríamos de entrada y a bocajarro que el varón mayor busca sentirse más joven y poderoso y busca una representación de éxito social. Y la mujer joven puede buscar una figura paterna o una estabilidad mayor o incluso una madurez que no encuentra en sus coetáneos", responde Delfina Mieville, socióloga, sexóloga y agente de igualdad. Sin embargo, tienen un sesgo de género. Y su vez, añade la experta, un sesgo cultural: "La sociedad envejece más, pero a la vez somos más jóvenes (los 30 de ahora son los 20 de hace unos años y los 60 los antiguos 50). Se exige juventud, pero se exige más juventud a las mujeres. Tendemos a adultizara la juventud (darles menos espacio de decisión y exigirles experiencia) y a exigir juventud a los y las adultas (que sea divertido, dinámico, que esté en forma y que, por supuesto, parezca más joven). Esto es la exigencia de la modernidad: ser productivos cuanto más tiempo y cantidad, mejor".
De este modo, y teniendo este marco social de fondo, extrapolado a las relaciones, hemos de entender, explica Mieville, que las relaciones sanas tienen, entre sus muchas condiciones, que ser equitativas. Es decir, que no existan relaciones de poder entre sus miembros. En la actualidad, añade Bolinches, la mujer ya no busca tanto la protección del hombre, pero en cambio el hombre, por regla general, sigue buscando la relación cómoda. El hombre, afirma, quiere, normalmente, ser él el admirado.
El hombre generalmente, a partir de los 45-50 años, indica Coronado, tienen una necesidad de reafirme, y buscan relaciones por ello en personas más jóvenes. Por su parte, las mujeres a esa edad, la necesidad de reafirmarse viene dada por el hecho de la conquista en sí, por tanto la edad no tiene tanto que ver en este caso. Su autoestima se refuerza en base a la conquista. Y no tanto en el sexo como en el caso de los hombres. Pero, insiste, esto no tiene siempre por qué ser así.
No cabe duda de que la edad es un factor de riesgo en sí que, según Bolinches, tiene que relacionarse con otros cuatro elementos fundamentales para tener éxito en las relaciones: acoplamiento sexual, carácter complementario, escala similar de valores y proyecto de vida convergente. "La pareja tiene que ser como una mesa que tiene que soportarse sobre estas cuatro patas", afirma. Del mismo modo, confirma y concluye Coronado, la edad en sí no es un motivo de conflictos, lo realmente importante en las relaciones es tener una escala de valores similares, una ideología afín, unos gustos parecidos o complementarios y la idea de un futuro común parecido. Por ejemplo, si un miembro de la pareja quiere tener hijos y otro no, algo no marcha bien.
En la actualidad, y pesar de la palpable evolución en los códigos y normas sociales, todavía existen algunas restricciones. "Si el hombres es hasta 10 años mayor que la mujer, no suele haber problema. A nivel social, está bien aceptado", señala Antonio Bolinches, psicólogo especialista en terapia de pareja y miembro de la junta directiva de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS). Pero si el hombre es 20 años mayor, aquí si hay un salto generacional y la sociedad lo ve como algo negativo. Todavía no está aceptado tanta diferencia de edad entre ambos. Y por último, "si el hombre es entre 10 y 20 años mayor, dependerá de las particularidades de las partes", explica este especialista en sexología, autor de los libros Amor al segundo intento y Sexo Sabio, donde aborda factor de las relaciones.
En cualquier caso, siempre que el hombre sea mayor que la mujer, aunque existan excepciones, se suele ver mejor que si la mujer es mucho mayor al hombre. Nada ha cambiado a pesar de los años: en estos casos, asegura Bolinches, la aceptación por parte de la sociedad es mucho peor. Y en todo caso, matiza, sólo se consiente en mujeres famosas, con cierto renombre y poder. Pero, "la mayoría de las mujeres no se atreven a que haya mucha diferencia entre ellos, si ella es mayor que él. Todavía se ve como hándicap".
