¿Quién dijo que las manchas de vino o sangre en la ropa blanca no pueden salir? Nuestras awichas se reunieron y nos confiaron algunas fórmulas que dan excelentes resultados.
Deja caer un poco de agua oxigenada (de más de 10 vol) sobre la mancha de vino y, con la ayuda de una escobilla, cepilla teniendo el cuidado de no desgastar la tela de la prenda. Luego métela en un recipiente con agua fría (si la usas caliente, fijará más la mancha), agrégale detergente con un poco de lavandina (si la prensa es blanca) y frota manualmente.
Si bien estas manchas son muy difíciles de sacar, no es una labor imposible. Según nuestra abuelita Rebeca, puedes dejar un algodón mojado en agua oxigenada sobre la mancha por 15 minutos y luego raspar con una cucharilla sólo esa parte para que la mancha no se extienda.
Otras abuelas prefieren echar sal con agua caliente y lavandina. No debes dejar la mancha en reposo porque la lavandina cambia de color a lo blanco si se deja por mucho tiempo. Debes frotar en ese momento y enjuagar enseguida.
Procesos
Estos procedimientos son de tipo físico (cambios de estado o disoluciones), que siempre serán preferibles a los químicos, ya que son menos abrasivos y no causan destrozos en ningún material.
Prueba en una esquina
No todas las telas y tintes soportan los mismos tratamientos; por lo que es aconsejable probar en una esquina o zona no visible de la prenda antes de realizar el proceso. A veces fijamos más la mancha y tu prenda favorita pasará a ser sólo un trapo.
Quita el mal olor
Una vez eliminada la mancha, debes tratar la prenda con diclorometano y posteriormente con etanol disuelto en agua (cómpralos en las farmacias). En algunos casos es necesario porque queda el olor particular del agua oxigenada.
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