El clásico consejo “el tiempo lo cura todo” parece tener un asidero científico. Al menos así lo establece un estudio de la U. de Saint Louis (EEUU)
Según la investigación, si bien los humanos tienden a ser monógamos, con relaciones que pueden durar años o incluso décadas, a menudo se emparejan con más de una persona a lo largo de su vida, lo que significa que un vínculo sentimental anterior se rompe para dar paso a nuevas relaciones
Pero, ¿cuál es el proceso que permite pasar de un interés romántico a otro? Según Brian Boutwell, autor del estudio, la reproducción. “Este mecanismo (poder superar relaciones de pareja) existiría porque ayuda a romper los lazos sentimentales cuando una relación se vuelve demasiado costosa para la salud reproductiva de un individuo”, explica Boutwell a La Tercera
Para arribar a su conclusión, el experto realizó una revisión de otros estudios que sugerían la existencia de un mecanismo mental que facilitaba el quiebre y separación de un antiguo amor, mecanismo que el llama “expulsión de la pareja”
“Nuestra revisión de la literatura disponible sugiere que todos tenemos un engranaje en el cerebro, diseñado por la selección natural, que nos permite superar los períodos tumultuosos en nuestras vidas”, dice. Esta adaptación psicológica no sería una respuesta a voluntad, al menos no en un comienzo, sino que “mecanismos en el cerebro gatillan la decisión de quiebre de manera inconsciente hasta llegar al nivel de conciencia”
Según Boutwell, hay regiones del cerebro, entre ellas la corteza prefrontal, que juegan un papel fundamental en la evaluación de sí continuar o no con la pareja, evaluando si es una estrategia saludable o una pérdida de tiempo y recursos
Si bien hay quienes olvidan más fácil a su ex, otros pueden tardar mucho tiempo. Todo forma parte de una serie continua de factores, tanto ambientales como genéticos, explica el académico. “Hay circunstancias donde una relación de largo plazo será la mejor adaptación, y casos donde la expulsión de la pareja resulte más provechoso”, agrega
Al analizar resonancias magnéticas de personas que aseguraban estar profundamente enamoradas, observó una elevada actividad neuronal en las áreas del cerebro relacionadas con el placer, similar a la que muestran los consumidores de cocaína. “La sensación inicial de amor, cuando se quiere estar constantemente cerca de la otra persona, es muy similar a una adicción”, explica Boutwell. Por lo mismo, añade el experto, desenamorarse es comparable con pedirle a un adicto que rompa el círculo de dependencia
Tras examinar imágenes cerebrales de antiguos consumidores de droga, en un intento por predecir cómo luciría el de aquellos que pasan por un quiebre amoroso, el nuevo estudio sugiere que diferentes zonas del cerebro trabajan de manera conjunta para facilitar que la persona siga adelante y encuentre una nueva pareja, de la misma forma en que el sistema nervioso de un adicto se recupera de la adicción. Estudiar el cerebro de hombres y mujeres tras una profunda desilusión amorosa daría más pistas que avalen las conclusiones de la investigación, finaliza Boutwell.
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