Sin embargo, para una pareja funcione habiendo una cierta, o importante diferencia de edad, no se trata sólo de los años de diferencia, sino del contexto social, de las historias vividas, de la educación y los valores recibidos a lo largo de la vida. "Los problemas entre estas parejas aparecen por otras cuestiones, no por cuestiones de edad", afirma Asunción Coronado, directora del Instituto de Sexología Al-Andalus de Granada.
Cuando hablamos de una diferencia de más de 10 años, lo que va a determinar las relaciones son los elementos de tipo culturales: el momento de la historia que ha vivido cada uno, cómo pensamos con respecto a un tema, qué valores tenemos ambos, qué ideología y qué pensamientos se tienen en según qué cuestiones. Un ejemplo muy claro es una pareja que se llevaban 10 años que acudió a consulta para intentar solucionar sus conflictos. "Los problemas entre la pareja no estaban en la diferencia de edad, sino en la mentalidad de ambos", expone Coronado. Él era una persona más liberal a nivel sexual que su pareja, con menos normas o menos restricciones, y eso fue una de las cosas que fundamentalmente, mermó la relación. Por tanto, los valores y la forma de ver la vida en común ocupan un lugar fundamental dentro de las parejas, más que la edad en sí.
¿Qué buscan en la diferencia?
¿Qué es lo que busca un hombre en una mujer más joven? ¿Qué busca una mujer en una hombre más joven que ella? "Al lanzar esta pregunta, diríamos de diríamos de entrada y a bocajarro que el varón mayor busca sentirse más joven y poderoso y busca una representación de éxito social. Y la mujer joven puede buscar una figura paterna o una estabilidad mayor o incluso una madurez que no encuentra en sus coetáneos", responde Delfina Mieville, socióloga, sexóloga y agente de igualdad. Sin embargo, tienen un sesgo de género. Y su vez, añade la experta, un sesgo cultural: "La sociedad envejece más, pero a la vez somos más jóvenes (los 30 de ahora son los 20 de hace unos años y los 60 los antiguos 50). Se exige juventud, pero se exige más juventud a las mujeres. Tendemos a adultizara la juventud (darles menos espacio de decisión y exigirles experiencia) y a exigir juventud a los y las adultas (que sea divertido, dinámico, que esté en forma y que, por supuesto, parezca más joven). Esto es la exigencia de la modernidad: ser productivos cuanto más tiempo y cantidad, mejor".
De este modo, y teniendo este marco social de fondo, extrapolado a las relaciones, hemos de entender, explica Mieville, que las relaciones sanas tienen, entre sus muchas condiciones, que ser equitativas. Es decir, que no existan relaciones de poder entre sus miembros. En la actualidad, añade Bolinches, la mujer ya no busca tanto la protección del hombre, pero en cambio el hombre, por regla general, sigue buscando la relación cómoda. El hombre, afirma, quiere, normalmente, ser él el admirado.
El hombre generalmente, a partir de los 45-50 años, indica Coronado, tienen una necesidad de reafirme, y buscan relaciones por ello en personas más jóvenes. Por su parte, las mujeres a esa edad, la necesidad de reafirmarse viene dada por el hecho de la conquista en sí, por tanto la edad no tiene tanto que ver en este caso. Su autoestima se refuerza en base a la conquista. Y no tanto en el sexo como en el caso de los hombres. Pero, insiste, esto no tiene siempre por qué ser así.
No cabe duda de que la edad es un factor de riesgo en sí que, según Bolinches, tiene que relacionarse con otros cuatro elementos fundamentales para tener éxito en las relaciones: acoplamiento sexual, carácter complementario, escala similar de valores y proyecto de vida convergente. "La pareja tiene que ser como una mesa que tiene que soportarse sobre estas cuatro patas", afirma. Del mismo modo, confirma y concluye Coronado, la edad en sí no es un motivo de conflictos, lo realmente importante en las relaciones es tener una escala de valores similares, una ideología afín, unos gustos parecidos o complementarios y la idea de un futuro común parecido. Por ejemplo, si un miembro de la pareja quiere tener hijos y otro no, algo no marcha bien.
