A muchas de nosotras nos encanta pasar una noche viendo comedias románticas en el sofá. Nos sentimos identificadas con la protagonista, disfrutamos cuando conoce a un hombre y, aunque sufrimos un poquito en la parte donde la relación parece fracasar, sabemos que todo va a acabar bien y podremos irnos a la cama creyendo en el amor.
El problema es que, a veces, las comedias románticas pueden resultar deprimentes. ¿Por qué ellas se chocan con un hombre maravilloso en el supermercado y tú llevas 20 citas a ciegas con tipos que conoces por Internet, a cual más impresentable? ¿Cómo lo hacen para estar siempre guapísimas aunque estén deprimidísimas porque alguien las ha abandonado?
Seguro que más de una vez has deseado que tu vida se pareciera a una película protagonizada por Julia Roberts o Jennifer López. Pero piénsalo dos veces. En realidad, hay muchas cosas que pasan en las comedias románticas que no querrías que sucedieran en tu vida real. Veamos:
Cancelar una boda en el último momento. Esta escena es todo un clásico. Ella no está segura de amarle o de querer perder su libertad. Y cuando ya están delante del sacerdote, con todos los invitados presentes, la novia sale corriendo. ¿Imaginas que hicieras esto en la vida real, después del tiempo, la energía y el dinero que lleva organizar una boda? Tal vez te sentirías aliviada, pero no te quedarían muchas ganas de repetir (ni amigos a los que invitar).
Uno de los dos se da cuenta de que el otro es el amor de su vida y corre al aeropuerto para decírselo desde la otra punta de la ciudad. Esta escena tampoco puede faltar en una comedia romántica. Por supuesto, siempre llega a tiempo de impedir que su amor tome el avión que le separaría de su lado. Pero reconoce que en la vida real tendrías muchas probabilidades de perderle para siempre.
Ser una jovencita hiperactiva que hace 20 cosas a la vez. Las protagonistas de las comedias románticas siempre son bonitas, dinámicas y atolondradas. Pasean a cinco perros a la vez mientras escriben un mensaje en el móvil y sostienen un café. Preparan el desayuno al mismo tiempo que se visten para ir a trabajar y dan órdenes a la niñera mientras hablan por teléfono. Y aunque siempre, siempre llevan prisa, aparecen frescas y bien vestidas en todo momento. Bien: en la vida real las mujeres también hacemos 20 cosas a la vez, pero no esperes hacerlas todas perfectamente y luciendo tu mejor sonrisa, o te sentirás aún más estresada.
Cuando él interrumpe una reunión de negocios importantísima de ella para decirle que la ama. En la ficción, ésta puede ser la escena más romántica de todas. Pero si tu novio te dejara en evidencia delante de tus socios o inversores, arruinando tu carrera, probablemente querrías que desapareciera de tu vida para siempre.
Tener un suegro que siempre mete la pata y una suegra guapísima y dominante que le regaña por todo y que compite contigo por el amor de su hijo. Muy divertido para verlo en televisión cuando están interpretados por Robert de Niro y Jane Fonda. En la realidad, cuanto menos se entrometan los padres de tu pareja en tu vida, mucho mejor.
Que él sea el típico míster perfecto. Empresario o abogado de éxito, buen cocinero, buen amante, millonario, encantador, sensible… y loco por ti. Sí, ocurre en las películas y en las novelas. En la vida real, un hombre así probablemente tenga un lado oscuro que no tardarás en descubrir (probablemente esté dominado por su tremenda mamá).
Ir siempre perfectamente vestida, con tacones altos, faldas de tubo y vestiditos sin mangas, aunque esté nevando. Por supuesto, si la protagonista es madre, siempre lleva alguna mancha en la chaqueta, aunque no se da cuenta hasta que está delante de su jefe. ¿Seguro que quieres parecerte a ellas? ¿Pasar frío, sufrir dolor de pies, y todo para que llegues a la oficina tan cansada que no te des cuenta de que llevas la chaqueta sucia?
Evitar que tu amante te vea desnuda. En las películas, ellas se enrollan púdicamente la sábana al cuerpo cuando se levantan de la cama después de hacer el amor salvajemente. La verdad es que es un comportamiento absurdo. Deja que él vea tu trasero por detrás a plena luz del día. Te quitarás todos los complejos de golpe y además seguro que a él le sigues gustando. Y si no es así, mejor: lo podrás sacar de tu vida cuanto antes.
Las cosas cambian en un instante. Si la protagonista es una acérrima soltera y dueña de una compañía, basta que él interrumpa su decisión definitiva para que se convierta en madre y esposa. ¡Es todo tan fácil! Pero sólo porque las cosas tienen que suceder en 90 minutos.
El escenario perfecto. En las comedias románticas siempre hay una luz dorada que entra por las ventanas y muestra unas casas maravillosas. Incluso las solteras y las parejas que apenas tienen dinero para sobrevivir viven en unos lofts increíbles, espaciosos y decorados como salidos de una revista. Bueno, si tu casa no es así, no te preocupes.
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