Basta de monólogos! A veces no dejamos a nuestros hijos terminar su frase tras un reproche. La comunicación para ser útil, debe ser en los dos sentidos
“mira que te lo tengo dicho: si estudias para los exámenes a último momento nunca irás debidamente preparado”, dice el padre. “Pero, mamá…”, responde la hija, sin ser escuchada.
“Arregla tu habitación, ¿cuántas veces voy a repetírtelo”, advierte la madre. “Pero, mamá…”, contesta el hijo, sin que sus explicaciones sean atendidas, porque la mujer que lo trajo al mundo prosigue con su cascada de reproches y advertencias.
Diálogos como estos, en los que los padres hablan y a sus hijos sólo les dan la opción de escuchar, son moneda corriente en la mayoría de las familias. Pero, ¿realmente sirve para algo?
“Con la actitud repetitiva de “hablar sin escuchar”, muchos padres se privan de entender mejor a sus hijos e incluso de aprender de ellos”, explica la terapeuta Rocío A. Peña, experta en educación infantil, quien recuerda que “algunas corrientes de la psicopedagogía moderna, establecen que los hijos pueden ayudar a sus padres a ponerlos en contacto con el mundo actual y a evitar su anquilosamiento mental”.
“Si los padres desean comunicarse mejor con sus hijos cuando crezcan y entren en la conflictiva etapa de la adolescencia, deben plantear su comunicación con ellos como un diálogo respetuoso, en lugar del acostumbrado monólogo paterno-filial en el que uno habla y el otro sólo escucha”, aconseja la terapeuta y educadora.
Aunque esta no es la única razón para cultivar la reciprocidad en la comunicación familiar; las investigaciones más recientes desvelan que escuchar lo que nos dicen nuestros niños es tan importante como hablarles, ya que les puede ayudar a desarrollar habilidades del habla y del lenguaje.
De ida y vuelta
Para que sea útil, la comunicación entre padres e hijos debe ser "de doble sentido”, de ida y vuelta, según se desprende de una reciente investigación de la Universidad de California en Los Ángeles en EEUU..
Distintas investigaciones han comprobado que leer libros a los pequeños les ayuda a que adquieran los principios del lenguaje y a aumentar su desarrollo cognitivo pero, de acuerdo con los investigadores de UCLA, existe un modo mejor de contribuir a su progreso: charlar con ellos, invitarles a que dialoguen con los adultos y, si se les lee un cuento, hacerles preguntas para que puedan expresar lo que entienden.
Además, según este trabajo dirigido por el doctor Frederick Zimmerman, profesor de la Facultad de Salud Pública de UCLA, y publicado en la revista “Pediatrics”, los niños pequeños que pasan más horas mirando la televisión tienen un peor desarrollo lingüístico, porque cuanto más tiempo pasa un niño delante de la tele, menos tiempo dedica a interactuar con la gente mayor.
En la investigación, en la que participaron 275 familias monolingües, se grabaron las conversaciones entre hijos y padres, desde que se despertaban hasta que se acostaban, un día completo cada mes, a largo de seis meses para un grupo y de 18 meses para un subgrupo de participantes.
Así se comprobó que aquellos niños que más hablaban con adultos, eran los que adquirían un lenguaje más rico, un fenómeno que sin embargo no se producía con aquellos a los que se les leían más cuentos o veían más televisión. La investigación encontró que, en las 71 familias estudiadas durante 18 meses, incluso los niños que al principio parecían más callados mejoraban si se les hablaba, en tanto que los que parecían más elocuentes se estancaban si no dialogaban con los padres.
A más diálogo, más desarrollo
Al parecer, ese diálogo con los adultos era la causa, y no sólo la consecuencia, de que un niño pueda tener un buen desarrollo lingüístico, explicó el doctor Frederick Zimmerman, quien señala que "los padres no sólo deberían preocuparse de hablar a los niños, sino de hablar CON los niños".
Para el principal autor del trabajo "lo mejor para los infantes es tener experiencias de comunicación adecuadas y saludables desde una edad temprana, y el mejor tipo de experiencia es una interacción frecuente con adultos y hermanos mayores".
En lo que respecta a desarrollar habilidades del habla y del lenguaje infantiles, el efecto de una conversación “en ambas direcciones” entre un niño y un adulto es casi seis veces mayor que el efecto de una conversación unidireccional de un adulto, según los investigadores estadounidenses.
"Lo que el niño dice es una parte importante de lo que lleva a desarrollar su lenguaje. Mientras más hable un niño, más se refuerza su conocimiento. Escuchar lo que tienen que decir es tan importante como hablarles. La conversación siempre debe ser de dos vías”, señala Zimmerman.
Según la doctora Maxine Orringer, patóloga del habla y del lenguaje del Hospital Infantil de Pittsburg (EE.UU), “los padres pueden aumentar el vocabulario de un niño al hablarle de lo que hacen en ese momento, por ejemplo, diciéndole “te estoy poniendo el pijama ahora mismo”.
"Si los padres pudieran sacar algo de tiempo para conversar con sus hijos, quizá a la hora del baño o de la cena, sería maravilloso. Hay que darle al hijo la oportunidad de hablar, mejor aún sin todas las demás interferencias del ambiente”, aconseja Orringer.
Escúchalo!
• Un hijo poco escuchado puede tener muchos problemas de autoestima.
• Escuchar es más que oír. Es ponerte a disposición de tu hijo. Es ponerte en su lugar.
• Enseñarás y educarás a tu hijo a que también te escuche a ti y a los demás.
Haz el esfuerzo por involucrarte más en lo que dice y cuenta tu hijo. Estarás construyendo un lazo de confianza entre los dos.
• Aprende a escuchar no solo las palabras de tu hijo, pero también sus gestos, silencios, expresiones, etc.
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