El cerebro está programado para recuperarse de una desilusión amorosa
El clásico consejo “el tiempo lo cura todo” parece tener un asidero científico. Al menos así lo establece un estudio de la U. de Saint Louis (EEUU)
Según la investigación, si bien los humanos tienden a ser monógamos, con relaciones que pueden durar años o incluso décadas, a menudo se emparejan con más de una persona a lo largo de su vida, lo que significa que un vínculo sentimental anterior se rompe para dar paso a nuevas relaciones
Pero, ¿cuál es el proceso que permite pasar de un interés romántico a otro? Según Brian Boutwell, autor del estudio, la reproducción. “Este mecanismo (poder superar relaciones de pareja) existiría porque ayuda a romper los lazos sentimentales cuando una relación se vuelve demasiado costosa para la salud reproductiva de un individuo”, explica Boutwell a La Tercera
Para arribar a su conclusión, el experto realizó una revisión de otros estudios que sugerían la existencia de un mecanismo mental que facilitaba el quiebre y separación de un antiguo amor, mecanismo que el llama “expulsión de la pareja”
“Nuestra revisión de la literatura disponible sugiere que todos tenemos un engranaje en el cerebro, diseñado por la selección natural, que nos permite superar los períodos tumultuosos en nuestras vidas”, dice. Esta adaptación psicológica no sería una respuesta a voluntad, al menos no en un comienzo, sino que “mecanismos en el cerebro gatillan la decisión de quiebre de manera inconsciente hasta llegar al nivel de conciencia”
Según Boutwell, hay regiones del cerebro, entre ellas la corteza prefrontal, que juegan un papel fundamental en la evaluación de sí continuar o no con la pareja, evaluando si es una estrategia saludable o una pérdida de tiempo y recursos
Si bien hay quienes olvidan más fácil a su ex, otros pueden tardar mucho tiempo. Todo forma parte de una serie continua de factores, tanto ambientales como genéticos, explica el académico. “Hay circunstancias donde una relación de largo plazo será la mejor adaptación, y casos donde la expulsión de la pareja resulte más provechoso”, agrega
Al analizar resonancias magnéticas de personas que aseguraban estar profundamente enamoradas, observó una elevada actividad neuronal en las áreas del cerebro relacionadas con el placer, similar a la que muestran los consumidores de cocaína. “La sensación inicial de amor, cuando se quiere estar constantemente cerca de la otra persona, es muy similar a una adicción”, explica Boutwell. Por lo mismo, añade el experto, desenamorarse es comparable con pedirle a un adicto que rompa el círculo de dependencia
Tras examinar imágenes cerebrales de antiguos consumidores de droga, en un intento por predecir cómo luciría el de aquellos que pasan por un quiebre amoroso, el nuevo estudio sugiere que diferentes zonas del cerebro trabajan de manera conjunta para facilitar que la persona siga adelante y encuentre una nueva pareja, de la misma forma en que el sistema nervioso de un adicto se recupera de la adicción. Estudiar el cerebro de hombres y mujeres tras una profunda desilusión amorosa daría más pistas que avalen las conclusiones de la investigación, finaliza Boutwell.
