Con el mes de enero, llegan las típicas resoluciones. Perder peso, viajar, renunciar a tu trabajo para ser actriz o actor de Hollywood, convertirse en millonario… ¿Te suena familiar? Lo que la mayoría de las parejas olvida es rehacer el propósito que una vez los unió. Quizás suene un poco cursi, pero es precisamente la monotonía lo que mata la llama, acabando en frustraciones, engaños y vicios.
Es por eso que, así tengan 10 años juntos o apenas estén comenzando a salir, renovar la relación cada día debe convertirse en prioridad.
Después de todo, un matrimonio unido vale más que seis ceros en el banco… Toca verle el lado romántico a la vida, ¿no crees? ¡Anímate a darle un makeover a tu relación!
Planeen juntos. En vez de escribir sus metas en secreto, tracen sus planes beneficiándose mutuamente. Por ejemplo, tal vez quieras perfeccionar tu inglés. ¿Por qué no irse de vacaciones? Si tu mujer desea empezar un negocio de comida, ¿qué tal si te conviertes en su “catador”? De eso se trata, de crecer juntos sin olvidar su esencia.
¡Sorpresas! No te digo que la lleves a un concierto en avión privado a San Francisco, justo como lo hizo Richard Gere en Pretty Woman. Pero sí debes aprender a ser más detallista. El cafecito recién hecho al levantarse, subir la temperatura del aire si tiene frio o comprarle su golosina favorita harán maravillas por su relación, aunque al principio lo veas como simple juego de niños.
Aventúrense. Exploren nuevos lugares, nuevos restaurantes, nuevas carreteras. Se sorprenderían al saber que manejar una milla de más aumenta la curiosidad y la comunicación entre ambos… ¡Así sea para reírse de las metidas de pata del GPS!
Enfócate en ti. Paradójico, ¿no? Hacer las paces con tu cuerpo, tu mente y tu alma te ayudarán a soltar amor y energía extra. Cuando te cuidas, estarás invitando a tu pareja a cuidarte y a mimarte como realmente lo mereces.
Hagan de su tiempo, un momento sagrado. Los padres modernos tenemos la costumbre de poner el trabajo y los hijos por encima de nuestras parejas, olvidándonos por completo de las conversaciones al final del día o los “chismecitos” mañaneros. Haz el esfuerzo de crear una rutina que te permita tener, al menos, unos 15 minutos diarios para ponerte al día con tu marido…
Ponle sal al arroz. En otras palabras, sé más abierta en la intimidad. Dejen la pena o la flojera a un lado y anímense a ponerle sabor a la cama (¡o al piso!). Ya sé que no se consideran unos adolescentes hormonales, pero créeme que practicar “novedades” ayudará a salpicar de romance su relación.
Adiós drama. Perdonen, lloren, olviden, griten… Pero jamás conviertan un problema en una tormenta mayor. Es más fácil decirlo que hacerlo, es un hecho, sin embargo, cuando se hacen el firme propósito de alejarse del drama, es mucho más sencillo sobrellevar los obstáculos de la vida. No se culpen, asuman sus actos y hacia adelante. Eso es un matrimonio… Caer y levantarse con alguien a tu lado.
¡Dividan y conquisten! El mito de los latinos machistas y las mujeres dadivosas sigue vigente. Pero un matrimonio es un baile de dos, una calle de dos vías. Con el fin de mantener la paz mental y un hogar más “decente”, dividan los quehaceres de la casa (¡y no escuches a tu suegra en esto!). Ya es momento de ponerle diversión hasta a lo más inverosímil… ¿Y quién dice que un día de limpieza no puede terminar en un encuentro íntimo en la cama?
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