Se define a la disfunción eréctil como la incapacidad para lograr o mantener una erección y poder tener una relación sexual satisfactoria con la pareja.
Las causas pueden ser divididas en dos grupos: psicológicas y orgánicas, entendiendo que aunque la causa sea falla de un órgano, siempre habrá una fuerte influencia psicológica por la importancia que el varón le da a su sexualidad. Comúnmente, se sospecha factores psicológicos cuando la disfunción se presenta de forma aguda, repentina y asociada a algún causante emocional o recuerdo. Por el contrario, las causas orgánicas son de evolución más lenta y progresiva, revelando el daño que se va produciendo en el pene, sus venas, arterias, nervios u otros órganos. A su vez, los agentes orgánicos pueden ser cardiovasculares, neurológicos, hormonales y por fármacos o drogas. Asimismo, las deficiencias cardíacas, anginas de pecho, hipertensión y su tratamiento, diabetes mellitus, elevación del colesterol malo y trastornos endocrinológicos pueden ser considerados como elementos de riesgo para la aparición de la disfunción eréctil. Se deben tomar en cuenta también el tabaquismo, alcoholismo, uso de medicamentos como los antihipertensivos, tranquilizantes, antidepresivos y antiandrógenos que se usan en el tratamiento del cáncer de próstata y en algunos productos para la caída del cabello. Además, en la historia clínica se ha de investigar el consumo de drogas como la cocaína, heroína y darle mucho énfasis a los trastornos afectivos que revelen datos de una baja autoestima, conflictos de pareja, estrés, duelo, desempleo y educación sexual muy prohibitiva. No debemos olvidar el impacto que tienen los abusos sexuales o traumas de la infancia, depresión, ansiedad, psicosis, rechazo o burla por parte de la pareja, entre otros.
La investigación de la causa se inicia a partir de una historia clínica y examen físico detallados y se van agregando estudios cada vez más complejos en la medida en que no sea posible determinar el origen. Además, el tratamiento inicial puede no dar resultado. En centros especializados se realiza un examen llamado Rigiscan-PTN que consiste en registrar durante tres noches las erecciones que se producen normalmente durante el sueño, principalmente con el objetivo de determinar si el causante de la enfermedad es orgánico o psicológico.
En cuanto al tratamiento, éste va escalando por etapas en relación al fracaso de la medicación previa, desde la famosa píldora sildenafil (Viagra) o sus derivados mejorados como vardenafil o tadalafil y el uso de apomorfina que es un supositorio que se inserta en la uretra. También se recurre a las inyecciones en los cuerpos cavernosos del pene, los aparatos de vacío y la colocación de una prótesis peneana que permite la erección del pene cada vez que se requiera. Cada uno de estos tratamientos tiene efectos colaterales y contraindicaciones por lo que no se debe realizar ninguno de estos procedimientos sin previa consulta médica.
Finalmente, hacemos hincapié en la prevención que consiste en dejar de fumar, no abusar del alcohol, realizar ejercicio regularmente, comer sano y controlar el peso. También es importante dormir y descansar eficazmente, no automedicarse y conversar el problema con la pareja.
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