Según la investigación, si bien los humanos tienden a ser monógamos, con relaciones que pueden durar años o incluso décadas, a menudo se emparejan con más de una persona a lo largo de su vida, lo que significa que un vínculo sentimental anterior se rompe para dar paso a nuevas relaciones
Pero, ¿cuál es el proceso que permite pasar de un interés romántico a otro? Según Brian Boutwell, autor del estudio, la reproducción. “Este mecanismo (poder superar relaciones de pareja) existiría porque ayuda a romper los lazos sentimentales cuando una relación se vuelve demasiado costosa para la salud reproductiva de un individuo”, explica Boutwell a La Tercera
Para arribar a su conclusión, el experto realizó una revisión de otros estudios que sugerían la existencia de un mecanismo mental que facilitaba el quiebre y separación de un antiguo amor, mecanismo que el llama “expulsión de la pareja”
“Nuestra revisión de la literatura disponible sugiere que todos tenemos un engranaje en el cerebro, diseñado por la selección natural, que nos permite superar los períodos tumultuosos en nuestras vidas”, dice. Esta adaptación psicológica no sería una respuesta a voluntad, al menos no en un comienzo, sino que “mecanismos en el cerebro gatillan la decisión de quiebre de manera inconsciente hasta llegar al nivel de conciencia”
Según Boutwell, hay regiones del cerebro, entre ellas la corteza prefrontal, que juegan un papel fundamental en la evaluación de sí continuar o no con la pareja, evaluando si es una estrategia saludable o una pérdida de tiempo y recursos
Si bien hay quienes olvidan más fácil a su ex, otros pueden tardar mucho tiempo. Todo forma parte de una serie continua de factores, tanto ambientales como genéticos, explica el académico. “Hay circunstancias donde una relación de largo plazo será la mejor adaptación, y casos donde la expulsión de la pareja resulte más provechoso”, agrega
Al analizar resonancias magnéticas de personas que aseguraban estar profundamente enamoradas, observó una elevada actividad neuronal en las áreas del cerebro relacionadas con el placer, similar a la que muestran los consumidores de cocaína. “La sensación inicial de amor, cuando se quiere estar constantemente cerca de la otra persona, es muy similar a una adicción”, explica Boutwell. Por lo mismo, añade el experto, desenamorarse es comparable con pedirle a un adicto que rompa el círculo de dependencia
Tras examinar imágenes cerebrales de antiguos consumidores de droga, en un intento por predecir cómo luciría el de aquellos que pasan por un quiebre amoroso, el nuevo estudio sugiere que diferentes zonas del cerebro trabajan de manera conjunta para facilitar que la persona siga adelante y encuentre una nueva pareja, de la misma forma en que el sistema nervioso de un adicto se recupera de la adicción. Estudiar el cerebro de hombres y mujeres tras una profunda desilusión amorosa daría más pistas que avalen las conclusiones de la investigación, finaliza Boutwell.
jueves, 26 de marzo de 2015
¿Diste mucho y recibiste muy poco?
¿Alguna vez has dicho esta expresión?: “qué persona tan mal agradecida, le di todo y mira como me paga”. ¡Por supuesto!
Todos en algún momento hemos tenido que lidiar con alguien que no valoró nuestros esfuerzos o nuestro amor. Tal vez fue tu ex novio, tu marido, tu jefe o una amiga ingrata.
A lo mejor te desviviste por ayudarle; le cubriste la espalda, lo consolaste y hasta le prestaste dinero pero cuando tú lo necesitaste, olvidó todos tus sacrificios y te volteó la espalda. O tal vez entregaste todo su amor y a cambio recibiste un desengaño.
Si te preguntas: “¿Cómo es posible que dí tanto y recibí tan poco?” ¡No te preocupes! Cuando das de corazón, o sea, cuando das porque te nace y no porque debes o tienes que hacerlo, estas destinado a recibir buenos frutos. Quizás no vengan directamente de la persona a quien le diste, pero en algún aspecto de tu vida se manifestará la recompensa.
La energía del Universo se mueve en un flujo constante de dar y recibir. Cuando das con buenas intenciones esa bondad regresa a ti. El verdadero intercambio no es entre la otra persona y tú, sino entre el Universo y tú. Hay una ley espiritual que explica esta verdad: La Ley de Dar, la cual establece que recibes en proporción directa a lo que entregas de corazón.
No te sientas frustrado si no recibiste lo que mereces, tarde a temprano serás recompensado. Y esa persona que tomo ventaja de ti y se aprovecho de tu nobleza, está en deuda con el Universo, así que tarde o temprano ¡tendrá que pagar lo que robó!
