AMOR VS REALIDAD
ENAMORAMIENTO
El amor “es un sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”, esta es la definición de la Real Academia de la Lengua.
Dicen que este sentimiento es el motor del mundo. Las discusiones, expectativas, teorías y sentimientos se desatan automáticamente con solo pronunciar la palabra. Es, en definitiva, el “trending topic” de todos los días, las horas y los minutos, pero está lleno de trampas.
Esto es porque los mitos sobre el amor nos condenan a sufrir innecesariamente y a preguntarnos invariablemente qué falló.
Creer en las flechas de Cúpido o en la existencia de tu media naranja “puede ser un error garrafal que fácilmente te llevará a quedarte fuera de juego. El desacierto reside también en pensar que el amor es un ente independiente y externo, con cualidades propias, que de alguna manera llega y te toca para instalarse y vivir dentro de uno”.
Así lo defiende el psicólogo clínico David Pulido, para quien, esta externalización de los sentimientos provoca importantes errores, y el primero de ellos es que si se quiere alcanzar el amor te veas obligado a encontrar a tu media naranja: “Algo que indudablemente aumenta la sensación de bienestar cuando crees haberlo hecho, pero que te embarga en la más frustrante de las búsquedas cuando no lo has encontrado y en el más terrible de los infiernos si lo pierdes”. Guionista del filme “Tarde para la ira”, premio Forqué a la mejor película y nominada a los Goya de este año, Pulido sostiene que también cuando se interiorizan procesos se empiezan a cometer fallos disparatados.
“Si no siento lo que se supone que debe sentir alguien que está enamorado, puedo llegar a interrumpir incluso el proceso de conocer a mi pareja, pensando que no podré ser feliz con esa persona. Algo absolutamente falso, porque esas sensaciones pueden corresponder a muchas cosas y ninguna de ellas es la idónea”, menciona Pulido.
Pero, afortunadamente con la edad nos damos cuenta de que ese enamoramiento, como sinónimo de arrebato súbito e intenso, no se da en todas las relaciones, ni garantiza que vaya a ser lo que más feliz te haga.
¿Sigo enamorado?
En su libro “¿Nos estamos volviendo locos?” (Paidós), Pulido desmonta estas y otras creencias sobre los sentimientos y comportamientos más cotidianos del ser humano, y describe esa tendencia, durante la relación, a autoevaluar constantemente si se tienen o no síntomas para ver si el amor está dentro de uno, “como si fuera un virus”, ironiza.
“Decimos estoy enamorado o no, de igual manera que si decimos tengo alto el azúcar o lo tengo bajo, como si fuera algo medible y estamos constantemente preocupados o evaluándonos por si seguimos en ese estado o lo dejamos de estar” y es, reitera, un error.
Como se trata de la emoción más apreciada por los seres humanos, “es ´trending topic´ y como tal está omnipresente en nuestra sociedad, y va ligado a la belleza, al éxito, la felicidad, y son múltiples los estímulos ajenos a la persona deseada que pueden provocar las mismas sensaciones: una canción, un poema una película”, afirma.
Enamorarse, concluye, no está ni fuera ni dentro de la persona, sino que es el resultado de asociaciones “y la cercanía de nuevas respuestas donde influyen tanto las variables de la otra persona, así como los estímulos del entorno”.
Por lo tanto, defiende, se puede ser sujeto activo en un sentimiento que se creía totalmente ajeno a nosotros: “en nuestra mano está el mejorar la aventura de enamorarse, modificando lo que hacemos. Intentar explicar el comportamiento humano en base a cosas internas o externas nos lleva a ideas equivocadas, porque el comportamiento “es una interacción entre el organismo y el entorno”.
Sostiene este psicólogo que cuando decimos “yo en el fondo soy de esta manera o soy de esta otra o no lo sabía, pero estaba enamorado de esa otra persona. Creemos erróneamente en la idea de que dentro de no-
sotros existen cosas como si fuera
un órgano más”.
Empezamos a hablar como si fuéramos un armario de etiquetas que no se corresponde en nada a la realidad, las personas tenemos que fijarnos en lo que hacemos y no tanto en lo que supuestamente somos, y lo que hacemos tiene que ver con la interacción entre nosotros y el entorno.
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