¡Atención! Si tuviste una desilusión en el pasado y ahora te niegas a dar, te advierto que dar genera recibir y recibir genera dar.
Si detienes este flujo, estas interfiriendo con la corriente del Universo. Lo valioso como amor, felicidad, amistad, paz, dinero y conocimiento, únicamente se multiplica cuando lo das. De hecho, aquello que no se multiplica a través de dar es que no vale la pena ni darlo ni recibirlo. ¡Recuerda que entre más das, más recibirás!
Para más motivación visita:
www.MariaMarin.com
síguela en twitter @maria_marin
Todos en algún momento hemos tenido que lidiar con alguien que no valoró nuestros esfuerzos o nuestro amor. Tal vez fue tu ex novio, tu marido, tu jefe o una amiga ingrata.
A lo mejor te desviviste por ayudarle; le cubriste la espalda, lo consolaste y hasta le prestaste dinero pero cuando tú lo necesitaste, olvidó todos tus sacrificios y te volteó la espalda. O tal vez entregaste todo su amor y a cambio recibiste un desengaño.
Si te preguntas: “¿Cómo es posible que dí tanto y recibí tan poco?” ¡No te preocupes! Cuando das de corazón, o sea, cuando das porque te nace y no porque debes o tienes que hacerlo, estas destinado a recibir buenos frutos. Quizás no vengan directamente de la persona a quien le diste, pero en algún aspecto de tu vida se manifestará la recompensa.
La energía del Universo se mueve en un flujo constante de dar y recibir. Cuando das con buenas intenciones esa bondad regresa a ti. El verdadero intercambio no es entre la otra persona y tú, sino entre el Universo y tú. Hay una ley espiritual que explica esta verdad: La Ley de Dar, la cual establece que recibes en proporción directa a lo que entregas de corazón.
No te sientas frustrado si no recibiste lo que mereces, tarde a temprano serás recompensado. Y esa persona que tomo ventaja de ti y se aprovecho de tu nobleza, está en deuda con el Universo, así que tarde o temprano ¡tendrá que pagar lo que robó!
¡Atención! Si tuviste una desilusión en el pasado y ahora te niegas a dar, te advierto que dar genera recibir y recibir genera dar.
Si detienes este flujo, estas interfiriendo con la corriente del Universo. Lo valioso como amor, felicidad, amistad, paz, dinero y conocimiento, únicamente se multiplica cuando lo das. De hecho, aquello que no se multiplica a través de dar es que no vale la pena ni darlo ni recibirlo. ¡Recuerda que entre más das, más recibirás!
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Conoce las reglas para una relación a distancia
Tener una relación a distancia es algo cada vez más usual en este mundo globalizado, de crisis económica que obliga a ciertas parejas a separarse, por ambiciones, estudios y viajes de negocios. No importa el motivo, pero sí la motivación de dos enamorados que ansían conducir esta etapa hacia un futuro en común.
Pasos. Primero, fija un objetivo y un destino en común tras esos meses de espera, que les ayudará a entender mejor los motivos de la distancia y especialmente, a ilusionarse y convertirse en arquitectos de su propia felicidad desde su respectivos lugares de origen. Segundo, tener una relación a distancia no significa que tengas que permanecer encerrada en tu casa día y noche. Esta será una buena oportunidad para realizar esos proyectos que dejaste atrás. Tercero, deben conversar de todo y por último no tienes que ser celosa.
Pasos. Primero, fija un objetivo y un destino en común tras esos meses de espera, que les ayudará a entender mejor los motivos de la distancia y especialmente, a ilusionarse y convertirse en arquitectos de su propia felicidad desde su respectivos lugares de origen. Segundo, tener una relación a distancia no significa que tengas que permanecer encerrada en tu casa día y noche. Esta será una buena oportunidad para realizar esos proyectos que dejaste atrás. Tercero, deben conversar de todo y por último no tienes que ser celosa.
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